La evaluación, una reflexión en el aprendizaje.
Autoras:
Lic. Isabel Almaguer Guerrero
MsC .Mariela Silva Cruz
Resumen
El trabajo aborda algunas reflexiones que son importantes
considerar en el proceso del aprendizaje
sobre la evaluación y cómo el maestro, mediante diferentes métodos, puede
llegar al cumplimiento de los objetivos propuestos y lograr que sea integral,
basándose en la unidad del conocimiento y lo afectivo, hecho social y personal
de este proceso, considerando el papel que juega el sujeto y las condiciones
para efectuarla en las nuevas transformaciones de la enseñanza.
Palabras claves: Evaluación, calidad de la educación
Summary
The work
approaches some reflections that they are important to consider in the process
of the learning on the evaluation and how the teacher by means of different
methods can arrive to the execution of the proposed objectives, and to achieve
that it is integral, being based on the unit of the knowledge and the affective
thing, social and personal fact of this process. considering the role that
plays the fellow and the conditions to make it in the new transformations of
the teaching.
Key Words: Evaluation, quality of the education
La evaluación de la calidad de la educación responde
a una terminología moderna; sin embargo, ha sido preocupación desde los inicios
del desarrollo de la humanidad, donde el hombre sintió la necesidad de
perpetuar sus conocimientos transmitidos de generación a generación. También,
especialistas de diversas ramas, organismos financieros, e incluso, jefes de
estados y de gobierno, han prestado especial atención; ejemplo de ello lo
constituye la Declaración de la V Cumbre de Mandatarios de Iberoamérica, en la
que se incluyó el Programa de Cooperación para el desarrollo de los Sistemas
Nacionales de la Evaluación de la Calidad Educativa .
Cuba no ha estado ajena a esta necesidad de
desarrollar la calidad educacional y es esta
una de las tareas principales trazadas
por la política del PCC y del Estado.
La misión de estos hacia los Ministerios de Educación
y Educación Superior, en lo que respecta la educación de niños, jóvenes y
adultos, está basada en las ideas de Martí y el socialismo, patentizadas en el
III y IV Congreso, y en el V Pleno, en
los que se planteó que “se continuará desarrollando la Educación de Adultos, y
la Educación Técnica y Profesional. La educación seguirá siendo un renglón
priorizado entre los objetivos de nuestro pueblo…”
Y se añade que “...La Educación continuará asegurando
maestros y escuelas para cada niño y posibilidades de acceso a niveles
superiores de enseñanza, elevando
permanentemente la calidad de este servicio.”
Dada la importancia otorgada a la calidad de la
educación por el Partido y el Estado, y teniendo en cuenta su encargo en la
sociedad, se ha unido un grupo numeroso de investigadores en los centros
docentes que se han dedicado a estudiar este fenómeno, entre los que se
encuentran Héctor Valdés y Francisco Pérez, del Instituto Central de Ciencias
Pedagógicas, quienes proponen un sistema de indicadores para evaluar la calidad
educacional de la enseñanza.
En la universalización de la enseñanza y en las
transformaciones que se llevan a cabo en la ETP, se debe reflexionar sobre
algunos aspectos que hay que considerar en la evaluación integral de los
estudiantes, para lo cual se hace necesario hacer algunas reflexiones y partir
del concepto de evaluación dado por Héctor Valdés, quien plantea que esta consiste
“en un proceso sistemático de recogida de datos, incorporados al sistema general
de actuación educativa, que permite obtener información válida y fiable, para
formar juicios de valor acerca de una situación. Estos juicios, a su vez, se
utilizarán en la toma de decisiones con el objetivo de mejorar la actividad
educativa valorada”.
Al valorar esta definición y de acuerdo con los
estudios efectuados al respecto, se considera que evaluación es un proceso
firme, sistemático, con carácter educativo, que le proporciona tanto al maestro,
como a los estudiantes, datos reales del cumplimiento de los objetivos del programa.
A partir de esto, se pueden relacionar fases que
sintetizan el proceso evaluador y servir de guía para la propia concepción del
sistema de evaluación de la calidad de la educación.
La labor educacional del proceso aprendizaje como
actividad social, debe contar necesariamente con mecanismos que le permitan
conocer el nivel de desarrollo alcanzado, la calidad del producto, objeto de su
acción transformadora, el educando, en este caso.
El hecho de que existan concepciones diversas en
relación con la formación del hombre y los objetivos a alcanzar, determinan
variadas posiciones sobre las formas de controlar y evaluar. En consonancia con
lo planteado anteriormente, se abordan algunas consideraciones referidas a cómo
controlar y evaluar los resultados obtenidos en el proceso educativo, y cómo el
maestro, mediante la utilización de diferentes métodos, puede llegar a obtener
información valiosa de logros y dificultades que presentan sus alumnos, lo que
le permitirá efectuar los ajustes necesarios que pueden estar referidos a diferentes
elementos, entre ellos, el propio maestro, los métodos que utiliza, la
organización y dirección de las actividades, las características del grupo y su
interacción con la familia o con el entorno social donde desarrolla su vida.
La evaluación objetiva de los resultados obtenidos en
la formación de la personalidad de los educandos, permitirá la planificación de
tareas educativas reales que correspondan a los intereses y necesidades de estos.
Para ello se requiere conocer lo que ya se ha logrado
para poder avanzar, pero los resultados por supuesto no serán los esperados.
No es fácil percibir externamente y valorar en
períodos cortos el desarrollo alcanzado en las cualidades de la personalidad,
lo que determina la utilización de vías diferentes a las que se utilizan en el
proceso de enseñanza. Los resultados y la eficiencia alcanzada en el proceso
educativo sólo es posible conocerlos mediante el estudio integral del grupo en
general y de cada estudiante en particular; es fundamental conocer sus
intereses, aspiraciones, deseos y poder penetrar en su mundo interno en la
búsqueda de las causas que lo hacen actuar o sentir de una u otra forma.
El poder estudiar integralmente a los alumnos ayuda
al maestro en la solución de las formas y métodos más adecuados para lograr un
trabajo educativo mucho más efectivo.
Es importante que las tareas propuestas despierten en
el estudiante la necesidad de su valoración, que exija un esfuerzo personal y
pueda demostrar sus posibilidades reales; sólo así la labor educativa es
efectiva y podrá el maestro obtener logros en su labor.
El enfoque individual de cada tarea ayuda a formar y
desarrollar los rasgos y cualidades necesarios de la personalidad en formación,
en unos habrá que ayudarlos a eliminar en lo posible la falta de decisión,
agresividad, timidez; en otros, tal vez, el exceso de seguridad y confianza en
sí mismos, la desorganización o la irresponsabilidad.
Es de vital trascendencia determinar objetivamente
los resultados obtenidos en la labor educativa y establecer cómo ha influido
esta en el desarrollo de la personalidad; pero lo que se considera necesario
tener presente en cada caso es el no juzgar a priori el nivel alcanzado sólo
por las palabras y manifestaciones externas, sino por los resultados obtenidos
en las tareas sistemáticas.
La evaluación del nivel de desarrollo requiere
encontrar aquellos criterios que permitan determinar de modo correcto, no sólo
la actuación de los alumnos, sino también el porqué de esa actuación. Los
criterios no son más que la medida, los indicadores sobre cuya base se va a
evaluar.
Un criterio o un indicador fundamental a tener
presente es la actuación del educando, no lo que dice y habla, sino lo que hace
realmente, no las palabras o promesas, sino la capacidad de poder combinar
adecuadamente la palabra y la acción, De ahí que una evaluación correcta es
aquella que toma en cuenta, no las acciones correctas y concretas, los hechos,
lo real, es decir, no es posible determinar y juzgar el nivel de desarrollo
alcanzado sólo por sus palabras y manifestaciones escritas, sino por sus
acciones, por los resultados positivos o negativos obtenidos en la actividad
que realiza.
El problema de la evaluación del proceso
docente–educativo está dado por el constante perfeccionamiento del mismo
proceso, que tiene como tarea fundamental la lucha por elevar la calidad de la
evaluación y sus resultados.
En la actual concepción del proceso docente-educativo
se destaca su comprensión como un sistema dinámico, en el cual interactúan el
profesor y el alumno, sistema integrado por una serie de componentes en dicha
interacción. Por ello se debe considerar la evaluación como uno de los
componentes esenciales en el proceso y es necesario analizarla con los
restantes componentes: objetivo, contenido, medios y métodos que se apliquen;
es precisamente la evaluación la efectividad del mismo.
En la práctica de la dirección del proceso, ello se
manifiesta en preguntas improvisadas, ejercicios improvisados que corresponden
a los niveles de asimilación propuestos, en aceptación de respuestas
incompletas e incluso incorrectas. Todo ello muestra que no se interioriza el
papel que debe desempeñar la evaluación en la dirección del proceso docente-educativo,
la no total comprensión de sus funciones y de su importancia en el logro de una
mejor calidad en el resultado de dicho proceso.
Las funciones que se han estudiado de la evaluación,
para su mejor comprensión en la práctica, son: la instructiva, educativa, de
diagnóstico, de desarrollo, y de control. Con la ayuda de la comprobación y
evaluación de conocimientos se logra apreciar y fijar los nuevos conocimientos;
también al hacer las correcciones a los errores cometidos individualmente, se
garantiza el perfeccionamiento de conocimientos, habilidades y hábitos en el
trabajo docente, y se logra profundizar y sistematizar los conocimientos e
incrementar la actividad cognoscitiva, lo que propicia más la actividad
independiente. Se está en presencia de la función instructiva.
La comprobación y evaluación constituye el elemento
esencial que muestra los resultados docentes del alumno ante su profesor y el
colectivo del aula; pone en evidencia cómo cada alumno cumple con su deber. Este
es el caso de la función educativa.
Cuando el profesor analiza los logros y deficiencias
mediante los instrumentos y las técnicas evaluativas, y se puede determinar una
información desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo hasta conocer el
estado de los objetivos propuestos, se está en presencia de la función de
diagnóstico.
Por otra parte, en la clase, en los distintos ejercicios de
control y en las pruebas que se aplican, deben incluirse ejercicios y tareas
que prueben, y, al propio tiempo contribuyan a desarrollar en el alumno el
pensamiento, la creación, la memoria, la actuación, la habilidad de comparar,
reflexionar y hacer conclusiones. En este caso la función es desarrolladora y
de control, cuando los datos de la evaluación revelan el nivel de desarrollo
alcanzado por los estudiantes, en cuanto al tema de conocimientos, hábitos y
habilidades exigidos por el programa.
Para que la evaluación juegue su papel y se
cumplan todas las funciones, resulta indispensable la participación del alumno
como sujeto activo del aprendizaje.
En la evaluación es el docente el que, de
acuerdo con los objetivos, contenidos, medios y métodos aplicados, determina
cuándo, qué y cómo evaluar, de acuerdo con los distintos niveles de
asimilación.
La evaluación del trabajo pedagógico y del
aprendizaje, que determina el desarrollo de la personalidad, se observa que
el objeto es el proceso pedagógico y el
campo de acción, la evaluación del aprendizaje. De ahí la importancia de
considerar la evaluación de forma integral, basado en la unidad de lo cognitivo
y lo afectivo en el aprendizaje, como hecho social y personal .
La evaluación del aprendizaje comprende el
análisis de los cambios que se han efectuado sistemáticamente en el alumno de
forma cualitativa, en relación con el rendimiento académico y el desarrollo
alcanzado en la personalidad en esa etapa determinada; también puede decirse
que la evaluación refleja la relación estrecha que existe entre instrucción y
educación en el proceso, donde es necesario evaluar hábitos, habilidades, y el
nivel alcanzado en la personalidad del alumno.
Cuando se habla de evaluación educativa, se
refiere al estudio de varias teorías que van desde el pragmatismo hasta el
conductismo, en donde se mezcla el aprendizaje con el logro de los objetivos.
La evaluación reconoce el carácter
orientador y rector de los objetivos del proceso pedagógico y, haciendo un
análisis, se aprecia el papel que juega el sujeto y las condiciones para
efectuar la misma; la relación es objeto–sujeto–condiciones-evaluación. De ahí
que el sujeto tiene varias alternativas, a partir del objetivo propuesto, y
puede trasformar la evaluación en la medida que conoce y alcance los objetivos;
por lo que en general, la evaluación debe ser flexible y los objetivos más
específicos, sin dejar de reconocer el carácter rector de los mismos.
Es importante reconocer que para que la
evaluación sea integradora y flexible, debe tener relación con los métodos y la
comunicación para que sea válida y confiable, pues para el estudiante puede ser
un estímulo, una valoración justa de su esfuerzo; para el maestro, falta de
estudio de sus alumnos y falta en su metodología; y para la escuela, una visión
crítica de la calidad de la docencia impartida, incluyendo la familia que
considera que es un generador de stress o un conflicto.
Al analizar lo que se plantea en el párrafo anterior
es necesario que se reflexionen las siguientes palabras del Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, el 8 de febrero de 1987, en la clausura del XI Seminario
Nacional de Educación:
”Nuestra educación tiene carácter universal,
se ha creado, se ha constituido y se ha desarrollado en beneficio de todos los
niños del país, tenemos que a todos atenderlos, tenemos que a todos educarlos,
tenemos que enseñarles a todos lo que se les pueda enseñar, a todos y a cada
uno de ellos.”
Ese es el principio, y dentro de ese objetivo conciliar masividad con calidad…
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