Ángel Augier y la poesía de la acción.

Autora: DraC. Maricela Messeguer Mercadé

maricela@hlg.rimed.cu

 

Resumen

Se demuestra que la vida de Ángel Augier (Holguín, 1910) ha transitado por diferentes acontecimientos de la historia nacional y los ha dejado como testimonio poético a lo largo de su obra; se analiza la tesis del autor expuesta en su ensayo Cuba: una poesía de la acción, donde demuestra cómo los principales poetas cubanos testimonian la acción nacional más inmediata a través de sus poesías.

Palabras claves: Ángel Augier, historia nacional,  testimonio poético,  poetas cubanos, poesía de la acción.

 

Summary

The article intends to demonstrate that the life of Augier Angel, (Holguín, 1910) has journeyed throughout different events of the national history and has transofrmed them into poetic testimony in his work; it also analyzes the thesis of the author exposed in his Cuba: a poetry of action, where he demonstrates how the main Cuban poets attest the immediate national action through their poems.

Key words: Angel Augier, national history,  poetic testimony,  Cuban poets, poetry of  action.

 

La vida de Ángel Augier, holguinero nacido en 1910, ha transitado por muy diferentes acontecimientos capitales de la historia nacional. Como pocos, el escritor ha contemporaneizado con hechos trascendentales que van desde los años treinta hasta nuestros días. Así ha dejado su testimonio poético acerca del enfrentamiento del pueblo cubano contra los gobiernos de Alfredo Zayas (1921-1925)  y Gerardo Machado (1925-1933), época de miserias económicas y penurias espirituales, en que el poeta se colocó al lado de los humildes al expresar:

“La palabra revolución

entonces no fue dicha en vano por el pueblo

y en 1933 hizo su primavera en pleno verano.

La huelga general arrancó de raíz a Machado

y estremeció la isla como un terremoto de justicia.

Los trabajadores estaban en la calle

y tomaban los centrales y las fábricas

y la bandera roja brillaba junto al sol.” (1)

También conoció del horror del batistato, dibujado con verismo, que no por ello deja de lado la magnífica resonancia poética, en los siguientes versos:

“La mano que se multiplica en garras para hacer

que una permanente tiniebla de terror y de sangre

lamiera tus costados, isla mía,

como el oleaje infatigable

del ciclón que te acecha cuando el otoño asoma.” (2)

Hasta cantar a la gloriosa epopeya de la Sierra Maestra, que fuera revelada con maestría, al apuntar:

“Bajo esta luz desplegada como una bandera

el pueblo llena las plazas y el viento se ensancha

para abrir caminos nuevos a sus gritos de júbilo.

La Revolución se ha instalado en las casas

y corre por las calles como un río desbordado

y las consignas suben desde los talleres y las

     fábricas

como parte del aire que circula de costa a costa

y que mueve las nubes como olas de espuma…” (3)

Su mirada alerta, ha recorrido los diversos hitos por los que ha transitado esta, su Isla, a la que llama:

“Tierra nuestra, recobrada presencia,

júbilo de la luz, amor no es sólo una palabra

para decir tu nombre,

hacerlo circular en el sueño y sentir

la caricia que se desprende del simple respirarte.” (4)

Resulta innegable la fecundidad creadora de Ángel Augier, quien cuenta entre sus cuadernos de poesía, con los siguientes: Uno (1932); Canto de amor y de guerra (1941); Poesía 1928-1978, (1980); Decimario mío (1999) y Antología poética, (2005), por citar algunos.

Augier el periodista, el investigador, el crítico literario, el editor; quien ha recibido la Orden Nacional Félix Varela de Primer Grado, la de Héroe del Trabajo de la República de Cuba y el Premio Nacional de Literatura 1991, es además, el poeta militante que ha tenido el privilegio de penetrar en la historia apoyándose en un lenguaje cuya innegable calidad poética tiene un botón de muestra en los anteriores versos citados, que pertenecen a su indispensable poemario Isla en el tacto (1965).

Este escritor ha demostrado a lo largo de su obra como poeta, la veracidad de una tesis suya, expuesta en 1937, en un estudio acerca de la poesía pura y social donde planteó:

“No debe haber más que pura poesía, por la que el poeta exprese, con igual sinceridad, con idéntica fuerza creadora, las emociones de su espíritu: unas, serán producto depurado de su vida interior; otras, de esa vida atravesada de ansias y de dolores e iluminada de esperanzas que agita al hombre de nuestra época, pero en el común denominador del poeta, ambas han de ser expresión pura de poesía…” (5)

Con tales razones, y predicando con su propio ejemplo, el escritor quiso ir más lejos aún, y fue así como realizó una acuciosa investigación cuyo empeño abarca el estudio diacrónico de cuatro siglos en la poesía cubana, que comprende, en apretada síntesis, desde nuestro primer poema épico, Espejo de Paciencia (1608), hasta la poesía de los finales del pasado siglo XX.

La tesis que sustenta el autor en el ensayo Cuba: una poesía de la acción, publicado por la Editora Política de La Habana, y presentado durante la XV Feria Internacional del Libro, entre otros títulos suyos, puede resumirse como sigue: El poeta, hombre de su tiempo, marcha junto a él y refleja, de manera creativa, las contradicciones de la sociedad en que se desenvuelve, transformando la acción en poesía. A la vez, la obra literaria creada, copartícipe de la historia misma, no es sino poesía que compulsa a la acción.

El autor se ha empeñado en demostrar cómo, por su parte, lo mejor de la creación poética cubana, encierra en sus versos la acción más inmediata, convertida en poesía, desde la presencia del criollo que va transitando hacia el cubano, la naturaleza insular, hasta los acontecimientos históricos más significativos. Esta relación entre acción y poesía, según la tesis defendida por Augier, se va concatenando como dice el poeta, en intensas jornadas de acción de la poesía y de la poesía de la acción.

Así nos explica cuando analiza la primera insurgencia literaria del aún español de ultramar Manuel Rubalcava, al preferir nuestros frutos a los europeos, en su Silva Cubana, del siglo XVIII; es la misma acción poética que estalla en el separatismo de Heredia con El himno del desterrado, poesía en acción que fructifica en los siguientes poetas románticos de la primera y segunda promoción, cuyos versos les valieron el destierro a Mendive, la locura a Milanés, y la muerte a Plácido y a Zenea.

Augier demuestra cómo la fuerza de la poesía de la acción acompaña a los versos de José Martí y recoge las ideas del Maestro, en este sentido, cuando en 1889 planteó:

“Lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien, y pintar todo lo hermoso del mundo, de manera que se vea en los versos como si estuviera pintando con colores, y castigar con la poesía como un látigo a los que quieren quitar a los hombres su libertad, o roban con leyes pícaras el dinero de los pueblos, o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les lamen la mano como perros”. (6)

El autor del ensayo en su libro Cuba: una poesía de la acción hace un recorrido por las producciones poéticas postmodernistas, vanguardistas, los versos mulatos, los llamados puros y sociales; brinda ilustrativos ejemplos de fragmentos poéticos escritos por Villena, Tallet, Acosta, Ballagas, Pedroso, Navarro Luna, Mirta Aguirre, el propio Augier y Nicolás Guillén, Poeta Nacional en el que se detiene con delectación.

También deslinda la que ha denominado poesía de acción extrovertida, como las obras de los escritores ya mencionados, y la de acción introvertida, propia del grupo Orígenes, dentro del cual cita, particularmente, obras de Lezama, Virgilio Piñera, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Fina García Marruz; ya sea dentro del período pre-revolucionario, o algunas de las que pertenecen a momentos más recientes. Demuestra, con los ejemplos seleccionados, que ambas formas contribuyeron a fortalecer la cultura nacional, en tanto las une una común aspiración de justicia y una latente cubanía.

Como eslabones de una misma cadena, la acción de la poesía enlaza, según nos explica Augier, la obra de estas generaciones con la de los poetas de los años cincuenta, entre los que destacan los versos de Raúl Gómez García, Frank País y los hermanos Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, ante cuyas creaciones, al recordar que resultan una poesía de la acción, más que todo, el autor rememora las palabras del Apóstol; en el prólogo a la antología Los poetas de la guerra, cuando dijo Martí: “Su literatura no estaba en lo que escribían, sino en lo que hacían. Rimaban mal a veces, pero sólo pedantes y bribones se lo echarán en cara; porque morían bien”. (7)

La poesía de la Cuba revolucionaria es continuadora de esta tradición histórica, lo que el ensayista demuestra al citar los versos de Jamís, Baragaño, Pablo Armando Fernández, Retamar y al mencionar a tantos otros como Rocasolano, Suardíaz, César López, Lalita Curbelo; voces como las de Nogueras, Waldo Leyva, Nancy Morejón, Reina María Rodríguez y Delfín Prats.

No olvida el poeta que : “Nuestra Revolución es un gran acontecimiento poético del siglo XX, porque en su incubación, alumbramiento y desarrollo ha estado presente el impulso de la desgarrada y rebelde poesía de muchas generaciones cubanas…” (8) Junto a ellas, para honra de la tierra que lo vio nacer, está la obra poética de Ángel Augier, cercana, inclaudicable, combatiente, conmovedora por su excelencia artística, en la que ha logrado convertir la poesía en acción que impulsa a la acción, esa es la poesía de clamor en la que el poeta expresa las emociones de su espíritu, ya sean de su vida interior o, al decir del autor, la vida que agita al hombre dentro de su época. Esa es la poesía que canta a Cuba:

“Es que ya todos saben,

desde la piel, desde cada latido de la sangre,

amada tierra nuestra,

que estamos para siempre entrelazados

a tu profunda savia, a tus raíces,

a tu sustancia inagotable; saben

que el fruto de tu seno sólo es nuestro,

de todos, del pueblo en su archipiélago,

y que sólo te das al amor cierto,

ese del duro golpe, la ruda sacudida

del trabajo creador, que ha de forjar los soles

del azúcar, que estrenarán días nuevos,

que harán crecer tus siembras y tus fábricas

-el campo a sus rumores uniendo el de las

    máquinas-

y florecer la vida de canciones

y de pan y de rosas y sonrisas” .(9)

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Augier, Ángel. “Isla en el tacto”, en Poesía 1928-1978, p. 198.

2. -----. -----., p. 200.

3.  -----. -----., p. 204.

4. -----. -----.,  p. 219.

5. -----. -----.,  p. 331.

6. Apud  Ángel  Augier. Cuba: una poesía de la acción, p 32.

7.-----. -----.,  p. 82.

8. -----. -----., p. 79.

9. Augier, Ángel. “Isla en el tacto”,  p. 224.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

AUGIER, ÁNGEL. Cuba: una poesía de la acción. Ciudad de La Habana, Editora Política, 2005.

-----. Poesía (1928-1978). Ciudad de La Habana, Editorial Arte y Literatura, 2000.