Luz y Caballero: por una economía floreciente y autónoma en Cuba.[1]

Autores:

Dr. C. Falconeri Lahera Martínez

M. Sc. René Suárez Cabrera

 

Resumen

En este artículo es tratado el contenido y la significación del plan previsto por José de la Luz y Caballero para impulsar el crecimiento económico y social de Cuba. Los autores comienzan con un examen de la concepción del gran maestro acerca de la urgencia de fomentar una educación que respondiera a las necesidades del país. También analizan el interés del ilustre intelectual por incentivar el comercio, al cual le otorgó la categoría de palanca del progreso de la sociedad moderna. En otro momento abordan el tema relativo a la intención de Luz de revalorizar la peseta sevillana y erigir bancos, garantes de inversiones para el desarrollo agrícola y fabril, así como su propuesta de adoptar medidas para proteger la naciente industria cubana.

Palabras clave: José de la Luz y Caballero, desarrollo científico–técnico, desarrollo económico–social, crecimiento de la actividad comercial, transformaciones en la agricultura, desarrollo ferroviario, incipiente promoción del turismo, desarrollo de la industria, defensa de los intereses nacionales.

 

Abstract

Through this article the contents and signification of José de la Luz y Caballero's plan to push the economic and social growth of Cuba is analyzed. The authors begin by an assessment of the great teacher's conception of the urgency of an education that would fulfil the needs of the country. They also analyze the interest of Luz y Caballero to promote commerce, which would be labeled as “The engine of progress in modern society”. In another moment they approach the relative topic to Luz's intention of to revalue the peseta sevillana and to erect banks, guarantors of investments for the agricultural and industrial development, as well as their proposal of adopting measures to protect the nascent Cuban industry.

Key words: José de la Luz y Caballero, development scientific-technician, socio-economic development, growth of the commercial activity, transformations in the agriculture, development rail, incipient promotion of the tourism, development of the industry, defense of the national interests.  

 

José de la Luz y Caballero fue una de las personalidades más representativas de la primera mitad del siglo XIX cubano. En tanto hombre de su tiempo, asumió como compromiso la titánica tarea de dar continuidad al proceso de formación de la cultura nacional, profundizar la reforma educacional, así como estimular el desarrollo científico-técnico y su aplicación práctica a la producción agrícola e industrial, para contribuir a la prosperidad económica del país.

Para promover el desarrollo económico y social general del país, Luz y Caballero elaboró una estrategia que tuvo como base la idea de implantar un sistema de educación más práctico y comprometido con las necesidades sociales del país. Uno de los objetivos de su programa educacional era capacitar la mano de obra que utilizaría la nueva tecnología exigida por los cambios previstos, en virtud de lo cual apuntó: “a la educación se le ha de dar cada vez más una tendencia práctica y aplicable a nuestras necesidades, en términos que sea lo más corto posible el paso de lo que se aprende en el colegio a lo que se practica en el mundo”.[2]

Como su objetivo principal era adecuar la educación a las exigencias sociales, en el plan de estudio propuesto para la enseñanza técnica incluyó las siguientes asignaturas: geografía, náutica, dibujo, mineralogía, ciencias morales, economía política de A. Smith, mecánica y delineación aplicadas a las artes y la agricultura. Luz y Caballero asintió que una educación moderna exigía situar la enseñanza de idiomas en un lugar preferencial; así creyó conveniente privilegiar el conocimiento del francés, alemán e inglés. También señaló que el dominio de esas lenguas permitiría estimular el auge de las relaciones comerciales con Europa y los Estados Unidos, y recordó que “nada contribuye más eficazmente a la educación mercantil, ni nada llena más cumplidamente las necesidades diarias de un negociante que la posesión de los idiomas más usuales en el tráfico y correspondencia.”[3]

De esa manera defendió la idea de formar comerciantes bien entrenados, con amplios conocimientos de aritmética mercantil, teneduría de libros e idiomas para garantizar un buen desempeño en su labor profesional.

Luz manifestó abiertamente su intención de favorecer el crecimiento de la actividad comercial, pues para él esta era una de las bases de la unidad cultural de los pueblos, sus palabras así lo indican: “el comercio estrecha al hombre, y ensancha a los hombres.[4] Además, planteó dar luz verde al quehacer mercantil porque lo concibió como el “vapor de la moderna sociedad.”[5] Es decir, estimó que para poder aspirar a instituir una nación próspera económicamente, culta e independiente, era preciso incentivar el comercio. Pero para alcanzar ese propósito era necesario formar hombres de negocio, mediante una sólida educación mercantil que estimulara el progreso fabril  y cultural general del país.

A Luz y Caballero corresponde la autoría de un audaz proyecto, presentado públicamente en 1840, que incluía el propósito de equilibrar las finanzas internas para facilitar las transacciones comerciales y financieras con la revalorización de la peseta sevillana, de la cual existía un exceso de circulante. Como solución al problema recomendó establecer sucursales del Banco de Fernando VII en las principales ciudades del país, para en un plazo de tres meses cambiarla por un equivalente en papel moneda, fabricado según las experiencias de Inglaterra y los Estados Unidos, y así evitar los efectos negativos de posibles falsificaciones. Pasados los tres meses, las pesetas en circulación serían admitidas por un valor menor y el banco podría ofrecer las suyas por ese mismo valor, lo cual representaría una pérdida de un 25%, pero los intereses de los préstamos cubrirían el déficit y el costo de la operación cuyo objetivo era:

1. Devolver a las pesetas sevillanas su valor original sin gravamen alguno.

2. Reducir las tasas de interés de los créditos para estimular el desarrollo de planes industriales y agrícolas.

3. Activar otras fuentes de prosperidad económica.[6]

Luz y Caballero consideró oportuno ofertar premios a quienes fomentaran industrias que exigieran inicialmente elevados capitales. También hizo referencia a la conveniencia de aplicar un nuevo arbitrio para cubrir el déficit resultante de la rebaja de los derechos de introducción de los productos manufacturados del extranjero. Su objetivo era proteger el desarrollo gradual e independiente de la industria y la producción en el país, y así lo hace constar cuando afirmó que las medidas propuestas tenían el propósito de “amparar y defender nuestra naciente industria contra la de otras naciones más adelantadas que nosotros en todos los ramos.”[7]

El eminente intelectual cubano apuntó que con la adopción de las medidas propuestas, crecería sustancialmente la producción y circularía una cantidad de dinero en correspondencia con la oferta de productos en el mercado, así podría lograrse un equilibrio financiero y productivo que devolvería a la peseta sevillana su valor original, lo cual representaría un respaldo confiable para el cumplimiento de los planes  previstos.

Como las transformaciones en la agricultura constituyen una premisa fundamental para la promoción de cambios sustanciales en la superestructura económica de cualquier país, Luz declaró imprescindible introducir mejoras en ese sector y aconsejó el desagüe y cultivo de algunas zonas bajas y cenagosas localizadas en las cercanías de La Habana.

Convencido de la gran importancia del cultivo de la caña y la producción de azúcar  para el desarrollo de la vida social del país, reprochó a los intelectuales que coqueteaban con el espiritualismo, a los cuales instó a dedicar sus energías a la búsqueda de soluciones a los problemas económicos más urgentes, y al respecto señaló:

”Nuestros maestros, nuestros filósofos, nuestros sabios, que deberían enseñarnos, han olvidado que en esta Isla vive el hombre por el azúcar, que antes era, y es más fácil, analizar el guarapo que el hombre mismo; y que las cuestiones sobre la descomposición de las meladuras nos darían más provecho que las del sensualismo y espiritualismo; que el hombre es como Dios lo ha hecho, y el azúcar  será como la podamos hacer nosotros.”[8]

El maestro, quien consideró la química como una poderosa palanca impulsora del desarrollo científico, señaló la necesidad de reforzar el carácter experimental de su enseñanza, promoviendo la utilización de procedimientos novedosos y medios que propiciaran un aprendizaje más dinámico e independiente. Para alcanzar ese propósito proyectó un laboratorio de química dotado con todas las sustancias necesarias y el más moderno instrumental de trabajo. Además, encargó la orientación de los estudios de la misma al mejoramiento del proceso de elaboración del azúcar de caña. También recomendó la preparación de abonos para optimizar los suelos de labranza y encargó a los profesores de dicha asignatura la promoción de cuantas investigaciones condujeran “a resolver todos aquellos problemas de cuya solución depende directamente la prosperidad, o al menos el alivio del laborioso cultivador.”[9]

El notable pedagogo fue partidario de educar a los jóvenes en el principio de la necesidad de establecer relaciones armónicas con la naturaleza, para utilizar racionalmente sus recursos y, al mismo tiempo, dar más garantía al desenvolvimiento de la vida humana. También expresó el interés por adquirir medios de transporte eficientes y seguros, entre ellos el ferrocarril, y optó por el uso del carbón mineral como fuente energética principal en las fábricas y talleres, pero siguiendo determinadas normas de seguridad para evitar daños al ambiente y a la salud humana.

En uno de los artículos polémicos sobre el tema “Los caminos de hierro”,  Luz afirmó que el desarrollo de algunos países del norte de América estimulaba la necesidad, entre sus naciones, de dedicarse al ocio y al lujo en el tiempo libre. Bajo ese principio, defendió  la idea de animar las visitas de los viajeros de esas regiones, pues Cuba les ofrecía la oportunidad de esparcimiento por la calidez del clima y la belleza de su naturaleza, razón por la cual propuso la ampliación de las redes ferroviarias para obtener nuevas fuentes de ingresos económicos para el país. Estos postulados quedaron plasmados pera la posteridad como expresión de una incipiente promoción del turismo en Cuba; leamos sus palabras:

“Es verdad que nosotros carecemos de ciudades populosas, célebres monumentos y otras curiosidades del arte, pero nos sobran las curiosidades de una naturaleza siempre viva y esplendente, tras la cual se van los ojos a nuestros vecinos los norteamericanos, habitadores de esas frígidas regiones, de donde huyen en el invierno para venir a solazarse y respirar el aire más benigno de nuestro clima. ¡Cómo no afluirán a centenares con fáciles comunicaciones en pos del lucro, del recreo y de la salud, que podrán buscar entonces no sólo en nuestro aire, sino en nuestras aguas!”[10]

Como el ferrocarril constituía el medio de transporte más eficaz para el trasiego de azúcar, mieles y otros productos, Luz reflexionó detenidamente ante el anuncio de la puesta en venta, por la Junta de Fomento, del tramo de ferrocarril de La Habana a Güines. A la compra acudieron dos Compañías Anónimas. La Compañía A ofreció $3 230 000 y la B propuso $3 500 000. A primera vista el negocio parecía ampliamente ventajoso para todos, pero el asunto debía ser analizado a partir de las razones de política, intereses económicos e implicaciones morales que envolvía. En realidad, la Compañía B actuó impulsada por un fuerte interés utilitario y la Junta de Fomento no defendió determinados principios. Tampoco la Junta ocultó su espíritu lucrativo, al no cumplir con vender el camino de hierro a la asociación que tuviera más accionistas del país, aunque pagara menos, y el ferrocarril fue puesto en remate al mejor postor.

De acuerdo con el relevante educador, independientemente de que las zonas atravesadas por las líneas ferroviarias no estaban muy pobladas, como ocurría en los tramos de ferrocarriles construidos en Inglaterra, Alemania, Francia y otros países de Europa, donde el traslado de pasajeros era muy amplio, en Cuba las grandes ganancias eran obtenidas por concepto de transporte de variados productos agrícolas; así lo hace constar en uno de sus artículos: “Es de asombrar el número de millones de arrobas de diversas cargas de uno solo de dichos partidos. ¡Por sólo el camino de Sabanilla y Piedras pasan anualmente cerca de cinco millones de arrobas de carga, solamente en los ramos de azúcar y miel!”[11] Los elevados ingresos que aportaba el ferrocarril y las posibilidades reales de incrementarlos, provocó que muchas personas pusieran sus ojos en el control de ese medio de transporte, entre ellos accionistas extranjeros. Por esa razón el gran maestro realizó un análisis minucioso del tema y ello le permitió descubrir que el remate no fue consumado solamente con el mejor postor, sino que el mismo resultó ser un solo hombre, un capitalista extranjero, que aprovechó muy bien la oportunidad para ofrecer más que los otros licitadores, lo cual hizo peligrar el cumplimiento de la gran tarea de desarrollar relaciones económicas independientes.

Por consiguiente, al decir de Luz y Caballero: [La Junta de Fomento olvidó que]  “la felicidad de la isla de Cuba, de este suelo riquísimo, codiciado por los extranjeros, estriba en la unión y tranquilidad de sus habitantes; porque sin los beneficios que produce ese estado no hay industria ni comercio, decaen la agricultura y las artes, se relajan los vínculos más sagrados y se ve expuesta por su peligrosa situación a las sugestiones pérfidas de enemigos externos e internos.”[12]

Evidentemente, nuestro gran pedagogo logró comprender fehacientemente la importancia de mantener los ferrocarriles en manos de inversionistas del país, para imponer un carácter nacional al proceso de  desarrollo económico y social del mismo.

Lo revolucionario del proyecto Lucista radica en que con él fue sustentada la necesidad de implantar una industria, una agricultura y medios de transporte modernos, financiados con capital interno y sin depender de los grandes bancos de Occidente para forjar una economía diversificada y genuinamente cubana, sobre la cual pudiera erigirse una cultura verdaderamente autónoma. Así quedó abierto el camino hacia formas superiores de organización de la producción y el comercio en Cuba, y  fueron  sentadas las bases para el nacimiento de un modelo de pensamiento defensor de los intereses nacionales contra la penetración foránea.

 

BIBLIOGRAFÍA

LAHERA MARTÍNEZ, FALCONERI. Diccionario Filosófico Pedagógico José de la Luz y Caballero. Holguín, Instituto Superior Pedagógico “José de la Luz y Caballero”, 2006. [Obra inédita].

-----. El Método Científico de José de la Luz y Caballero. Tesis de Doctorado. Instituto de Filosofía, 1997.  

LUZ Y CABALLERO, JOSÉ DE LA. Aforismos y Apuntaciones. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1962.

-----. Elencos y Discursos Académicos. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1950.

-----. Escritos Educativos. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1950. 2T.

-----. Escritos Sociales y Científicos. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1955.

LUZ Y CABALLERO, JOSÉ DE LA [ET. AL]. La Polémica Filosófica. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1946. T. I.

-----. La Polémica Filosófica. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1946. T. III.

-----. La Polémica Filosófica. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1947. T. IV.

-----. La Polémica Filosófica. La Habana, Editorial Universidad de La Habana, 1950. T. V.

 

 

 



[1] Este artículo fue publicado por los autores en la edición 26 de la Revista “Luz”. Año VI, No.2. 2007. [Nota de la Editora]

[2] Luz y Caballero, José de la. “Sobre la Educación Secundaria”. En Escritos Educativos, p. 92. T. I.

[3] -----. “Informe sobre la Escuela Náutica”. En Escritos Educativos, p. 273. T. I.

[4]  -----. “Aforismos y Apuntaciones”, p. 320.

 

[5]  Luz y Caballero, José de la. “Aforismos y Apuntaciones”, p. 301.

[6]  -----. “Voto particular en el expediente sobre pesetas sevillanas”. En Escritos Sociales y Científicos, p. 135-136.

[7]  -----. -----, p. 142.

 

[8] Luz y Caballero, José de la. “Al Señor T. por una nota agregada a su traducción del interesante artículo sobre La composición de la caña de azúcar de Martinica, publicado en el diario de hoy”. En Escritos Sociales y Científicos, p. 162.

 

[9]  Luz y Caballero, José de la. “Informe sobre la Escuela Náutica”. En Escritos Educativos, p. 273.

[10]  -----. “Caminos de hierro”. En Escritos Sociales y Científicos, p. 10-11.

 

[11]  Luz y Caballero, José de la. “Caminos de hierro”. En Escritos Sociales y Científicos, p. 127.

[12]  -----. -----. -----, p. 61.