La vida editorial en
Holguín a partir del surgimiento de la primera imprenta.
Autoras: Mariluz Ramírez Corona
Aymeé Velázquez
Ávila
Resumen
Holguín, una
de las ciudades “más pingües y pintorescas que contiene la isla de Cuba” según
un historiador local de la época, a mediados del siglo XIX no conocía aún el
proceso editorial en ninguna de sus variantes. Fue en 1862 cuando traída desde
la ciudad de Las Tunas aparece en el ámbito holguinero la primera imprenta que
tuviera la comarca. A partir de este
hecho, comienzan las publicaciones de importantes periódicos y despuntan
figuras de renombre en el periodismo local y nacional, figuras que estuvieron
integradas al proceso revolucionario que se gestaba ya y que luego toman
participación activa. Con el proceso editorial aparecen nuevas imprentas que
dan lugar a la edición de los primeros libros y con ello, necesariamente, ve a
luz “El delirio”, la primera librería con que cuenta la ciudad. La gestación e
incipiente desarrollo de la vida editorial de Holguín, sus primeros periódicos
y libros, a partir de la imprenta, así como las figuras más importantes del
periodismo local están presentes en el artículo.
Palabras claves: Siglo XIX, Holguín, periódicos,
imprenta.
Abstract
In Holguín, “one
of the prities cities of Cuba”, according to a local history investigator, the
editorial process was not known in the first haif of the XIX the century. In
1862 it appeared the first printing machine in Holguín city. This on was
brought from las Tunas city. From this moment very impostans newspapers were
developed and outstanding local and national journalist took part. These
journalists were connected to etre origen of the revolutionary process and they
participated actively in it. Due to editorial process new printings were built
paving the way to the edition of the first books and the appearance of El delirio library, the first
city library. The origen and development of the local editorial life from
Holguín city, its first books and
newspapers together the most important newspaper men, are present in this
article.
Key words: XIX
century, Holguín, newspapers, printing.
Si la creación de la
imprenta no aparece registrada como una de las siete maravillas del
mundo, sin dudas el aporte que Gutenberg (1) dio a la
humanidad fue meritorio y universal. A partir de entones se extendió por los
diferentes países y trajo consigo un sinnúmero de publicaciones que han ido
dejando constancia de las sociedades siglo tras siglo.
La prensa escrita, la edición de un libro, dejaron de
ser noticia en muchos rincones del orbe. Hoy, a cientos de años de aquel
notable suceso, muchos no se detienen a pensar que junto a la incalculable
importancia que tiene un buen libro, está también el proceso editorial que le
da vida.
Cuba no se quedó atrás en la utilización del novedoso
invento y una apartada región como la de Holguín del siglo XIX tuvo más luz
cuando de su hermosa comarca salieron, por vez primera, algunas publicaciones.
Por esta razón, cuando la bien nombrada Biblioteca
“Miguel de Cervantes y Saavedra” está próxima a cumplir - el 26 de octubre del
2007- su décimo cuarto aniversario, se hace necesario volver la mirada a
aquella primera imprenta que tuvo la ciudad, a los primeros libros y periódicos
que en ella se publicaron, y a las formas en que aparecieron nuevas imprentas,
librerías y publicaciones para orgullo de sus pobladores.
En la segunda mitad del siglo XIX, San Isidoro de
Holguín había dejado de ser el pequeño hato fundado en 1545, según asegura la
historia local. En esta etapa contaba ya con maestros de diferentes oficios:
tasadores rurales, plateros, alarifes de carpintería, albañiles, herreros,
sastres, zapateros y barberos.
Pero más importante aún es que, a partir del impulso
que dio el Teniente Gobernador de la ciudad Don Juan Huerta a la agricultura,
se favoreció el comercio, y con el empeño que puso en la industria, se logra
una prosperidad económica que repercute en la vida cultural.
En el año 1862 se edificó una escuela pública de
primaria, se construyó el primer Colegio de Instrucción de Varones “San Juan
Nepomuceno”(2) y se oficializó la administración de correos. Todas
estas instituciones dirigidas por personalidades que pertenecían a la “mejor
sociedad de la época.”
Fue la llegada de la imprenta desde Las Tunas, el 29
de marzo de 1862 - gracias a los muchos sacrificios hechos por el memorable Dr.
Antonio Nápoles y Fajardo - el inicio de importantes publicaciones en Holguín.
El gobernador Huerta consideraba que era necesario un órgano que reflejara los
progresos de la ciudad; por ello indicó la publicación del primer periódico
holguinero La Luz, trisemanario
literario y científico.
Otra versión asegura que, por indicaciones de Huerta,
una empresa donó una imprenta que se estableció en la calle Calvario, en la
casa de Doña Antonia Batista, y que fue allí donde se imprimió La Luz, que por su preferencia por las
ideas independentistas que tomaban auge en la época, el Gobernador clausuró su
publicación el 18 de septiembre de ese mismo año.
Por otra parte hay noticias de que antes de terminar
el siglo existían otras imprentas en Holguín y ello provocó el gran número de
periódicos que vieron la luz en los años siguientes:
- La
Luz
- El
Oriental
- El
Ferrocarril
- La
Estrella de Cuba
- El
Periquero
- Cuba
Española
- La
Doctrina
- El
Holguinero
- El
Ferrocarril de Holguín
- El
Cajayabo
- La
Federación
- El Eco de
Holguín
- La Opinión
- El
Distrito
- La Tribuna
- Don
Claridades
- El
Imparcial
- El
Semanario Infantil
- El
Horizonte
- La Aurora
- El
Oriental de Holguín
- El Cubano
Libre
En ellos se volcó la vida económica y cultural de la
ciudad, se dejó sentir la lucha que se gestaba, se reflejaron las diferentes
vertientes filosóficas y la divergencia política de todo el país. En el cuerpo
de redacción de cada periódico aparecen nombres que van desde los más
conservadores, radicales, hasta independentistas; nombres que quedaron en la
historia del periodismo holguinero, como Manuel Hernández Perdomo - hombre de
ideas libertarias que participó en los movimientos separatistas de Camagüey;
Abraham Portuondo, director de La
Estrella de Cuba, el segundo periódico independentista de Cuba que se
publica durante el sitio a La Periquera (del 21 de noviembre al 6 de diciembre
de 1868). Fue el primer periodista holguinero que dio la vida por la libertad
de Cuba. Su vida de letras y luchas estuvo colmada de hechos y anécdotas: “Al
terminar el último verso estalla una salva de aplausos y entre bastidores se
oyen a ¡Cuba Libre! y a la libertad que Abraham Portuondo no puede reprimir en
su santo entusiasmo”. (sic) (3)
A José Miró Argenter - español de cuna que abrazó la
causa de la independencia de Cuba - se deben los textos más temidos por los
españoles y las páginas más gloriosas de una vida entregada a la independencia
cubana. Incorporado a las tropas de Bartolomé Masó alcanza el grado de General
de División. Salvó los documentos del Cuartel General cuando, siendo jefe de
los archivos del Ejército Libertador, muere Antonio Maceo y, según se afirma,
esconde el cadáver en el Cacahual para que no cayera en manos enemigas.
José María Heredia – editor de El Cubano Libre – cuando reaparece como “órgano oficial de los
insurrectos en Oriente, editado en Cuba Libre en Sao Corona en una amplia cueva
enclavada en un lugar montañoso de difícil acceso en la zona de Birán“ (4), fue vocero de la revolución en
Oriente y fustigó con su estilo irónico a muchos culpables de los desmanes de
la época.
De la primera imprenta salieron los tres primeros
libros escritos en Holguín:
- Ayes nocturnas (1862). Poesías y artículos de Antonio
José Nápoles y Fajardo.
- El
registro o árbol genealógico de la familia González de Rivera.
- Memorias sobre
el origen del hato San Isidoro de Holguín (1863). Estos dos últimos de Diego de Ávila y del Monte.
“Se publicaron libros de poesía, historia,
estudios económicos y otros temas interesantes pero escasos. Los autores tienen
que luchar contra la férrea censura impuesta por la colonia, además costear los
gastos editoriales. Después de editados, el autor, que era además el
distribuidor y el vendedor, se preguntaba a quién vender estos libros.” (5)
A pesar de la afirmación anterior, se conoce que en
1862 Don Gregorio de la Vega, Marqués de Guisa, fundó la primera librería con
que contó la ciudad y se supone que a ella fueron a parar los libros que ya se
habían publicado antes de que llegara el inicio de la época de oro de la
cultura holguinera en 1898. Hay referencia de que hasta el final del siglo se
habían editado, además de los tres primeros libros, entre otros, los
siguientes:
-
Rumores del Hórmigo y Colección de poesías inéditas, ambos de
Juan C. Nápoles y Fajardo.
-
Reglamento de la Junta Protectora del Trabajo Agrícola e Industrial en
Holguín y Gibara.
-
Proyecto del ferrocarril Holguín – Gibara, de Javier González Longoria.
-
Ordenanzas municipales de Holguín y Ley de consecuencia, ambos
de Emilio Ortiz Rodríguez.
-
Historia de Holguín, de
Manuel R. Fox Manduley.
-
Parte de un cuento larguísimo que algún día contaré, de Manuel Díaz.
-
Gibara y su jurisdicción,
apuntes históricos y estadísticos, de Herminio Leyva Aguilera.
-
A. Mac Kinley. Décimas, de Faustino Ramos Mangariño.
-
Maceo. Poesías, de Fernando García y Grave de Peralta. (6)
Si el lector interesado, que manosea los quebradizos
periódicos y libros que se conservan en bibliotecas y museos de esta ciudad,
pone atención en el importante dato de dónde fue editado, se dará cuenta de que
existían imprentas tales como:
-
R. Roselló
-
La Luz
-
La Corina
-
La Fraternidad
-
Industria 66
-
El Porvenir y M. Ben (En
Gibara)
Así, aquella importante centuria para la ciudad
finalizó con una época de gloria, La Edad de Oro de la Cultura Holguinera, que
tuvo su raíz en el esfuerzo de cada hombre que desde una imprenta, una
librería, la redacción de un periódico o la autoría de un libro aportó su
desempeño y esfuerzo para que al pasar los siglos volvieran atrás los ojos
agradecidos.
Tal vez porque Gibara fue el puerto más cercano con
el que contaba San Isidoro de Holguín, su vida económica estuvo ligada a la de
la ciudad. Por esta razón no se separan libros o imprentas representativos, que
influyeron también en los holguineros de la época. No obstante, no hay cifras
exactas de imprentas en estas ciudades, por cuanto la bibliografía de la época
no aporta ningún dato y las publicaciones periódicas que se conservan no dan fe
de la inauguración de imprentas nuevas, quizás porque después de 1863 dejó de
ser noticia espectacular en la ciudad o porque se perdieron con el decursar de
los años los ejemplares que lo anunciaron.
Lo cierto que el número creciente de imprentas,
periódicos o librerías demuestran que ya en la segunda mitad de la centuria
decimonónica contaba Holguín con un público lector; de otra manera no se
justifica la edición paralela o consecutiva de tantos periódicos.
La prensa periodística fue anunciadora de epidemias,
importantes censos, eventos sociales o culturales. Gracias a ella se desarrolló
el pensamiento radical y progresista de Holguín. A pesar de la censura y la
persecución a los periodistas se afianzó el ideal de libertad en las esferas
más humildes de la población, y el periodismo revolucionario incrementó la
propaganda clandestina.
El rasgo que distingue a la prensa periódica holguinera
desde su nacimiento es la vinculación directa con los acontecimientos
económicos, políticos y sociales no sólo de la comarca sino de todo el país.
Son los periódicos el vehículo idóneo de los escritores. Esto hace de ellos,
indudables documentos para la comprensión de los procesos histórico-culturales
que se sucedieron.
Hay que reconocer que la “explosión” editorial que se
produjo a partir de 1862 no se habría dado sin la aparición en estos lares de
aquellas pequeñas y primitivas imprentas que fueron poblando la ciudad y que
dieron lugar a obras con carácter de ensayo histórico sobre su origen y
desenvolvimiento.
De manera que, cuando cualquier día abra de nuevo un
libro en nuestras salas bibliotecarias o en cualquier biblioteca de la ciudad o
de la provincia, agradezca el papel jugado por los hombres que, más de un siglo
atrás, trajeron la maravilla de la imprenta a aquella joven ciudad que fue
nuestra hoy populosa ciudad de Holguín.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.
Johann
Gutenberg (c. 1400-1468), impresor alemán y pionero en el uso de los tipos
móviles.
2.
San Juan Nepomuceno (c. 1340-1393), santo patrón de Bohemia.
3.
Albanés Carballo, Oscar. Memorias sobre el origen de Holguín, p. 177.
4.
Albanés Martínez, Juan. Historia breve de la ciudad de Holguín, p. 28.
5. Cabrera Araújo, Daniel.
El libro en el siglo XIX, p. 47.
6. Ortiz D., Pedro. “La prensa mambisa
holguinera”. Periódico ¡ahora!, p. 2.
BIBLIOGRAFÍA
ALBANÉS CARBALLO, OSCAR. Memorias sobre el origen de
Holguín. [s. d. t.].
ALBANÉS MARTÍNEZ, JUAN.
Historia breve de la ciudad de Holguín. Holguín, Editorial ECO, [s. a.].
CABRERA ARAÚJO,
DANIEL. El libro en el siglo XIX. Premio Concurso de Historia. [Material
mimeografiado].
ENCICLOPEDIA
ENCARTA. [En soporte digital].
ORTIZ D., PEDRO. “La
prensa mambisa holguinera”. Periódico ¡ahora!, (Holguín), 21(207): 2,12
de septiembre de 1984.
VITIER, CINTIO Y FINA
GARCÍA MARRUZ. Flor oculta de la poesía cubana. Siglos XVIII y XIX. Ciudad de
La Habana, Biblioteca Básica de la Literatura Cubana, 1978.