La esencia ética del
pensamiento económico del Che.
Autor: MSc. David Aguilera Leyva
davidal@hlg.rimed.cu
Resumen
El presente
trabajo aborda un aspecto de sumo interés, se trata de acercarnos a un estudio
del pensamiento económico del Che desde una perspectiva ética, enfoque que
resulta novedoso a la hora de analizar el proceso de construcción del
socialismo. Para el Che, llegar al socialismo no es sólo un hecho de
producción, sino es además un hecho de conciencia y por eso le prestó atención
a los mecanismos económicos que debían de utilizarse en la formación de la
nueva sociedad. Al abordar estas cuestiones, el Che asume desde el punto de
vista teórico la perspectiva del Marxismo de la subjetividad y aprecia en su
justa dimensión el papel que los factores subjetivos tienen en el proceso de
construcción socialista. En el artículo se expone cómo las categorías
utilizadas por Guevara se corresponden con su visión ética sobre el socialismo,
contraria a otras interpretaciones, y cómo se percata de la necesidad de
rescatar el Marxismo de los dogmas, del determinismo y los economicismos que lo
venían lastrando desde los años sesenta.
Palabras
claves: Che, pensamiento económico, socialismo, marxismo, ética.
Abstract
The present work
deals with a very important aspect. It is about the economic thought of Che
from an ethical perspective. This approach becomes relevant at the time of
analyzing the process of construction of socialism. For Che, to reach socialism
is not only a fact of production, but also a fact of consciousness, that is why
he was so concerned about the economic mechanisms that should be used for the
formation of a new society. According to this position, Che assumes from the
theoretical viewpoint the perspective of the marxism of subjectivity. He was
also able to clearly identify the role of subjective factors in the process of
a socialist construction. The main objective of this article is to present how
the categories used by Che are in correspondance with his ethical position
about socialism and how he became aware of the necessity to rescue marxism from
other dangerous tendencies that were damaging it since the ´60s.
Key words: Che,
economic thought, socialism, marxism, ethics.
A casi 17 años de
la caída estrepitosa del muro de Berlín y de la proclamación del comienzo del
fin de la Historia por Francis Fukuyama, los hechos le han jugado una mala
pasada a quienes pensaron que se asistía al entierro definitivo de las
alternativas al régimen capitalista. La crisis desatada en las interpretaciones
de un Marxismo que distaba mucho del Marxismo clásico y que había devenido en
ortodoxo, colocó prácticamente en bancarrota la viabilidad de los modelos de
construcción socialista este-europeos, y un mundo unipolar y hegemónico se
abrió paso para violentar el status quo
establecido después de la Segunda Guerra Mundial en las relaciones económicas y
políticas internacionales.
En este contexto y después de lo que algunos consideran un reacomodo o una reconstrucción de las fuerzas progresistas, cobran singular significación las discusiones teóricas acerca de las alternativas y sobre la viabilidad y credibilidad de proyectos revolucionarios desde una perspectiva socialista. Como nunca antes se hace imprescindible reflexionar sobre las concepciones más avanzadas del pensamiento revolucionario y en este sentido recurrir a la obra del Che se convierte en una necesidad.
Él defendió la
búsqueda de una alternativa nueva que, aprovechando las experiencias de los
países socialistas más avanzados, tuviera en cuenta las originalidades del
proceso cubano, la especificidad del desarrollo de la formación capitalista de
nuestro país, así como los condicionamientos externos. Desde esta óptica
estudió a Marx, Engels y Lenin, asumiendo una comprensión rigurosa y
totalizadora de la obra de aquellos. Fue así como él enfrentó la difícil tarea
de la construcción socialista, con una interpretación fresca y creadora del
Marxismo auténtico y comprendiendo desde el primer momento “que el Marxismo es
solamente una guía para la acción.” (1)
Asumiendo al
Marxismo como guía para la acción, le prestó mucha atención a los diversos
enfoques que, desde la perspectiva marxista, se tenía sobre la transición
socialista, donde se acuñaba como fundamental el aspecto económico de la
construcción de la nueva sociedad.
Es usual en la
literatura que aborda la problemática de las Ciencias Sociales encontrar las
más diversas interpretaciones sobre el desarrollo con un acentuado enfoque
económico. Esta tendencia obedece, en algunos casos, a la lógica comprensión
del papel determinante de los factores económicos en el progreso social,
planteado en la tesis de Marx, de que el ser social determina la conciencia
social. A partir de los criterios expresados por el propio Marx en su obra El
Capital, un enfoque economicista fue adquiriendo mayor dimensión y dio
lugar en un momento determinado a un Marxismo determinista, donde el desarrollo
de la humanidad es explicado a través de un conjunto de categorías económicas
esenciales, que predeterminaban per se
la propia actuación del hombre.
Este enfoque
absolutista de las tesis marxistas había recibido una oportuna y esclarecedora
respuesta de Federico Engels en su carta a Block de septiembre de 1890, donde
explicaba que “según la concepción
materialista de la historia el factor que en última instancia determina la
historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo
hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el
factor económico es el único determinante convertirá aquella tesis en una frase
vacua, absoluta, absurda.” (2)
No obstante esta
precisión de Engels al referirse a la obra de Max Weber La ética protestante
y el espíritu del capitalismo, Julien Frend señala lo siguiente: “En cierta
medida este libro es una réplica al dogmatismo escolástico del Marxismo que ha
reducido metafísicamente todos los acontecimientos de la civilización a una
sola causa, el sustrato económico.” (3)
Contraria a estas
interpretaciones, la doctrina de Marx es ajena a todo determinismo dogmático,
su análisis del capitalismo es asumido mediante la interpretación de la
sociedad capitalista como una totalidad, es decir, como Formación Económica
Social, que se basa en la explotación, y que es causa de la polarización de
clases y de su lucha. Es de esta manera que lo asume el Che, de quien podríamos
decir que su primer modesto aporte teórico-práctico al propio Marxismo fue el
de resaltar el incuestionable contenido ético de esa concepción revolucionaria,
sin dejar de reconocer algo tan sustancial y que en ocasiones es omitido, de
que detrás de las relaciones de producción que se establezcan en cualquier
sociedad de que se trate se mueven los hombres en el escenario histórico
concreto, y son esos hombres los que en definitiva hacen y escriben la
historia. Es así cómo las concepciones del hombre, no en el sentido puramente
antropológico como tal, sino entendido este como un ser social, y por tanto
como un activo transformador de las circunstancias, ocupa un lugar central en
su teoría de la construcción de la nueva sociedad.
El Che asume al
hombre no sólo como sujeto económico-social, sino además como un sujeto
pensante que interactúa con otros y en correspondencia con el marco objetivo
que le sirve de contexto. Así para él, la conciencia no es el simple reflejo de
la realidad objetiva, es también una fuerza impulsora capaz de propiciar la
transformación de la realidad misma.
Partiendo de estos
criterios que son esenciales para enfrentar el proceso de construcción
socialista, él realiza una proposición de transición al socialismo que por su
forma concreta de aplicación, es creadora y original. Como señala Fernando
Martínez Heredia, “es una posición filosófica que privilegia la acción
consciente y organizada como creadora de realidades sociales.” (4)
No se trata de que
Guevara desconociera la tesis de Marx sobre el papel de los factores objetivos
en el desarrollo social, el propio Marx nos recuerda y el Che los asimila con
genialidad en esta idea, que la objetividad de las relaciones económicas no nos
puede sustraer del hecho irrefutable de que son los hombres los que las
realizan, donde el motor impulsor del desarrollo sigue siendo en las sociedades
antagónicas, la lucha de clases. Los factores éticos y morales están presentes
y guían la actuación humana. No cabe duda que para el Che la tarea de la
construcción socialista debía ser asumida desde un enfoque ético-moral, pues el
socialismo no es sólo la simple victoria de las relaciones de producción del
nuevo régimen, sino además que el mismo significa una verdadera transformación
en la conducta del hombre, que ha de expresarse a través de la formación de una
nueva conciencia social y de una moral revolucionaria.
¿Cómo lograr esta
compleja transformación?
A lo
primero que el Che le prestó atención fue al mecanismo económico que debía ser
utilizado para llevar adelante los objetivos de la transición. Sabía
perfectamente el peso que tales mecanismos tienen en la formación subjetiva del
hombre, y sobre todo estaba claro de la
sabia advertencia hecha por Marx en Crítica al Programa de Gotha, cuando
este afirmaba, refiriéndose al período de transición, que esta sociedad
“acababa de salir precisamente de la sociedad capitalista y que por tanto
presenta todavía en todos sus aspectos, en lo económico, en lo moral y en lo
intelectual, el sello de la vieja sociedad, de cuya entraña procede.” (5)
Teniendo en cuenta
todo lo señalado, el Che defiende una idea insoslayable, la necesidad de la
autoeducación consciente del hombre en el proceso de transformación social como
parte intrínseca de la formación de una nueva moral y de una nueva
subjetividad. Es por ello que él caracterizaba a la sociedad socialista como
“la nueva sociedad en formación que tiene que competir muy duramente con el
pasado (...) las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia
individual.” (6)
Por otra parte,
Guevara asume los retos que tiene que enfrentar el país que inicia la
transición al socialismo desde el subdesarrollo, algo no previsto por los
clásicos en sus obras. Se presentaba una contradicción teórico-práctica entre
la aspiración de lograr los necesarios saltos del crecimiento material, y los
necesarios cambios en la conciencia social que se traduzcan en el logro de la
formación de una nueva sociedad, basada en nuevos valores sustitutivos de los
viejos valores generalizados por la sociedad capitalista. Esto es, asumir al
socialismo en su doble dimensión económica y ética.
Así la teoría
marxista debe ser entendida desde la perspectiva del Che como aquella teoría
científica, que al decir de Fernando Martínez Heredia, “pretende ser gestor de
la perfectibilidad de los individuos y de la sociedad.” (7)
El carácter
científico del Marxismo está entonces en saber dominar el arte de la adecuada
combinación de la teoría con la práctica, en conocer el grado de
interpenetración que existe entre los factores objetivos y subjetivos en el
marco de las condiciones concretas en que estas relaciones tienen lugar.
No se trata de
simplificar el papel que pueda desempeñar el mecanismo económico que se utilice
y la política económica que de esta se derive; se trata de comprender a
cabalidad que el que se aplique no será para obtener resultados económicos que
permitan la abundancia de bienes materiales, sino además, y como
complementación necesaria, deberá ser capaz de producir una profunda
transformación en la manera de pensar y actuar del hombre. En una entrevista el Che afirmaba lo siguiente “ (...) si el
comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición,
pero deja de ser una moral revolucionaria.” (8)
Para llevar a cabo
la transición socialista en Cuba, desde un enfoque ético, Guevara propuso como
mecanismo de dirección el llamado Sistema de Financiamiento Presupuestario, que
constituyó en la práctica el modo en que se organizó el sistema empresarial
cubano en la década del 60. El mismo fue considerado como una parte de la
concepción general del desarrollo de la nueva sociedad, que contemplaba entre
otros argumentos de valor, la idea de que la sociedad que pretendemos construir
se ha de levantar sobre la base de las nuevas relaciones de producción y por
consiguiente, la realidad ha de ser reflejada a través de nuevas categorías
económicas que reflejen dichas relaciones. Es en este sentido que el Che
advirtiera con claridad que el Cálculo Económico aplicado hasta entonces en las
experiencias de la construcción socialista este-europeas, utilizaba con demasía
las categorías económicas antiguas provenientes del capitalismo y que ponían el
énfasis de la estimulación material directa como palanca impulsora de la
producción.
Esta idea es
importante; Guevara sabe que la construcción socialista no puede descansar en
el funcionamiento espontáneo de mecanismos económicos, sino que se requiere de
una contrapartida en el orden ideológico y político, capaz de orientar y
dirigir la actuación humana en todos los órdenes, incluyendo los aspectos de
índole éticos y morales.
Si partimos del
hecho de que para él el socialismo no es sólo un fenómeno de producción, sino
además un hecho de conciencia, la formación de un hombre nuevo constituía
dentro de sus ideas un objetivo esencial que habría de asumirse desde el mismo momento
en que nos adentráramos en la construcción socialista. Este enfoque planteado
así distaba de las ideas generalizadas en las teorías sobre la transición al
socialismo, donde se afirmaba, según la visión soviética, que la formación de
una nueva conciencia social brotaría automáticamente con el desarrollo y el
avance de la producción, y la riqueza material. No es que el Che desconociera
la importancia del desarrollo de la producción como un elemento indispensable
para llegar al socialismo; él mismo afirmaba lo siguiente: “Ustedes saben que
siempre hemos definido el socialismo como la creación de los bienes materiales
para el hombre, y el desarrollo de la conciencia.” (9)
Reconoce que del
bienestar material no brota directamente una nueva conciencia social; es
preciso trabajar sistemáticamente en la formación de una nueva sensibilidad
humana que no puede ser el resultado del actuar de mecanismos económicos en sí
mismos. De no tener en cuenta lo señalado, e interpretando la cuestión en un
sentido puramente económico y pragmático, conceptos tan antagónicos como
sociedad de consumo y comunismo, se identificarían en la práctica. Por tanto,
el Sistema de Financiamiento Presupuestario llevaba implícitas estas ideas de
Guevara “el socialismo económico sin la moral comunista no me interesa.
Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la
alienación.” (10)
Como podemos
apreciar, en las ideas del Che no hubo una identificación con el Marxismo
economicista y cuando asimiló de manera crítica las experiencias de
construcciones este-europeas de socialismo, desde bien temprano supo apreciar
las fallas de los mecanismos utilizados. Son de trascendental significación
aquellas reflexiones que él realizara cuando afirmó lo siguiente:
La
nueva sociedad tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace
sentir no sólo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una
educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también
por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de
relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica fundamental de la
sociedad capitalista; mientras existan sus efectos, se harán sentir en la
organización de la producción y por ende en la conciencia. (11)
Con estos
razonamientos, el Che se percató de los retos que tiene ante sí la construcción
socialista; pero fue más agudo en sus análisis, al afirmar que el socialismo no
puede ser construido utilizando las armas melladas que nos legara el
capitalismo y que su uso podría llevar a la sociedad a un callejón sin salida.
A estas ideas
el Che le prestó la máxima atención y
sus aseveraciones de los años 60 se convirtieron en amargas realidades hoy,
cuando aquellos modelos de socialismo se derrumbaron al llegar al callejón sin
salida advertido por él. En carta enviada a Orlando Borrego a fines de 1965,
después de terminada su campaña en el Congo, le expresó lo siguiente:
Los cambios producidos a raíz de la Nueva
Política Económica han calado tan hondo en la vida de la Unión Soviética, que
han marcado con su signo toda esta etapa y sus resultados son desalentadores.
La superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada
las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que
significa la Nueva Política Económica se están resolviendo hoy a favor de la
superestructura. Se está regresando al capitalismo. (12)
Cualquier análisis
serio de cómo debe ser enfrentada la transición al socialismo, debe prestar
atención a esas atinadas reflexiones realizadas por Guevara, por cuanto hay que
entender la idea de que al socialismo se llega cuando se logre estimular el
desarrollo de las fuerzas productivas mediante la incentivación colectiva de
los individuos, pero potenciando el factor conciencia donde el hombre
individualizado se fuera apropiando de fuertes convicciones de su papel como
elemento transformador de la nueva sociedad.
El Che conoce
perfectamente que el logro de una nueva conciencia en el hombre no es una tarea
fácil de lograr. ¿Y cómo ve el inicio de esa compleja transformación?. Lo
primero que se tiene que producir en el hombre, según Guevara, es el logro de
una nueva actitud ante el trabajo y de la nueva significación que este tiene
para él. Es conocido que el socialismo libera al hombre de la explotación al
convertirlo en propietario colectivo de los medios de producción, pero no los
libera del trabajo, actividad que ahora alcanza otra dimensión ética. Ahora el
trabajo debe ser considerado como el deber social manifestado en la entrega
total a la causa de la producción. Es así como insistió en la necesidad de
aprender a sacar al trabajo todo lo interesante o lo que tiene de creador; es
como él afirma, ver en el trabajo una necesidad moral nuestra.
En sus
concepciones acerca del trabajo están también el papel y el lugar que ocupa el
trabajo voluntario y en este sentido señaló “el trabajo voluntario
fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores
más que ningún otro.” (13)
Insiste en la idea
de no desvirtuar este tipo de trabajo, pues a través del mismo los obreros de
una forma verdaderamente voluntaria entregan a la sociedad una cuota de
sacrificio personal por encima del cumplimiento del deber social. Este tipo de
trabajo es el antídoto a la actitud egoísta e individualista que potencia el
sistema capitalista en el hombre, a través del mecanismo de su insaciable
sociedad de consumo.
El proyecto de
transición al socialismo que él propone difiere de la forma en que fueron
conducidos los procesos socialistas europeos. Él mismo era consecuente con las
ideas de José Carlos Mariátegui, quien nos alertaba con claridad que el
socialismo no podía ser ni calco ni copia, sino creación heroica. El heroísmo
está presente en la concepción guevariana, quien considera que el primer acto
heroico del revolucionario verdadero es su capacidad incondicional al
sacrificio, cualidad ético-moral que permite a la vanguardia desempeñar su
papel con la fuerza de su ejemplo.
En el mundo de
hoy, cuando ha cobrado fuerza renovada la idea del poder absoluto del mercado a
través de la implantación de la globalización neoliberal, impulsado por la
expansión del capital transnacional; cuando se aprecia una desvalorización del
hombre, de este hombre cosificado, inmerso en las leyes ciegas del mercado, que
es cada vez menos importante como hombre; cuando Aldous Huxley habla de la
felicidad administrada del capital; y cuando el filósofo alemán Peter
Sloterdijk ha hecho explícito lo que su colega Fukuyama sólo se atrevió a
insinuar “la revisión biotecnológica de la especie humana ante el fracaso de su
humanización mediante la ética y el humanismo de la época moderna” (14); el pensamiento
ético de un revolucionario consecuente como el Che parece ser el sueño de una
utopía irrealizable. Pero ante la desvalorización de la sociedad capitalista,
la ética del Che debe ser entendida como la ética práctica que se expresa en la
actitud cotidiana del hombre, una ética en función de la real emancipación
humana que tanto es exigida en el mundo actual.
Podríamos resumir
al expresar que su concepción sobre la creación de la nueva sociedad
alternativa es integral al concebir una interrelación estrecha y dialéctica
entre mecanismo económico a utilizar, y la transformación que ese mecanismo
lograría en la conciencia de los individuos. Entendió que el socialismo no
puede ser comprendido como una sociedad de beneficencia, sino como un
compromiso ético y moral del hombre.
Su propuesta se
resume en un elemento básico que no puede ser desestimado en ningún proyecto de
construcción socialista y es el logro de lo que Guevara sintetizó como la
formación del hombre nuevo, el sustrato social que sería capaz de reproducir la
nueva sociedad en desarrollo y que permitiría una proyección humana capaz de
poner fin definitivamente a la prehistoria vivida.
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2. Marx, Carlos y F.
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3. Estudio de la
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4. Martínez Heredia, Fernando. El Che, el socialismo y
el comunismo, p. 54.
5. Marx, Carlos y F.
Engels. Obras Escogidas, p. 15.
6. Guevara, Ernesto.
El socialismo y el hombre en Cuba, p. 378.
7. Martínez Heredia, Fernando. Historia y Marxismo, [s. p.].
8. Guevara, Ernesto. El Che y la Revolución Cubana, p.
469-470.
9. -----. -----., p. 113.
10. Tablada, Carlos.
El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara, p.31.
11. Guevara, Ernesto.
El socialismo y el hombre en Cuba, p. 371.
12. Revista Bohemia, (Ciudad de La Habana), Año 89, No. 21, 10 de octubre de 1997, p. 11.
13. Compilación de textos. El hombre y la economía en el
pensamiento del Che, p.184.
14. Dieterich, Heinz.
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