Niveles
de formación de las habilidades profesionales. Su significación para la
comprensión de un desempeño profesional competente.
Autores
DrC. Miguel A. Cruz Cabezas
MsC. Mariela Silva Cruz
Lic. Marilín Sierra Vicente
Resumen
La formación de trabajadores competentes es posible en
la misma medida en que el proceso pedagógico que acontece en las Escuelas
Politécnicas condicione en el estudiante un
elevado nivel de formación de sus habilidades profesionales. En el
presente artículo los autores exponen algunas reflexiones en torno a la
significación que tienen las habilidades profesionales para la manifestación de
un desempeño profesional competente; muestran un sistema de indicadores para
controlar, medir y evaluar las referidas habilidades y precisan las
características de los niveles de
formación que en relación con las mismas pueden alcanzar los estudiantes de la
especialidad Construcción Civil.
Palabras Claves: Habilidades profesionales, trabajador
competente, construcción civil, escuelas politécnicas.
Abstract
The teaching–learning process at Politechnical Schools
favors the future worker’s competence if the formation and development of
profesional skills are fostered. In this article you can find some reflextions
about the meaning of professional skills for a competent professional behaivor,
it propose a system of items to control, measure and evaluate the skills as well an
the features of their level of formation that students for the speciality of Civil Construction may get.
Key Words: Professional abilities, competent worker,
civil construction, polytechnic schools.
El proceso inversionista de la construcción le reclama a la escuela
politécnica la formación de un trabajador que sea capaz de desempeñarse
profesionalmente con competencia en sus esferas de actuación, por cuanto la
estrategia de desarrollo económico trazada por el país hace posible que los
egresados de la especialidad Construcción Civil se impliquen en proyectos constructivos
de intercambio comercial con corporaciones extranjeras, en empresas que se
encuentren en pleno proceso de perfeccionamiento o en contextos comunitarios.
Este reto es lograble en la medida en que el proceso de preparación condicione
en el trabajador un elevado nivel de formación de sus habilidades
profesionales, ya que estas inciden directamente en las competencias y en la
calidad de desempeño laboral.
Varios autores han abordado en sus trabajos aspectos
relativos a la definición del término habilidad y a la explicación del proceso,
mediante el cual la misma puede ser formada. Al respecto se destacan los
estudios efectuados por Rubinstein
(1967), Savin (1972), Zagarov (1974), Petrovski (1976), Danilov (1978),
Galperin y Talizina (1988).
En los estudios de los autores referidos no se
aprecia un intento por significar el papel de las habilidades en la
manifestación de las competencias en sentido general y de las competencias
laborales en lo particular, cuestión esta que en la práctica escolar que acontece
en las escuelas politécnicas no favorece el mejoramiento de los niveles de
formación de las habilidades profesionales en los estudiantes.
El estudio de las
definiciones aportadas por la comunidad científica revelan varias cuestiones que resultan de interés y
que en opinión de los autores necesitan ser destacadas.
En primer lugar, se reconoce que el término “habilidad”
ha sido abordado desde diferentes planos a saber: psicológico, didáctico y
metodológico. (Fuentes, 1998). Por otra parte, algunos autores identifican
incorrectamente el término “habilidad” con el de ”capacidad” [Savin
(1972); Zajarov (1974); Danilov y Skatkin (1978)] y varios de ellos abordan la definición desde una
plataforma que asume con exclusividad la
teoría de la actividad. [Rubinstein (1967); Álvarez, R. M. (1978); López
(1987); Brito (1987); González (1995)].
Por otro lado, en las definiciones estudiadas se hace
reconocimiento a la significación de la experiencia histórica asimilada por el
hombre para la ejecución de las acciones psíquicas y prácticas con un carácter
consciente; se declara que las operaciones despliegan a las acciones con
arreglo a las condiciones de realización de la tarea y se expresa que estas
acciones generan el aprendizaje de modos de actuación en la personalidad.
[Álvarez, C. M. (1989); Márquez (1993); Bermúdez, Rogelio (1996) y Fuentes
(1998)].
Por último, en las definiciones de Álvarez, C. M.
(1989); Márquez (1993); Bermúdez, Rogelio (1996); y Fuentes (1998) se aprecia
una tendencia reveladora de la
naturaleza personológica de las habilidades, pues se asume una posición teórica
que complementa los presupuestos de la teoría de la actividad y la
comunicación.
Los autores de
este artículo estiman que, de las definiciones estudiadas, la que se revela con
mayor significación para el estudio es la de Fuentes (1998), por cuanto las habilidades
profesionales son consideradas como acciones que ejecuta el sujeto para
transformar el objeto de la profesión, razón por la cual las considera como la
esencia de la actuación profesional, ya que son
las que posibilitan dar solución a los problemas profesionales que se manifiestan en las
esferas de actuación del trabajador.
En tal sentido se
debe “precisar que la instrumentación ejecutora es la unidad psíquica que
sintetiza y generaliza cualquier tipo de manifestación de la actuación del
sujeto en un contexto determinado en forma de [...] habilidades [...]. Es por
ello que la elevación del nivel de dominio resulta imprescindible para la
determinación de la efectividad del funcionamiento ejecutor de la personalidad.”
(Rodríguez y Bermúdez, 1996: 31).
El estudio del marco teórico le permitió a
los autores obtener una valiosa información en relación con los términos “desempeño
profesional” y “competencia laboral”. En relación con el término de “desempeño”
se estudiaron varias definiciones.
Para Syr (2002), el desempeño revela “la actitud o
capacidad para desarrollar competentemente los deberes u obligaciones
inherentes a un encargo laboral. Es lo que el candidato hace en realidad”. (Román
Syr, citado por Roca, 2002: 18).
Por su parte, Añorga (1995) expresa que el desempeño
es la “capacidad de un individuo para efectuar acciones, deberes y obligaciones
propias de su puesto de trabajo. Se expresa en el comportamiento o la conducta
real del trabajador en relación con otras tareas a cumplir durante el ejercicio de
su profesión. Este término designa lo que el profesional en realidad hace y no
solo lo que sabe hacer.” (Añorga, 1995, citada por Roca, 2002: 22).
Finalmente, Roca (2002) manifiesta que “el desempeño
profesional está asociado al cumplimiento de las obligaciones, funciones y
papeles de la profesión ejercida por un individuo, demostrando rapidez,
exactitud, precisión y cuidado en el proceso de ejecución.” (Roca,2002: 22).
El contenido de estas definiciones revela que el
desempeño profesional manifiesta un carácter procesal, entre otras cuestiones,
por las características de los modos de actuación. Por lo tanto “si el
desempeño está determinado por la manifestación de lo actitudinal, depende de
lo metodológico y del conocimiento, entonces se persigue un fin que ha sido
planificado y se requiere de habilidades y destrezas específicas que la
intención persigue.” (Argudin,1996: 19).
En relación con el término “competencia” se pudo precisar que en México, Brasil, EEUU y Reino Unido se
concibe como “el conjunto de conocimientos, habilidades destrezas y capacidades
que son aplicadas al desempeño de una función productiva a partir de los
requerimientos de calidad esperados y para solucionar tareas laborales con
autonomía y flexibilidad.” (Roca, 2002).
En Canadá se asume como “el conjunto de
comportamientos socio-afectivos, habilidades cognitivas y
psico–sensoriomotrices, que permiten ejercer convenientemente un papel, una
función, una actividad o una tarea”. (Cinterfor/OIT,
2000). Por otro lado, en Alemania es considerado como “conocimientos,
habilidades y aptitudes necesarias para ejercer una profesión y resolver los
problemas profesionales de forma autónoma, flexible y en colaboración con el entorno profesional y en la organización del
trabajo.” (Cinterfor/OIT, 2000).
En España, como “las
capacidades que permiten el desempeño de una ocupación respecto a los
niveles requeridos de empleo; revelan una consideración al saber y al saber hacer del trabajador; sin
embargo en Argentina y Australia las competencias laborales son asumidas como
un conjunto identificable y evaluable de conocimientos, actitudes, valores y
habilidades relacionadas entre sí, que permiten desempeños satisfactorios en
situaciones reales de trabajo, según estándares utilizados en el área
ocupacional.” (Cinterfor/OIT, 2000).
Mertens (2000) concibe la competencia como “la
aptitud de un individuo para desempeñar una misma función productiva en
diferentes contextos y con base en los requerimientos de calidad esperados por
el sector productivo”.
Por último, para Fuentes (1999) “las competencias
profesionales son aquellas expresiones didácticas de las cualidades del
profesional que se forman de la síntesis del ser, el saber y el hacer del
profesional al desempeñarse en el objeto específico de la profesión.” (Fuentes,1999:
96). Los autores asumen esta definición por la naturaleza esencialmente
didáctica del estudio.
Otra cuestión que pudo ser constatada al consultarse el
marco teórico es que en el contexto nacional el Ministerio del Trabajo y
Seguridad Social (1998) ha mostrado preocupación por normar aspectos relacionados con la formación por
competencias y destaca como elemento singular dentro de la definición el
llamado principio de la idoneidad demostrada en el desempeño.
Al reconocerse el papel que desempeñan las
habilidades profesionales para la formación de las competencias laborales, se
precisa entonces los niveles de formación
de competencias reconocidos por la comunidad científica, para poder
inferir, a partir de ellos, los probables niveles de formación de las
habilidades profesionales que deben alcanzar los estudiantes de la especialidad
Construcción Civil para desempeñarse profesionalmente de manera competente.
El National Council for Vocational Qualifications
(Cinterfor/OIT, 2000) es un sistema inglés que define cinco niveles de
competencia para diferenciar: el grado de autonomía, la variabilidad, la
responsabilidad, la aplicación de los conocimientos básicos, la amplitud y
alcance de las habilidades y destrezas, la supervisión del trabajo de otros y
la transferibilidad de un ámbito de trabajo a otro.
La Secretaría de Trabajo y Previsión Social y Conocer,
muestran el resultado del esfuerzo de instituciones latinoamericanas para
establecer un sistema común de clasificación de competencias. El sistema asume
como base los distintos grados de autonomía en la ejecución de los trabajos y
los diferentes grados de responsabilidad que pueden identificarse en una
actividad. Con ello lo que se pretende es "describir el desempeño laboral
que una persona es capaz de lograr bajo determinadas condiciones.“ (Cinterfor/OIT,
2000).
Por otro lado, si los indicadores empleados para
medir el nivel de formación de las habilidades profesionales son precisados a
partir de criterios que concretan un desempeño profesional competente desde el
punto de vista laboral, la regulación del proceso de formación de las
habilidades profesionales alcanzaría un
mayor grado de rigurosidad y significación, por cuanto “los criterios de
desempeño son una descripción de los requisitos de calidad para el resultado en
el desempeño laboral.” (Cinterfor/OIT, 2000).
La
precisión efectiva de los niveles de formación de las habilidades profesionales
determina la implementación de un
riguroso proceso de control, medición y evaluación de las acciones que componen
los modelos funcionales y operacionales de las mismas.
Los estudios consultados en relación
con este aspecto revelaron que existen puntos de coincidencia entre múltiples
autores en cuanto a los indicadores que deben ser tenidos en cuenta para
controlar, medir y evaluar las
habilidades.
En sus estudios, Márquez (1993) refiere los
indicadores: precisión, rapidez, transferencia, flexibilidad, economía, solidez
y autocontrol, y hace una propuesta para utilizar los mismos. Sugiere utilizar
con la participación de los estudiantes los indicadores precisión y
autocontrol; al elaborar las tareas, los indicadores transferencia y flexibilidad,
y para evaluar al finalizar asignaturas, disciplinas y carreras, los
indicadores economía, rapidez y solidez.
Los autores, para ser consecuentes
con la dialéctica que deben revelar los indicadores que se utilizan para evaluar las habilidades,
asumen varios de los indicadores propuestos por Márquez: flexibilidad,
transferencia y autocontrol; sin embargo, consideran oportuno proponer otros
que precisaran criterios que caracterizan el desempeño profesional del
trabajador de la construcción en condiciones productivas reales.
También se coincide con
Márquez (1993) y con Bermúdez, R. (1996), que para el control de las
habilidades se requiere de la implementación de un sistema de métodos que posibiliten obtener información precisa de la marcha del proceso;
en tal sentido, la observación científica, la modelación, la aplicación de
pruebas diagnósticas y el empleo de escalas analítico-sintéticas vienen a
convertirse en herramientas de importancia.
Los estudios consultados, a pesar de su
valiosa contribución, no brindan la suficiente información para explicar
satisfactoriamente la manera en que se debe proceder para determinar el
nivel real de formación de la habilidad
profesional en un trabajador de la construcción. Esto se fundamenta en el hecho
de que son estudios que abordan la problemática para el caso específico de las
habilidades intelectuales; no ilustran cómo modelar funcional y desplegadamente
la habilidad profesional particular de un tema, en correspondencia con el
sistema de clases que lo caracterizan; no permiten identificar el carácter
generalizado, específico y común que manifiestan las acciones componentes de
estas habilidades y no se precisa una escala analítico–sintética para el
establecimiento de un criterio definitivo en cuanto al nivel de formación de la
habilidad profesional que alcanzan los estudiantes de la especialidad
Construcción Civil a partir de criterios de desempeño.
Los
indicadores se conciben para medir la marcha del proceso de formación de la
habilidad de manera gradual en las clases que, en un tema, se desarrollan para
tratar un nuevo contenido y en aquellas donde se integra el sistema de acciones
que componen el modelo funcional. Para el primero de los casos se proponen los siguientes indicadores:
·
Motivación:
Evidencia la disposición del
estudiante para construir su saber
hacer, la adaptación del mismo a las condiciones docente-profesionales de actuación y la
satisfacción experimentada en tal empeño.
·
Funcionalidad:
Evidencia el conocimiento que tiene el
alumno de las acciones que componen el modelo funcional de la habilidad. Se
refiere a qué acciones deben ejecutarse y no al cómo ejecutarlas.
·
Desplegabilidad:
Evidencia el conocimiento que tiene el
alumno de las operaciones que deben ser ejecutadas para poder desplegar las
acciones. Se refiere a qué operaciones deben realizarse y no al cómo
realizarlas.
·
Operatividad:
Evidencia el nivel de dominio de los conocimientos profesionales en la ejecución de las operaciones que permiten
desplegar las acciones que conforman el modelo funcional de la habilidad
profesional objeto de trabajo. Revela la precisión con que estas son
ejecutadas.
·
Autocontrol:
Evidencia la calidad y correspondencia de los juicios y criterios críticos que
emite el estudiante al comparar la labor
que realiza con los requerimientos de calidad establecidos por el
modelo. Revela el accionar regulador del sujeto para perfeccionar su saber hacer profesional.
Para
el segundo de los casos se proponen, además de la motivación y el autocontrol,
los indicadores siguientes:
·
Productividad:
Evidencia el nivel alcanzado por el estudiante para cumplimentar las normas de tiempo y de producción que se
establecen en las actividades docente-profesionales. Revela de manera integrada
el dominio de su saber hacer profesional, la responsabilidad individual y
colectiva, la puntualidad y el aprovechamiento de la jornada docente-profesional.
·
Independencia:
Evidencia el dominio alcanzado por el estudiante de los modelos funcionales y
desplegados de las habilidades profesionales, al ser capaz de manifestarse
independientemente y sin ayuda del profesor o instructor de la producción para la solución de las tareas docente-profesionales.
·
Colaboración:
Evidencia el dominio de lo técnico, responsabilidad colectiva y relaciones sociales
de colaboración que debe manifestar el
estudiante, en su lógica de actuación profesional, para alcanzar resultados
exitosos en la actividad.
·
Integración:
Expresa el nivel de integración logrado de los conocimientos básicos, generales
y específicos, así como de las acciones que caracterizan el saber hacer
profesional que el alumno utiliza para
solucionar la tarea docente y que evidencian una reducción del modelo funcional,
como resultado de la automatización de las operaciones que permiten desplegar
el mismo.
·
Transferencia:
Evidencia la facilidad con la que el alumno opera con las acciones
profesionales diferenciadoras, básicas y más comunes en condiciones docente-profesionales
cambiantes.
·
Flexibilidad:
Se evidencia cuando el alumno propone varias alternativas de solución a una
misma tarea, estructura una nueva combinación de conocimientos y acciones para
dar solución a la tarea docente profesional o cuando logra solucionar
exitosamente la tarea sin tener los conocimientos suficientes.
·
Rigurosidad:
Se evidencia cuando el alumno ejecuta las acciones profesionales con disciplina
tecnológica, es decir cumplimenta normas técnicas, de seguridad, ejecuta los
cálculos y mediciones con rigor, ahorra los recursos materiales y energéticos
asignados para la labor asignada y no genera impactos ambientales negativos.
Los
indicadores que se proponen para determinar el nivel de formación de las
habilidades profesionales que alcanza el estudiante contienen en su núcleo
criterios de desempeño, los cuales, al integrarse, permiten hacer un pronóstico
didáctico de la competencia probable con la que se pueden manifestar en
contextos productivos reales, por ello se precisan cuatro niveles a saber:
PRIMER
NIVEL: El saber hacer profesional del estudiante no se logra, revela que el
mismo no se puede desempeñar en una obra
de arquitectura, por cuanto no manifiesta
satisfacción con la actividad profesional que realiza, ni capacidad de
adaptación a las condiciones laborales; no domina las acciones y operaciones
que caracterizan a los modelos funcionales y desplegados de las habilidades, por lo que no puede
manifestar economía en tal sentido. Incumple las normas de producción, técnicas
y de seguridad establecidas; no puede
cumplir con sus funciones y no colabora con sus compañeros; carece de
los saberes básicos y generales que
necesitan integrarse para solucionar las tareas; no es capaz de transferir las
acciones básicas y más comunes que caracterizan a los modelos de las
habilidades profesionales, en otros contextos de actuación, y no reconoce vías
para la solución del problema.
SEGUNDO
NIVEL: Evidencia un bajo nivel el saber
hacer profesional del estudiante; revela
que el mismo se desempeña parcialmente en una obra de arquitectura, por cuanto
manifiesta poca satisfacción con la actividad profesional que realiza y poca
capacidad de adaptación a las condiciones laborales. Manifiesta bajo dominio y
economía de las acciones y operaciones que caracterizan a los modelos
funcionales y desplegados de las habilidades; no cumple las normas de
producción e incumple con varias de las
normas técnicas y de seguridad establecidas; realiza sus funciones con gran
dependencia de los docentes, instructores o demás compañeros y colabora con poca responsabilidad; no
integra muy bien sus saberes básicos y generales en la solución de las tareas;
transfiere con dificultad las acciones básicas y más comunes que caracterizan a
los modelos de las habilidades profesionales en otros contextos de actuación y no propone nuevas alternativas de solución al
mismo problema.
TERCER
NIVEL: Evidencia un alto nivel el saber hacer profesional del estudiante; revela que el mismo logra desempeñarse en una
obra de arquitectura, por cuanto manifiesta satisfacción con la actividad
profesional que realiza, capacidad de adaptación a las condiciones laborales,
dominio y economía de las acciones y operaciones que caracterizan a los modelos
funcionales y desplegados de las
habilidades; cumple con las normas de producción, técnicas y de seguridad establecidas;
realiza sus funciones con bastante independencia, solicita ayuda en muy pocas
ocasiones; colabora con responsabilidad,
aunque no se excede en la ayuda que presta a sus compañeros; integra sus
saberes básicos y generales en la solución de las tareas; es capaz de
transferir las acciones básicas y más comunes que caracterizan a los modelos de
las habilidades profesionales al cumplimentar diversas funciones y propone otra alternativa de solución al mismo
problema.
CUARTO
NIVEL: Evidencia un nivel muy alto el
saber hacer profesional del estudiante;
revela que el mismo se desempeña satisfactoriamente en una obra de
arquitectura, por cuanto manifiesta mucha satisfacción con la actividad
profesional que realiza, gran capacidad de adaptación a las condiciones
laborales, dominio y economía de las acciones y operaciones que caracterizan
a las habilidades; sobrecumple las
normas de producción y cumplimenta la totalidad de las normas técnicas y de
seguridad establecidas; realiza sus funciones con independencia total y
colabora con mucha responsabilidad; integra muy bien sus saberes básicos y
generales en la solución de las tareas; es capaz de transferir con mucha
facilidad las acciones básicas y más comunes que caracterizan a los modelos de
las habilidades profesionales al cumplimentar diversas funciones y propone varias alternativas de solución al
mismo problema.
La
posibilidad real que tiene un egresado de la especialidad Construcción Civil de
tener un desempeño profesional competente en las esferas del proceso
inversionista de la construcción está
condicionado, entre otros factores, por el nivel de formación de las
habilidades profesionales que este haya alcanzado en el proceso pedagógico; el
cual se puede corresponder con un nivel nulo, bajo, alto o muy alto; su
precisión dependería de los resultados aportados por la evaluación del proceso
de formación de las habilidades, el cual se lleva a cabo a partir de un sistema
de indicadores que revelan criterios de desempeño profesional competente para
el sector de la construcción.
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