César López: el poeta de la Feria del Libro 2007.

Autora:

DraC. Maricela Messeguer Mercadé

maricela@hlg.rimed.cu

 

Resumen

En breves palabras, la autora le comunica al lector aspectos relevantes de la vida y obra de César López, Premio Nacional de Literatura 1999, Miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española, el poeta a quien se le dedicó la XVI Feria Internacional del Libro en Cuba.

Palabras claves: César López, literatura cubana, Feria Internacional del libro en Cuba.

 

Summary 

In brief words, the author communicates to the reader outstanding aspects of the life and work of César López, National Prize of Literature 1999, Member of number of the Cuban Academy of the Language and member corresponding of the Real Spanish Academy, the poet to who was dedicated the XVI International Fair of the Book in Cuba. 

Key words: César López, Cuban literature, Trades International of the book in Cuba. 

 

Lo primero que distingue quien tiene el privilegio de disfrutar de su presencia, es la mirada inteligente, profunda, inquisidora; luego, la conversación amena, abierta a todos los temas, salpicada de citas, referencias y frases cubanísimas; la explicación oportuna a cuanto se le pregunta, el don de saber escuchar y responder con hondura.

Lo primero que encuentra todo aquel que abre alguno de sus libros, de cualquiera de los géneros que cultiva, es ante todo un profundo dominio del difícil arte de comunicar con intención estética,  mediante un lenguaje elegante, sin renunciar a ser criollo, una literatura del mestizaje en la que afloran las múltiples influencias que dejan las muchas lecturas que se mantienen ininterrumpidamente desde las edades tempranas y que hacen decir al autor esta cita, que debería aparecer en las puertas de librerías y bibliotecas: “Leer es una forma de vivir. Negar la lectura sería como negar la vida”.

Ese cubano auténtico, culto y gentil que deja tan gratas impresiones es César López, Premio Nacional de Literatura 1999, Miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española, el poeta a quien se le dedicó la XVI Feria Internacional del Libro en Cuba, ello convida a detenernos en su obra, lo que hacemos con el placer y la admiración que representan el encuentro con uno de los escritores cuya indiscutible calidad artística le ha sido reconocida dentro y fuera de nuestro país.

Nacido en Santiago de Cuba en 1933, en el seno de una familia de clase media y con título de Doctor en Medicina, descubrió su pasión por la literatura desde muy joven. Entre los 24 y los 25 años, durante su estancia en España, escribe Silencio en voz de muerte, publicado en Cuba durante los primeros años de la Revolución.

Nada menos que el dolor ante la muerte de Frank País, amigo del poeta, es el sentimiento que palpita en estas páginas. El pasado año 2006, a los 43 de su primera edición, el libro vio nuevamente la luz, para satisfacción de quienes no habían accedido a su lectura. El prólogo, del propio autor, escrito en 1962, apunta:

“Heme aquí con mis versos, humildes, retadores, vacilantes, el olvido no existe y el crimen, el odio, el hambre, la ignorancia, la tristeza, ya se han transformado en lirios, en escuelas, en pan, en fábricas y en amor acaso...”

Después vendrían muchos poemarios más, entre ellos: Apuntes para un pequeño viaje, Primer libro de la ciudad, Quiebra de la perfección, hasta sus Consideraciones algunas elegías; muy cercano a nosotros los holguineros sus Ceremonias y ceremoniales, publicado, en reedición, por Ediciones Holguín 2002 y los que nos entregó durante la Feria: Manos de un caminante, Paisaje, panorama y Pasos, paseos, pasadizos, donde volvemos a encontrar la presencia intertextual de la cultura universal junto a lo cubano; la gala del gusto por lo coloquial, del lenguaje directo, que por momentos se asoma y sorprende al lector, tras un buen repertorio de expresiones en la más culta de las realizaciones de la lengua castellana que remiten a los clásicos de todas las latitudes y de todos los tiempos; las citas en inglés, latín, italiano, puestas donde deben ir, con gracia y soltura; el tema de la muerte y el tiempo, este último considerado por el autor como elemento temático recurrente en su obra; el asomo, por momentos, del absurdo; la referencia al destino, a lo inexorable; el interés hacia la historia, porque como ha dicho el poeta en una reciente entrevista publicada en El Tintero: “No quiero dejar pasar la oportunidad que mi tiempo me brinda”; el empleo de la ironía majestuosa; la profusión de imágenes y símbolos al ofrecer evocaciones, testimonios, reflexiones en voz alta; y por sobre todas las cosas: buena literatura, la que se disfruta, la que aísla al lector junto al libro por muy rodeado de personas que se encuentre, esté donde esté, la que se sigue recordando aún después, mucho después de ya cerradas sus páginas.

Dentro del género narrativo, se encuentran sus libros Circulando el cuadrado y Ámbito de los espejos, donde se devela la mano sutil del poeta. Sus ensayos, entre los que sobresalen aquellos dedicados a Ibsen, Cernuda, Salinas, Lezama y Dulce María Loynaz, ofrecen la posibilidad de reconocer, en estos autores, nuevas perspectivas brindadas a través la sagacidad de quien investiga las letras desde las letras mismas.

César López, escritor, diplomático profesor, fundador de la UNEAC, presencia constante en todos los jubileos literarios holguineros; sus premios, sus múltiples publicaciones y la traducción numerosa de gran parte de su obra a varios idiomas, enaltecen no solo a su persona de cubano enamorado de su país, sino a su patria misma;  las letras nacionales se honran con sus escritos; los cubanos nos enorgullecemos de contar con su laboriosidad literaria que nos enriquece, y la literatura universal ya tiene, con su obra, la presencia de un cubano más.