Concepción martiana de la defensa. Vigencia.

Autoras:

Lic. Ana Portuondo Zapata

Lic. Magda Besil Guillén

magda@hlg.rimed.cu

        

Resumen

En el trabajo se aborda la importancia de la defensa de la Patria en los momentos actuales. Se demuestran las profundas raíces martianas de la concepción defensiva, la cual tiene su fundamento en la rica tradición combativa del pueblo cubano. Se aplica de forma creadora la teoría marxista-leninista de la guerra en las condiciones concretas del país.

Palabras claves: José Martí, Patria, Vladimir Ilich Lenin, revolución, socialismo, marxismo-leninismo, guerra de todo el pueblo.

 

Abstract

In the work the importance of the defense of the Homeland is approached in the current moments. The deep roots martianas of the defensive conception are demonstrated, which has their foundation in the rich combative tradition of the Cuban town. It is applied in a creative way the Marxist-Leninist theory of the war under the concrete conditions of the country. 

Key words: José Martí, Homeland, Vladimir Ilich Lenin, revolution, socialism, Marxism-Leninism, war of the whole town.

 

La experiencia histórica demuestra que la defensa de la Patria Socialista constituye una necesidad objetiva del tránsito del capitalismo al socialismo. En tal sentido, la política militar del Partido Comunista de Cuba y el Estado es parte orgánica del proceso general de la construcción del socialismo. Es por ello que en el Informe Central al I Congreso del Partido Comunista de Cuba se plantea: “La guardia revolucionaria no se descuidará jamás, la historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error.” (1)

La política defensiva tiene su fundamento en la experiencia de la lucha revolucionaria mundial; en la rica tradición combativa de las masas populares cubanas, acumuladas a través de más de cien años de lucha; y la aplicación creadora de la teoría marxista-leninista sobre la guerra y el ejército en las condiciones concretas del país.

El proceso de perfeccionamiento de la política militar de la Revolución Cubana tiene lugar a partir de la década de 1980 del siglo XX y es de significativa importancia, por constituir un desarrollo creador de las concepciones político-militares de las gestas independentistas, y en especial, de su más glorioso artífice, el del Partido Revolucionario Cubano y de la unidad de las masas revolucionarias para la independencia, José Martí Pérez.

La concepción marxista-leninista de la defensa de la Patria tiene profundas raíces martianas. Este proceso de perfeccionamiento de la concepción militar cubana se produce en condiciones excepcionales de la historia contemporánea, tales como:

a)     Incremento de la agresividad del imperialismo norteamericano a partir de la toma del poder de la administración Reagan, cuya  Plataforma de Santa Fe constituye todavía hoy documento rector de la estrategia exterior norteamericana y que en el actual gobierno del Presidente George Bush, acompañado de otros gobiernos aliados, se proyectan por acabar con la Revolución Cubana y proclama la pretensión de imponer  su “derecho” para promover una  transición “democrática” en el país.

b)     Traición de la dirección de los partidos comunistas de los países de Europa Oriental, y la más bochornosa claudicación de los líderes “marxistas” que reniegan y se arrepienten de su anterior condición, y buscan los “favores” del Imperio.

c)      Desmoronamiento del campo socialista y su marcha al capitalismo.

d)     Fortalecimiento, consolidación y reafirmación revolucionaria del pueblo, y el incremento del prestigio internacional del Partido Comunista de Cuba y su máximo líder Fidel Castro Ruz, quien proclamó ante ella y el mundo una vez más que, tal como lo hizo en Girón, cuando sea necesario luchará junto a su pueblo en la primera línea de combate.

La esencia de este proceso radica en la participación de todas las fuerzas de la sociedad en la defensa del país, bajo la dirección del Partido durante el tiempo que fuese necesario y en cualquier situación; esto es la guerra de todo el pueblo, cuyos principios supremos son:

a)     La dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias por el Partido Comunista de Cuba, que expresa el papel rector del mismo en la solución de los problemas relacionados con la defensa del país.

b)     El principio de la unidad indisoluble entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el pueblo, aplicado y desarrollado a lo largo del proceso revolucionario, que tiene significado extraordinario en la concepción de una guerra popular generalizada, donde el ejército de la Revolución está conformado por todo el pueblo, integrado en las unidades regulares y de reservas, y las Milicias de Tropas Territoriales.

Estos dos principios tienen profundas raíces, ya que Martí concibe un ejército para hacer la independencia de Cuba, subordinado a un Partido, cuya misión sería poner en pie de guerra a toda la Isla para derrocar al colonialismo español; lo que se ha mantenido como línea desde la gesta independentista del 95 hasta la fecha, el mando único, el cual consiste en la centralización en un hombre, en un jefe, en un dirigente, la subordinación de miles de hombres. Martí, en el análisis realizado sobre la guerra, manifestó que las condiciones objetivas estaban dadas; sólo hacía falta que miles de hombres respondieran a la voluntad de uno, criterio que fue tratado también por el líder del proletariado mundial Vladimir Ilich Lenin, lo que constituye actualmente la base de la estructura militar del país.

Los clásicos del marxismo-leninismo demostraron que la guerra constituye un fenómeno político-social, sujeto a leyes objetivas que rigen el desarrollo social. La guerra, al contrario de lo que sostienen algunos teóricos militares burgueses, posee un carácter histórico, y en modo alguno puede considerarse como un estado natural y eterno de la sociedad. La aparición del fenómeno de la guerra está indisolublemente ligado al surgimiento de la propiedad privada, las clases y el Estado.

La guerra, como fenómeno político-social, presenta dos aspectos orgánicamente vinculados entre sí: el aspecto político-social y el teórico-militar. El primero refleja la naturaleza clasista de la sociedad y el segundo, lo específico de la guerra, la lucha armada.

Lenin demostró, refiriéndose a la guerra, que es un medio del cual se valen determinados estados y determinadas clases dentro de ellos, con la intención de materializar sus objetivos políticos. En La guerra y la revolución expresó al respecto  “...toda la guerra está inseparablemente unida al régimen político del que surge...” (2)

Al determinar el contenido político de las guerras y su papel social, Lenin formuló la clasificación de las guerras en justas e injustas, y vinculó lo justo o injusto de ellas a los objetivos progresistas o reaccionarios, liberadores u opresores de las partes beligerantes.

El Partido y el Estado cubanos, encabezados por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, basados en la experiencia legada por el pueblo y por la lucha sostenida contra el imperialismo yanqui, han dedicado una atención especial al problema de la defensa de la Patria Socialista.

La tarea esencial consiste en lograr un sistema defensivo que tenga como fundamento la preparación militar, político-moral y sicológica de todos los miembros de la sociedad. Este sistema, respuesta necesaria de la doctrina militar cubana, a las distintas variantes de agresión yanqui contra la Patria, se concreta en el concepto de Guerra de todo el pueblo, la cual se distingue de todas las demás en la historia de la humanidad por sus objetivos y carácter, por sus métodos, y por la actitud que adoptan las masas hacia ella, pues cada cubano sabe qué debe hacer, a dónde tiene que dirigirse y cuál es su tarea en caso de que el enemigo ose atacar.

La concepción de la Guerra de todo el pueblo tiene su fundamento en los siguientes presupuestos básicos:

a)     El carácter masivo, popular, de la defensa armada de la Revolución.

b)     La disposición y decisión de las masas de luchar por defender los valores materiales y espirituales creado por la Revolución.

c)      La posibilidad de que sólo una revolución socialista puede armar, preparar y organizar militarmente a todo el pueblo.

d)     La existencia de la propiedad social sobre los medios de producción permite movilizar toda la economía y los recursos del país, en función de la defensa.

En la obra de José Martí, los problemas de la violencia social y en especial, de la guerra como forma de esta, ocupan un lugar destacado.

El pensamiento martiano es opuesto al enfoque unilateral, metafísico y dogmático de abordar los problemas sociales, las vías, instrumentos y caminos de su solución, y sobre todo, su análisis es objetivo y realista en los problemas de la guerra y la revolución independentista, como forma suprema de la violencia social.

La concepción de Martí de la guerra  tiene un carácter político y constituye un fenómeno necesario. Para él no todas las guerras tienen los mismos objetivos; algunas de ellas se hacen para la conquista de territorios y dominios de otros pueblos, y otras para formar pueblos y naciones. No es un fenómeno carente de causas, espontáneo. En este sentido el análisis que aparece en el “Manifiesto de Montecristi” refleja la profundidad de su pensamiento político-militar al valorar el carácter consciente de la guerra y el papel del factor subjetivo. Deja establecido que la guerra iniciada el 24 de febrero de 1895, era la continuidad de la lucha que comenzó el pueblo cubano en 1868.

En  el “Manifiesto…” , Martí hace un llamado a los españoles; destaca que la guerra no es contra ellos, sino contra el régimen colonial; y precisa que se aspira a construir una nación libre y feliz, una República justa. “La guerra -expresó Martí- no es la tentativa caprichosa de una independencia más temible que útil ( ...) sino el producto disciplinado de la resolución de hombres enteros que en el reposo de la experiencia se han decidido a encarar otra vez los peligros que conocen. ( 3)

Evidentemente, este análisis hecho en el contexto histórico de fines del siglo XIX en Cuba significaba la decisión irrenunciable de su pueblo a la independencia; con la nueva concepción político-militar del país, cobra mayor actualidad, por cuanto el pueblo, en un haz de hombres y mujeres, se aprestan a enfrentar, decidido a la victoria, la nueva escalada del gobierno de los Estados Unidos. La decisión del pueblo está inspirada en los principios políticos que sustentan la doctrina militar de la guerra de todo el pueblo. 

*              En Cuba, la orden de combatir contra el agresor imperialista está siempre dada.

*              Ningún combatiente debe obedecer la orden de alto al fuego cuando esta implique la claudicación  ante el invasor.

*              Mientras exista un soldado revolucionario y un fusil, ninguna causa estará perdida.

*              Todo el pueblo trabajador actúa de acuerdo con la máxima de ¡Aquí no se rinde nadie!.

*              En la terminología político–militar cubana están abolidas las palabras rendición y derrota.

Estos principios emanan de las tradiciones combativas, formadas a lo largo de más de cien años de lucha, que cristalizan en el pensamiento político de José Martí y Fidel Castro, cuyo gran mérito radica en la preparación del pueblo para obtener y consolidar la independencia del país, donde ha desempeñado un papel decisivo el factor subjetivo.

Para Martí el desorden y el capricho en una contienda armada puede acarrear inevitablemente la derrota del patriotismo glorioso. El gran mérito histórico de José Martí fue unir todos los factores dispuestos a la guerra, organizarla, hacerla viable y, partiendo de ello, transmitirle una ideología y una proyección política.

La unidad es prédica infatigable de José Martí, “juntarse es la palabra de orden” – señaló, que bien interpretada por Fidel ha enseñado que de la unidad y la idea, de la unidad y la doctrina, en el crisol de un proceso revolucionario se formó el Partido que dirige hoy la Revolución y es garantía de su continuidad histórica, lo que constituye la más grande hazaña del pueblo en este período histórico.

En la prédica revolucionaria de Martí se encuentra el fundamento moral, la táctica, la estrategia y la legitimidad histórica de la acción armada, la que aplicada a la concepción de la guerra de todo el pueblo se expresa en que cada cubano tiene un lugar, un medio y una forma para combatir al enemigo.

En correspondencia con los puntos de vista de Martí, al enemigo hay que fatigarlo, no dejar que descanse; es necesario privarlo de recursos y combatirlo constantemente.

Al analizar la guerra civil de los Estados Unidos, Martí llegó a la conclusión de que “tiene la victoria quien tiene los ríos” poniendo de manifiesto con esto la importancia del aprovechamiento de las condiciones naturales del país y su utilización en la lucha contra el enemigo, privarlo de alimentos, evitar por todos los medios que tenga posibilidades de servirse del ferrocarril y de los telégrafos, y mantener una vigilancia constante de los caminos. La materialización de esta idea de Martí se cumple en la estructura del eslabón principal en la concepción de la guerra de todo el pueblo, que consiste en las zonas de defensa creadas en las montañas, en los llanos, en los pantanos, en todo el territorio. En estos momentos el país lleva a cabo un trabajo sistemático en el acondicionamiento de medios naturales y artificiales, como cuevas, bosques, zonas pantanosas, y la construcción de decenas de kilómetros de áreas fortificadas para garantizar que en cada lugar existan las condiciones y la organización del pueblo para enfrentar la acción del enemigo.

Martí consideró que cuando el contrario es fuerte y posee formidables posiciones, no se puede esparcir el ejército en cuerpos pequeños. Es necesario concentrar las fuerzas y forzar al enemigo a dar batallas o recibirlas en el lugar escogido para ello; no pelear donde el enemigo se ha preparado para resistir, sino donde tiene que acudir de improviso y precipitadamente.

La concepción martiana de cómo iniciar el combate nacional–liberador representa llevar a planos superiores la experiencia independentista antillana. Sin premura, con una válida ponderación de todos los elementos que debían ser tenidos en cuenta, estableció la necesidad imprescindible de una efectiva conjugación de los “factores internos” con los “factores externos”; quiere decir, hacer coincidir los alzamientos de las diferentes regiones cubanas (factores internos) con expediciones del exterior, que llevasen a la isla a los jefes militares principales (factores externos).

Es evidente que para Martí la guerra no era un capricho, era un medio necesario para alcanzar la libertad, y esa concepción sobre una nueva etapa de la guerra independentista en Cuba, la dejó plasmada en la carta a Máximo Gómez, del 29 de julio de 1882, cuando expresó: “(…) ya llegó Cuba, en su actual  estado y problemas, al punto de entender de nuevo la incapacidad de una política conciliadora, y la necesidad de una revolución violenta… la revolución no es un mero estallido de decoro, ni la satisfacción de una costumbre de pelear y mandar sino una obra detallada y previsora de pensamiento”. (4)

El Comandante en Jefe Fidel Castro, martiano por excelencia, comprende también que la guerra no es un capricho ni la satisfacción de pelear; por el contrario, en su discurso el 1º de mayo del 2004 expresó que “ el camino no es la fuerza ni la guerra” y  más adelante agregó que “ el mundo no tiene salvación sino sigue una línea de paz y de cooperación internacional”; pero cuando con el adversario no hay entendimiento posible, hay que recordarle lo que en este mismo  discurso dijo después: “Este es un pueblo veterano y aguerrido, con una enorme fuerza joven preparada, culta y revolucionaria, que no podrá nadie jamás vencer.” (5)

Le corresponde a todo el pueblo cubano, y especialmente a la juventud, llevar a cabo esta tarea de salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1)Castro Ruz, Fidel. Informe Central al I Congreso de Partido Comunista de Cuba,  [s.p.]

(2)Lenin, Vladimir Ilich. La guerra y la revolución, [s.p.]

(3)Martí, José.  El Manifiesto de Montecristi, [s.p.]

(4)Epistolario, [s.p.]

(5)Castro Fidel. “Este es un pueblo veterano y aguerrido, con una enorme fuerza joven preparada, culta y revolucionaria, que no podrá nadie jamás vencer, p. 3-6.

 

BIBLIOGRAFÍA

CASTRO RUZ, FIDEL. “Este es un pueblo veterano y aguerrido, con una enorme fuerza joven preparada, culta y revolucionaria, que no podrá nadie jamás vencer”. Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe en el acto por el día Internacional de los Trabajadores. Periódico Gramma, Ciudad de La Habana, 4 de mayo del 2004, 3-6.

-----. Informe Central al I Congreso de Partido Comunista de Cuba,  [s.d.e.]

-----. “La soberanía y dignidad de un pueblo no se discuten con  nadie”. Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe en el acto por el Aniversario 50 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Periódico Gramma, Ciudad de La Habana, 28 de julio del 2003, p. 3-5.

LENIN, VLADIMIR ILICH. La bancarrota de la II Internacional. Moscú, Editorial Progreso, 197?.

-----. La guerra y la revolución. Moscú, Editorial Progreso, 197?

MARTÍ, JOSÉ. Epistolario, [s.d.e.]

-----. El Manifiesto de Montecristi, [s.d.e.]

PICHARDO, HORTENSIA. Documentos para la Historia de Cuba. Ciudad de La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1977. Tomo I.

SIETE ENFOQUES MARXISTAS SOBRE JOSÉ MARTÍ. Ciudad de La Habana, Ed. Política, 1978.