Editorial

Resumen

Han transcurrido 40 años de los trágicos sucesos ocurridos en la Quebrada del Yuro, donde un pequeño destacamento guerrillero trataba desesperadamente de burlar el cerco que el ejército profesional de Bolivia había tendido, debido a la información ofrecida por elementos traidores, quienes delataron la presencia del Che y sus compañeros de lucha en la zona de Valle Grande.

La batalla que se libraba entonces, no era un simple enfrentamiento entre un grupo de hombres armados y un destacamento del ejército; era la lucha de un ideal revolucionario que pretendía extender la llama de la liberación en un continente lleno de desigualdades, de exclusión social, de pobreza extrema y de humillante explotación imperialista; era la continuación de las luchas por la independencia, iniciada por los próceres de América, que habían quedado truncadas con el posterior establecimiento de regímenes dictatoriales al servicio de los intereses de las oligarquías nacionales y extrajeras, al amparo del poder imperial de los Estados Unidos de América.

Aquellos hombres pusieron muy en alto el sentimiento de solidaridad humana, al revelarse contra toda forma de explotación y de injusticia, y luchar por la emancipación de los oprimidos de cualquier parte del mundo.