El hombre nuevo desde una perspectiva Guevariana.

Autoras:

Lic. Francisca Arranz Aranda

francisca@hlg.rimed.cu

Lic. Yanet Batista Freyre

edith@hlg.rimed.cu

Lic. Yiraldis Claro Rodríguez.

yiraldis@hlg.rimed.cu

 

Resumen

Cuando hablamos del revolucionario, del motor ideológico de la Revolución, del patriota y del internacionalista, la figura del Che se enarbola. La esencia de su pensamiento radica en su ética y esta a su vez está constituida por la concepción del hombre nuevo. En el 40 aniversario de su muerte, los educadores cubanos consagran sus estudios a esta gran figura, por la importancia de sus ideas en la formación del hombre nuevo al que se aspira. En el presente artículo se abordan algunas ideas de su pensamiento; entre ellas, la definición que él le atribuye al hombre nuevo, el papel del trabajo en su formación, los rasgos que lo caracterizan que permiten mancomunar conciencias juveniles, así como los valores éticos y morales que deben identificar a las jóvenes generaciones de revolucionarios. El mismo constituye un material de consulta para los estudiantes en formación y trabajadores de los Institutos Superiores Pedagógicos.

Palabras claves: Ernesto Che Guevara, pensamiento del Che, formación del hombre nuevo, valores éticos y morales.

 

Abstract

When we speak of the revolutionary, of the ideological motor of the Revolution, of the patriot and of the internationalist, the figure of the Che you enarbola. The essence of its thought resides in its ethics and this in turn is constituted by the new man's conception. In the 40 anniversary of their death, the Cuban educators consecrate their studies to this great figure, for the importance of their ideas in the formation of the new man to the one that is aspired. Presently article some ideas of their thought are approached; among them, the definition that he attributes to the new man, the paper of the work in their formation, the features that characterize it that they allow to combine juvenile consciences, as well as the ethical and moral values that should identify to the young generations of revolutionaries. The same one constitutes a consultation material for the students in formation and workers of the Pedagogic Superior Institutes.

Key words: Ernesto Che Guevara, thought of the Che, the new man's formation, value ethical and moral.

 

Desde la antigüedad, los pensadores más avanzados reflexionaron en torno a la necesidad de que el hombre se convirtiera en la medida de todas las cosas, cuando el sentido común parecía confirmar que las cosas y su posesión debían constituirse en la medida de la valía de este. Desde diversas perspectivas ideológicas, diferentes pensadores abogaron porque el mismo dejase de ser un lobo para sus semejantes y se convirtiera en un hermano, dando paso así a una comunidad humana más solidaria y justa. Una muestra significativa de valores solidarios y justos se destacan en la figura de Ernesto Guevara de la Serna.

Cuando nos adentramos en su pensamiento, nos damos cuenta de que su núcleo central está constituido por la concepción del hombre nuevo y de su correspondiente formación. Si bien es verdad que el Che no fue el primero en hablar del hombre nuevo, es el pensador contemporáneo al que se le vincula con más fuerza a esa concepción y desde una perspectiva Marxista; con una visión dialéctica parte del criterio de que el hombre nuevo se forja en el crisol de la práctica revolucionaria, a partir de la transformación del hombre que genera la vieja sociedad.

Para él, el hombre nuevo no es un estado que se alcanza, no es una estación a la que se arriba, no es tampoco una graduación que se concreta: “El hombre nuevo es un camino, un movimiento, un proceso que implica validar la condición de hombre nuevo de manera cotidiana”. (1)  Nadie se gradúa definitivamente de hombre nuevo; se participa de ese proceso; se está en ese camino, en la medida en que el ser humano responde a los problemas golpeantes de su tiempo con una actitud participativa, crítica y comprometida.

No se trata de establecer un signo de igualdad entre el hombre nuevo y el hombre perfecto. El hombre perfecto no ha existido ni existirá jamás; este, según el Che, está presente en todas aquellas individualidades de carne y hueso que trabajan, luchan y mueren día a día por lograr un mundo de justicia y equidad, y para avanzar hacia la última y más importante ambición revolucionaria, que es ver al hombre liberado de su enajenación.

El Guerrillero Heroico vio de manera germinal la aparición del hombre nuevo en aquellos que, sin pedir nada como compensación, se enrolaban en la lucha con el fin de producir transformaciones. No es casual que él viera en el trabajo, en la actividad laboral cotidiana, el escenario idóneo para la formación del hombre nuevo.

Por esa razón consideró el trabajo liberado como base del hombre nuevo, y estimó indispensable potenciar con un contenido moral la actitud ante el trabajo: el trabajo voluntario, los estímulos, la emulación, la lucha por la calidad, la superación cultural y técnica, la planificación y vinculación del estudio con el trabajo. De ahí que él considerara que en el fragor de la práctica revolucionaria, este hombre en gestación iría adquiriendo una mentalidad humanista, colectivista, patriótica e internacionalista, que posibilitaría que el individuo dejara de considerarse lo más importante, para considerar que lo más importante es la nación.

Che dijo un día a los guerrilleros en Bolivia: “Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres; los que no puedan alcanzar ninguno de estos dos estadios, deben decirlo y dejar la lucha”. (2) Los que con él lucharon hasta el final, se hicieron acreedores de estos honrosos calificativos. Ellos simbolizan el tipo de revolucionario y de hombre a quienes la historia, en esta hora, convoca para una tarea verdaderamente dura y difícil: la transformación revolucionaria de América Latina.

Sin ese tipo de revolucionario y de hombre, dispuestos a hacer lo que ellos hicieron; sin el ánimo de enfrentarse a enormes obstáculos que ellos tuvieron; sin la convicción profunda de justicia de su causa y la fe inconmovible en la fuerza invencible de los pueblos que ellos albergaron frente a un poder como el imperialismo yanqui, cuyos recursos militares, técnicos y económicos se hacen sentir en todo el mundo, la liberación de los pueblos de este continente no sería alcanzada”. (3)

Él sabía tocar las fibras más sensibles de los revolucionarios; basaba la disciplina en la conciencia moral del guerrillero y en la fuerza tremenda de su propio ejemplo. Fue un hombre al que nunca le interesaron cargos, mandos y honores; pero estaba firmemente convencido de que en la lucha revolucionaria, guerrillera, el mando militar y político debía estar unificado.

Impresiona profundamente la proeza realizada por este puñado de revolucionarios. La sola lucha contra la naturaleza hostil en que desenvolvía su acción constituye una insuperable página de heroísmo. Nunca en la historia un número tan reducido de hombres emprendió una tarea tan gigantesca. La fe y la convicción absoluta en que la inmensa capacidad revolucionaria de los pueblos de América Latina podía ser despertada, la confianza en sí mismo y la decisión con la que se entregaron a ese objetivo, nos da la justa dimensión de estos hombres”. (4)

Acerca de él se señala que su “figura [...] es imborrable y eterna, se ha ido convirtiendo en bandera de las  causas nobles y de luchas a favor de los pueblos”.  (5)

La ética que propugna Ernesto Che Guevara anuda dialécticamente lo universal que proporciona la herencia conceptual precedente, en lo concreto que aporta el pensamiento revolucionario desde la perspectiva de los países subdesarrollados. Pone énfasis en el papel de los factores espirituales; revela las peculiaridades de un mundo, que para salvar el atraso histórico en que lo sumió la explotación capitalista, necesita acentuar el papel activo de los móviles morales, como agentes de dinamización y transformación revolucionarias.

Existen diversos rasgos del Che que permiten mancomunar conciencias juveniles: desde su independencia personal o su conducta íntegra y austera, hasta su disposición para el sacrificio y los renunciamientos. Por otra parte, el rechazo al formalismo, a la figuración y a las prerrogativas, junto con la vocación de servicio, y la versatilidad laboral y deportiva, van completando la tabla axiológica. Su descomunal capacidad para el trabajo ha sido testimoniada hasta por los adversarios de la Revolución.

Entre las filiaciones políticas más cautivantes para el sector generacional en cuestión, se encuentra la profesión de fe latinoamericana y antimperialista, frente al gran enemigo del género humano y al gendarme mundial de la represión, tal como él calificó a los Estados Unidos en su mensaje a la “Tricontinental”, y en su resonante intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando, con similar expresión a la utilizada por los reformistas cordobeses en su manifiesto inaugural, sostuvo que iba a llamar a las cosas por su nombre.

Paralelamente, emerge su desprecio a la burocracia gobernativa, partidaria y sindical, por distanciarse de la gente; su oposición a los dogmas, a la persecución ideológica y al quietismo de izquierda. Por último, su Marxismo crítico y su internacionalismo obrero; su prédica y sus conceptos sobre el revolucionario, en tanto tipo antropológico superior, sobre la necesidad de transformar, ya sea a la sociedad como al individuo, y sobre el reflejo visceral de indignación que deben producir las injusticias.

Por otra parte, se encuentra no solo la notoria impronta juvenil que ostentaron los líderes del Ejército Rebelde en Cuba, sino también el componente adolescente de quienes combatieron en la escuadra del Comandante Guevara, compuesta en sus inicios por una masa virtual de analfabetos, a los cuales él mismo les enseñó la lecto-escritura y les inculcó el amor por la historia y las letras.

Tenía una visión humanista de la sociedad; no solo pensaba en liberar a los pueblos oprimidos, sino que soñaba con una sociedad más solidaria, no esclava de las ganancias.

Contribuyó a crear la Asociación de Jóvenes Rebeldes y en un homenaje a los estudiantes cubanos de Medicina, fusilados en 1871 por los españoles, recordaría a la juventud que en distintas épocas ofrendó su vida para que se abrieran las puertas de la  Universidad.

No fue solamente un guerrillero heroico, un combatiente que entregó su vida por la liberación de los pueblos de América Latina, un dirigente revolucionario que dejó todos sus cargos para volver a retomar el fusil contra el imperialismo. Fue también un pensador, un hombre de reflexión, que nunca dejó de leer y de escribir, aprovechando cualquier pausa entre dos batallas para tomar pluma y papel. Su pensamiento lo hace uno de los más importantes renovadores del Marxismo en América Latina. Quizás el más importante.

Guevara no llegó al Marxismo por la experiencia de la Revolución misma, sino al contrario, trató muy pronto de descifrarla recurriendo a referencias Marxistas, y así fue el primero en captar plenamente la significación histórico-social de la Revolución Cubana. "Los jóvenes de ahora tienen otras tareas, otras misiones que cumplir. Ellos tienen tanta gloria cuando estudian o trabajan, a pesar de las difíciles condiciones que atraviesa el país, como la tuvieron aquellos muchachos que casi niños empuñaron un fusil, subieron varias veces el Pico Turquino, defendieron nuestra soberanía en Playa Girón". (6)

El Che encarnó el sueño colectivo de una sociedad mejor y de una Revolución en la que creyeron, y por la que lucharon nuestros 30 000 compañeros desaparecidos. Y no sólo ellos, los que ya no están, pero tercamente siguen estando. También de aquellos que lograron sobrevivir a la dictadura batistiana, desde el exilio externo o la resistencia interna. Y de las nuevas generaciones, que no vivieron en aquella época, pero comienzan a conocerlo hoy, con renovadas esperanzas y con nuevos proyectos de cambios radicales.

Ernesto Guevara de la Serna fue capaz de conjugar en su personalidad las características de hombre de acción, con las de hombre de pensamiento, de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero y a una tenacidad indomable.

Ha legado a las generaciones futuras, no solo sus experiencias y sus conocimientos,  sino también las obras de su inteligencia, la profundidad de su pensamiento, del trabajador infatigable capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en orden y sentido. Ha dejado, además, su pensamiento revolucionario, sus virtudes, su carácter, su voluntad, su espíritu de trabajo; su ejemplo.

A lo largo de su vida cultivó principios morales que lo caracterizan como el hombre nuevo al que se aspira.

Como hombre de acción y de pensamiento; de virtudes morales; de insuperable sensibilidad humana; de conducta intachable,  tiene y tendrá siempre un valor universal.

Sus escritos tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el de América Latina.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1 Colectivo de Autores. Curso Universidad para todos. “Ética y Sociedad”, [s. p.].

2 El Diario del Che en Bolivia. Una introducción necesaria, p. XXI.

3 -----., p. XXII.

4 -----.,  p. XXI

5 Periódico Granma. 14 de junio de 2006, [s. p.].

6 Periódico Juventud Rebelde. 14 de junio de 2005, [s. p.].

 

BIBLIOGRAFÍA

COLECTIVO DE AUTORES. Curso Universidad para todos. “Ética y Sociedad”. [s. l., s. e.], 2006.

DOCUMENTO “Boletín por Cuba”. INTERNET, [s. d.].

­­­­­­­­­­­­­­­­-----. “El Che Guevara”. INTERNET, [s. d.].

-----. “El Che y la Juventud”. INTERNET, [s. d.].

-----. “Jóvenes manos fundadoras”. INTERNET, [s. d.].

EL DIARIO DEL CHE EN BOLIVIA. Una introducción necesaria. Ciudad de La Habana, Editora Política, 2004.

PERIÓDICO GRANMA, (Ciudad de La Habana), 14 de junio de 2006.

PERIÓDICO JUVENTUD REBELDE, (Ciudad de La Habana), 14 de junio de 2006.