Volver al Quijote en el quince aniversario de la Cátedra Cervantina.

Autora: DraC. María Elena Infante Miranda

minfante@hlg.rimed.cu

 

Resumen

Este trabajo obedece a la necesaria recordación de la importancia de la obra de Cervantes para las letras universales en el marco de la celebración del quince aniversario de la Cátedra Especializada del Instituto Superior Pedagógico “José de la Luz y Caballero”, de Holguín, que lleva el nombre del importante escritor. En el artículo se destaca la huella dejada por Cervantes y su obra, en particular en intelectuales cubanos que los han estudiado y han establecido sus valores, los que conservan toda su vigencia, cuatrocientos años más allá de la publicación de la primera parte de la más conocida obra cervantina. Se reconoce a Cervantes como escritor supremo de la Época de Oro española  y figura cimera de las letras universales.

Palabras claves: Miguel de Cervantes Saavedra, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Literatura Española, obra de Cervantes, importancia, vigencia.

 

Summary 

This work obeys the necessary recall of the importance of the work of Cervantes for the universal letters in the mark of the celebration of the fifteen anniversary of the Specialized Class of the Pedagogic Superior Institute "José of the Luz and Gentleman", of Holguín that takes the important writer's name. In the article he/she stands out the print left by  Cervantes and their work, in particular in Cuban intellectuals that have studied them and they have established their values, those that conserve all their validity, four hundred years beyond the publication of the first part of the good known Cervantine work. It is recognized Cervantes like supreme writer of the Spanish Time of Gold and it figures cimera of the universal letters. 

Key words: Miguel of Cervantes Saavedra, The Ingenious Hidalgo Don Cuisse of the Stain, Spanish Literature, work of Cervantes, importance, validity. 

 

Al cumplirse quince años de la creación en nuestro Instituto de la Cátedra Especializada “Miguel de Cervantes Saavedra” o Cátedra Cervantina, como más comúnmente se le conoce; este acontecimiento se produjo en el marco de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, una mañana en la que el Instituto Superior Pedagógico contó con la presencia de ilustres invitados.

El hecho de que esta Cátedra que une a estudiosos de temas lingüísticos, literarios, históricos y artísticos, se mantenga dentro de las mejores tradiciones de este centro tiene un gran significado; en ello han tenido mucho que ver su dirección, la motivación de sus miembros y el interés institucional para que la misma perviva irradiando cultura más allá de los muros del Pedagógico.

La Cátedra Cervantina tiene como espacio peculiar el homenaje a Cervantes en el día del idioma español; por eso, cuando nos acercamos a la celebración del 23 de abril, deseamos recordar algunos elementos tenidos en cuenta para denominar la Cátedra con el nombre de quien situara a la literatura castellana en su punto culminante, Miguel de Cervantes Saavedra, escritor supremo de la Época de Oro y figura cimera de las letras universales.

Lo expresado justifica la presencia en el tiempo de la obra de este escritor, más allá del cuatrocientos aniversario de la publicación de su más conocida obra, pues la primera parte de su obra cumbre, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha salió a la luz en enero de 1605 en la imprenta madrileña de Juan de Cuesta, para ser vendida en casa de Francisco Robles, “librero del Rey”.

El éxito de venta fue tan grande que en esa misma fecha se realizó otra edición en Madrid, dos en Valencia y tres en Portugal. Posteriormente Thomas Shelton hizo la traducción al inglés entre 1612 y 1620; a partir de entonces se sucedieron numerosas ediciones. Mirta Aguirre señala al respecto que “no existe obra profana cuyo número de ediciones y de traducciones pueda comparársele”.

A lo que podría añadirse que sería muy difícil encontrar otra creación literaria que haya sido objeto de tantos y tan minuciosos estudios, no solo de carácter literario, pues sobre la obra se han realizado reflexiones filosóficas, valoraciones sociológicas, éticas y lingüísticas, entre otras.

En nuestro país la huella cervantina se advierte tempranamente, hay referencias al Quijote en la primera obra dramática escrita por un criollo, El príncipe Jardinero.  En uno de los trabajos que se conservan del Papel Periódico de La Habana aparece un elogio a Cervantes y a su novela.

En los siglos XIX y XX este tema ha sido referencia frecuente en el quehacer de importantes intelectuales como Enrique José Varona, Ramón Meza, Medardo Vitier, José María Chacón y Calvo, Camila Henríquez Ureña, Alejo Carpentier y Mirta Aguirre, por solo citar a críticos de relevancia. No debe olvidarse que de manera especial los trabajos de esta última autora han calado profundamente en la significación de Cervantes y su obra.

Deseamos hacer referencia a un comentario que hace nuestro José Martí a un trabajo de Varona sobre el autor español, en el que se aprecia la admiración que siente el Maestro por Cervantes y su valoración ante el concepto que sobre la dignidad humana trasmite la obra cervantina. Para Martí “Cervantes […] (es) aquel temprano amigo del hombre que vivió en tiempos aciagos para la libertad y el decoro y con la dulce tristeza del genio prefirió la vida entre los humildes al adelanto cortesano y es a la vez deleite de las letras y uno de los caracteres más bellos de la historia”.

Véase el lugar que confiere Martí al autor dentro de las letras universales y que además apunta “prefirió la vida entre los humildes”; debe tenerse presente que la existencia de Cervantes fue dura y difícil, sufrió privaciones, fue encarcelado más de una vez; se dice que escribió la primera parte del Quijote en una cárcel sevillana, pero que como hombre del Renacimiento rechazó siempre el sentimiento de estar vencido por su adverso destino.

Al respecto el crítico Guillermo Díaz Plaja, en su ensayo “El vía crucis biográfico de Cervantes” indica: “Cervantes es el hombre más tenaz en sus sueños ante una realidad que es la más tenaz con sus desengaños”.

Pero volvamos a la huella cervantina en intelectuales cubanos; en esta arista del problema resulta obligada la referencia al célebre discurso pronunciado por Alejo Carpentier al recibir el Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes”, 1977.

Entre otras reflexiones, Carpentier expresa que “Cervantes con el Quijote instala la dimensión imaginaria del hombre”, para luego concluir, “No tuvo España mejor embajador, a lo largo de los siglos, que Don Quijote de la Mancha.

Los estudiosos cubanos con sus valiosas opiniones se suman al concierto universal que sitúa a Cervantes como uno de los grandes autores de todos los tiempos.

En este sentido no es ocioso recordar que esta obra maestra es la primera que se edita en Cuba después del triunfo revolucionario, a sugerencia del Comandante en Jefe, acción de profundo contenido simbólico, pues expresaba lo que sigue siendo hoy empeño mayor, llevar al pueblo los valores más auténticos de la cultura universal.

La impronta de esta obra en el lector de todos los tiempos se torna plenamente visible en las conocidas palabras del Guerrillero Heroico en la famosa carta de despedida a sus padres, antes de realizar aquella quijotesca empresa que le costara la vida en tierras bolivianas. En ese momento supremo el Che evoca al Quijote al expresar: “Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante y vuelvo al camino con la adarga al brazo.” El Che siente, como el Quijote, un compromiso ético: deshacer “entuertos”, pelear por la justicia.

En este sentido debemos recordar las palabras del caballero andante, verdadera declaración de principios cuando expresa que se considera: “[…] casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos y finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. ”

En otra parte de la obra el personaje añade otros rasgos que lo caracterizan: “Yo he satisfecho agravios, enderezado entuertos, castigado insolencias, vencido gigantes, atropellado vestiglos, yo soy enamorado, no más porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean […] Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines que son hacer el bien a todos y mal a ninguno.”

El simbolismo del personaje, desde este ángulo, cobra singulares matices, pues Cervantes adopta una posición moderna sobre la honra, uno de los valores humanos más trascendentes en la obra, identificándola con la virtud y con la tranquilidad de haber obrado de acuerdo con la propia conciencia.

La actitud que asume el personaje cervantino, comprometida con la vida, se ha dado en llamar quijotismo y conserva toda su vigencia en momentos tan complejos para el mundo; esta posición fue asumida con palabras y hechos por el guerrillero legendario, pero también por nuestro pueblo a lo largo de su historia.

Por todo ello esta obra sigue suscitando indagaciones e interpretaciones en diferentes manifestaciones del arte y el pensamiento. Es innegable que Cervantes y El Quijote siguen ejerciendo especial magnetismo en todo el orbe; esto tiene mucho que ver con el carácter imperecedero de los personajes creados, con la insuperable lección de realismo artístico que la obra ofrece, con el hecho de que en ella se aborden profundos problemas del hombre y de sus relaciones sociales, con la consideración de Cervantes como padre verdadero de la lengua castellana y creador de la novela moderna.

Como sabemos, Cervantes fue un artista excepcional de imaginación sorprendente; en su obra puede disfrutarse la armonía y la plenitud de la frase, su musicalidad, su plasticidad. En su palabra tienen igual cabida los exaltados discursos de Don Quijote o la gracia de los refranes de Sancho.

Cervantes recogió todas las tendencias narrativas que le antecedieron y de su obra parten las que le seguirían. De manera insuperable supo combinar armónicamente dos líneas que por separado existían en la literatura española: la de la fantasía y la de la realidad.

Mucho se ha dicho que la lectura de una obra literaria es un acto que viene a completar la creación del autor. En este caso es significativo que el lector siga acudiendo a este texto, el mismo de entonces, pero en una época en la cual han sufrido profundas transformaciones valores filosóficos, éticos, políticos y estéticos.

Puede pensarse que este libro, verdaderamente universal, provoca en el lector una sensación muy parecida a la que sintió Sancho junto al lecho de muerte del Quijote y como él entonces, parece decirle el lector contemporáneo al singular personaje que “[…] viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir”.

 

BIBLIOGRAFÍA

AGUIRRE, MIRTA La lírica de los siglos de oro. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1979.

CHABÁS, JUAN. Historia de la Literatura Española. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1979.

VIÑALET, RICARDO. Literatura española. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1988.