Editorial

Autores/as

  • Dulcinia Torres Cordovés Instituto Superior Pedagógico José de la Luz y Caballero Holguín

Resumen

La revista LUZ rinde homenaje a los alfabetizadores cubanos a través del testimonio de una alfabetizadora.

Campaña de Alfabetización : 43 años después.

Late fuerte el corazón sólo de evocar el recuerdo.
El llamado de Fidel...
La conversación con mis padres. Quiero alfabetizar. Les pido me permitan participar.
La partida. Despedida en Gibara y “Oscar Lucero”.
La llegada a Varadero. Todo nuevo, bello, extraño para una niña de 14 años que nunca se había separado de su casa. Muchas emociones. Alegría, esperanzas. Fervor revolucionario.
¡Aquel himno de la Alfabetización! Ahora como entonces no dejan de brotar las lágrimas y ponerse la piel de gallina: es una mezcla de felicidad y otras cosas que oprimen el pecho. Mi primera gran experiencia en la vida, que marcaría, quizás mi futuro...
... Hora cero. Mi llegada a Dos Ríos del antiguo municipio de Gibara, hoy “Rafael Freyre”en la provincia de Holguín. Mis alumnos:
Félix,
Argelio,
Irene: los que logré alfabetizar.
Pero bueno... y ¿Terina?
Ella, la que huía corriendo a esconderse en el guayabal, cada vez que veía a la brigadista por el trillo hacia su casa.
- No te preocupes, no te mortifiques, ella no quiere aprender, - me decían los demás.
Pero el compromiso moral contraído con la Patria, conmigo misma, era más fuerte:
- “De alguna forma lo lograré”, - pensaba con mucha frecuencia.
Poco a poco, sin que ella lo notara me fui haciendo su amiga, sin hablarle de mi propósito.
Irene, su nuera, mi fiel y aplicada alumna, avanzaba asombrosamente. Las viviendas de ambas estaban separadas sólo por una pared de yaguas.
Esther, más conocida por Terina, sin percatarse, se encariñaba con aquella seria, responsable y dedicada niñita, que muy bien podía ser su nieta. Ya se le acercaba y conversaban de muchas cosas, menos de la lectura y la escritura.
Y fue en una tarde lluviosa, cuando juntas, en medio del ruido de los truenos y del salpicar de las gotas que caían del guano, tomando un traguito de café, por una ocurrencia infantil, la niña, en tono asustadizo, medio misterioso y con opaca voz le dice:
- Usted sabe, Terina, si se me queda alguien sin aprender a leer y escribir, la policía me lleva presa.
Al oír esas palabras, la campesina con temor a que “algo” le sucediera a su “niña”, como ya le decía cariñosamente, le pide con urgencia que le consiga un lápiz y una libreta y le enseñe a escribir.
Realmente tenía muchas limitaciones, pero logró aprender a escribir su nombre.
Ella ... sentía orgullo y satisfacción, porque podía firmar por sí sola, sin tener que poner una cruz, como constancia de recibir la ayuda monetaria que le otorgaban mensualmente.
Yo ... siento orgullo y satisfacción, cuando recuerdo que logré con ella, aunque poco, que aprendiera a firmar.
A los otros tres los alfabeticé, y ... no cambié la ruta.
En la Plaza, aquel histórico 22 de diciembre de 1961, cuando la nueva tarea del Comandante en Jefe era estudiar, decidí hacerme maestra, que al decir de Martí, “es hacerse creador”.
Muchos más alfabeticé después, pero no en nuestra lengua materna. He contribuido, a lo largo de mi vida profesional a formar profesores de Idioma Ruso.

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Publicado

2004-10-01

Cómo citar

Torres Cordovés, D. (2004). Editorial. LUZ, 3(4). Recuperado a partir de https://luz.uho.edu.cu/index.php/luz/article/view/88

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