El enfoque diferenciado en la dirección del proceso pedagógico de la educación preescolar.

Autores: MsC. María Isabel Prieto García

                          misa@hlg.rimed.cu

               DraC. Katia Expósito Rodríguez

                          kerdd@hlg.rimed.cu

 

Resumen

En este artículo aparecen algunas reflexiones teóricas del enfoque diferenciado dirigidas específicamente a la edad preescolar por vía institucional y no institucional, así como brinda sugerencias metodológicas para su instrumentación en la práctica pedagógica que pueden servir al maestro, promotor y ejecutor para complementar el Programa Educativo para estas edades por ambas vías de educación preescolar.

Palabras claves: Enfoque diferenciado, enseñanza desarrolladora, desarrollo individual, proceso educativo, formación, desarrollo.

 

Summary

 

In this article some theoretical reflections of the differentiated focus directed specifically to the age kindergarten appear for via institutional and not institutional, as well as it offers methodological suggestions for their instrumentation in the pedagogic practice that you/they can be good the teacher, promoter and executioner to supplement the Educational Program for these ages for both roads of education kindergarten.

Key words: Diferentiated focus, developmental teaching, individual development, educative process, formation.

 

La heterogeneidad de los educandos que acuden a las instituciones infantiles constituye un hecho reconocido. Las diferencias individuales existentes,  son realidades presentes que los educadores siempre han sentido al dirigir el proceso educativo, sin embargo se  inclinan a pensar que todos los educandos aprenden de un modo similar.

La atención a las diferencias individuales, atención individualizada o enfoque individual y enfoque diferenciado son términos hoy comunes en el discurso profesional, por maestros y educadores, gracias al énfasis en la educación dirigida al desarrollo cualitativamente superior del niño y la niña, para lograrlo no es posible ofrecer a todos la misma atención cuando en realidad se observan sujetos con comportamientos diferentes.

Es de gran valía para este estudio  explicitar diferentes factores que generan diversidad en el marco escolar a partir de los criterios de autores como Maruny y Muñoz, (1993), Vicent Tirado, (1993), Gimeno Sacristán, (1993) y Puigdellívol , (1999):

·        Diversidad en relación con los ritmos de aprendizaje.

·        Diversidad derivada de los conocimientos previos que posee el alumno.

·        Diversidad derivada de las distintas formas, estrategias y estilos de aprendizaje.

·        Diversidad derivada de la distinta motivación e intereses.

·        Diversidad derivada del distinto grado de participación de los alumnos en la  institución escolar.

·        Diversidad derivada de la distinta  capacidad cognitiva de los alumnos.

·        Diversidad derivada de diferencias de género, étnicas, religiosas, lingüísticas, sociales y culturales.

·        Diversidad derivada del grado de experiencia de los docentes y de las aptitudes específicas de cada profesor o profesora.

Los factores que abarcan las diferencias que conforman la diversidad demuestran lo complejo que puede resultar  la labor educativa que pretenda dar respuesta a las necesidades que de ella se derivan. De esta manera la diversidad se convierte en una necesidad y  una de las principales metas a alcanzar por la escuela contemporánea y del futuro.

Al analizar el término diversidad, conviene precisar otros muy relacionados con él: diferencia y desigualdad. Cada educando es distinto de cualquier otro por sus características individuales y por su entorno familiar y social, o sea, las diferencias caracterizan a los individuos y los distinguen, pero la desigualdad expresa relaciones injustas entre los individuos.

Todas las expresiones de la diversidad no requieren la misma respuesta, por ello se pueden establecer grados de diversidad en las que algunas diferencias pueden obviarse con relativa facilidad y otras no.

El proceso educativo transcurre en el marco de un conjunto de personas que se agrupan atendiendo a diferentes  criterios y se deben tomar en consideración algunas diferencias individuales, por ello entre los principios básicos que orienta la estructuración y orientación metodológica en la educación preescolar, el principio atención a las diferencias individuales,  se considera fundamental en este período.

El desarrollo de las ciencias en la actualidad exige que el educador conozca individualmente a los niños, sus características y posibilidades reales y no concebirlo de un modo estático sino dinámico, lo cual permitirá pronosticar el posterior desarrollo del niño y la niña y la formación de su personalidad.

Las autoras de este estudio consideran que existe relación e interdependencia entre la atención a las diferencias individuales y el enfoque individual, este último en ocasiones no resulta suficiente y en muchos casos adecuado, pues en determinadas técnicas de individualización en la educación no se tienen en cuenta las diferencias individuales del educando y esto conduce a un rotundo fracaso al asignar las tareas, actividades o ejercicios a los niños y niñas a todos por igual.

Sin embargo, si las tareas con enfoque individual están bien dirigidas y organizadas  teniendo como punto de partida el diagnóstico integral del educando, puede lograr conducir a un adecuado desarrollo de este, es decir, la atención a las diferencias individuales incluye al enfoque individual.

Muchos estudiosos de la Psicología y de la Pedagogía como: J. Bach, (España); M. V, Peralta, (Chile);  R. L. Machín y G. A Beatón,  (Cuba), señalan que es injusto brindar igual tratamiento a los niños y las niñas con niveles de desarrollo y necesidades distintas. El más elemental principio de igualdad en el tratamiento pedagógico indica dar un trato distinto a personas diferentes.

El adjetivo diferencial procede del sustantivo diferencia, que en el Diccionario Enciclopédico, (Argentina, 1998),  se define como: (1) “cualidad o accidente por lo cual una cosa se distingue de la otra” y (2) “ variedad entre cosas de una misma especie.”

Luego de un minucioso estudio sobre el tema, las autoras entienden por enfoque diferenciado: la diferenciación de las tareas educativas, ejercicios o actividades, los procedimientos didácticos, medios de enseñanza, evaluación y niveles de ayuda con el objetivo de potenciar al máximo el desarrollo individual de cada niño y niña al considerar las particularidades de estos, en relación con sus experiencias previas, procesos y cualidades psíquicas, independencia, capacidad de trabajo, tiempo que emplean en la realización de las tareas y ritmos de trabajo, para interactuar en la zona de desarrollo potencial.

En esta definición, el enfoque diferenciado tiene en cuenta al enfoque individual y, a su vez, a la atención a las diferencias individuales de cada uno de los niños y niñas, el conocimiento previo específico que tienen los educandos, los procedimientos que utilizan para aprender, los estilos cognitivos, la  implicación en las tareas, el rendimiento, competencia, intereses, los sentimientos de los educandos, y el tiempo distinto para cumplir con las tareas asignadas;  todas son diferencias a considerar a juicio de las referidas autoras en la dirección de actividades con enfoque diferenciado. Por otro lado, se debe tener presente la flexibilidad en la organización del espacio, la asignación del tiempo y las vías que utiliza el  educador o ejecutor para evaluar los resultados alcanzados por los educandos, en correspondencia con el desarrollo individual de cada uno de ellos.

Ellas defienden la idea de no considerar como sinónimos al enfoque diferenciado y la atención a las diferencias individuales. En los estudios realizados sobre estas temáticas para definir a las diferencias individuales, se abordan términos como características o particularidades propias del ser humano que generan diversidad expresada en sus diferencias y consideran que el enfoque diferenciado penetra más allá que la atención a las diferencias individuales, es decir, incluye este aspecto, pero también al enfoque individual.

La educación del niño y la niña con enfoque diferenciado debe partir del diagnóstico y la caracterización  que tiene el educador de cada uno de sus educandos para determinar las características más relevantes de estos, y tener en cuenta sus  potencialidades y dificultades.

Al respecto L. S. Vigotsky, (1960) señaló: “es vital precisar que la caracterización evita que los educadores trabajen ‘a ciegas’ y permite que sus proyecciones de trabajo estén basadas en conocimientos científicos y que logren una imagen real de la zona de desarrollo próximo para lograr adecuadamente la educación”. (1)

Además de lo antes señalado, si el educador cuenta con una acertada caracterización del niño y la niña, puede conducir el desarrollo de cada uno de estos con un enfoque diferenciado, respetar las diferencias individuales, las que no requieren de las mismas respuestas educativas, ya que algunas hay que potenciarlas, otras combatirlas y otras compensarlas.

Para alcanzar esta aspiración es necesario lograr la dirección de las actividades pedagógicas con enfoque diferenciado, de forma que garantice un proceso educativo único para todos los niños y las niñas, que posibilite su atención y respetar las individualidades; el objetivo no es uniformar, sino contar con las diferencias para potenciar al máximo el desarrollo de cada uno de los educandos.

*      Resultados del trabajo.-

Para el logro exitoso del enfoque diferenciado, el educador preescolar debe saber discriminar las diferencias individuales más notables que se manifiestan en los infantes.

El análisis de diversos criterios de autores acerca de las diferencias de los niños y niñas en el contexto educativo, unido a las experiencias obtenidas en la etapa facto perceptual,  a través de la entrevista grupal y en las observaciones, se determinó para este estudio como indicadores esenciales de esas diferencias las que a continuación se relacionan:

*      Ritmos de trabajo.

*      La independencia cognoscitiva.

*      Las experiencias previas o vivencias.

*      La capacidad de trabajo.

*      El  tiempo en la realización de las tareas.

*      Los procesos y cualidades psíquicas.

*      Exigencias para la dirección de actividades educativas con enfoque diferenciado.

*      Planificar las tareas o ejercicios diferenciados para las actividades educativas con diferentes niveles de complejidad, en correspondencia con las necesidades y posibilidades reales del desarrollo de los niños y niñas, y emplear el diagnóstico integral como punto de partida.

El diagnóstico integral debe constituir el punto de partida en la planificación de las tareas educativas o ejercicios, las mismas deben adecuarse a las necesidades, fortalezas y características propias del desarrollo de los niños y niñas.

Resulta imprescindible que las tareas o ejercicios se varíen, con diferentes niveles de exigencias que conduzcan a la aplicación de lo que ellos conocen en nuevas situaciones, que resulten suficientes, o sea, que se gradúen de manera que incluyan la repetición de acciones de un mismo tipo en diferentes circunstancias y  que las mismas sean diferenciadas, generadoras de actividades que den respuestas a las necesidades de cada uno de los educandos, según los diferentes grados de desarrollo y preparación alcanzada, es decir, a las demandas educativas de los pequeños, según los diferentes niveles de desarrollo individual.

El educador puede planificar actividades diversificadas, graduar diferencialmente los ejercicios para subgrupos o para algunos de los educandos en particular, lo que determinará el grado de exigencia que tendrá cada una de ellas; debe estimular la necesidad de búsqueda de soluciones a los problemas con distintos grados de complejidad, lo cual quiere decir que estos criterios de flexibilidad en los ejercicios o tareas asignadas a los educandos se planifican.

*      El contenido para las actividades educativas, debe ser seleccionado con enfoque diferenciado, en correspondencia con el desarrollo individual y grupal de los niños y las niñas.

Al educador seleccionar los contenidos programáticos para las actividades educativas, debe  priorizar  los que se constataron con mayores dificultades en el diagnóstico, tanto grupal como individual. Analizar detenidamente qué debe enseñar, cómo enseñar y cómo evaluar, es decir, realizar un estudio minucioso que le permita la búsqueda de necesidades individuales y seleccionar aquellas que realmente resulten significativas, que conduzcan al desarrollo del niño y la niña e interactuar en la zona de desarrollo potencial.

Los contenidos deben responder claramente a lo que resulte relevante y pertinente a los educandos, ello implica que el educador debe realizar una labor de diagnóstico de lo que sabe el niño y considerar el aporte significativo que esto tenga para cada uno de ellos.

Los contenidos deben graduarse en correspondencia con los criterios más frecuentes a utilizar en el nivel preescolar que son: de lo simple a lo complejo, de lo concreto a lo abstracto, de lo cercano a lo lejano, de lo inmediato a lo mediato.

*      Seleccionar y utilizar los medios de enseñanza con enfoque diferenciado significa que se correspondan con los intereses y necesidades de cada niño y niña en particular y del grupo en general.

Se propone, que los medios de enseñanza respondan a los intereses de los educandos y a sus necesidades reales; para lograrlo, el tamaño debe ser adecuado, de manera que la vista del niño y la niña le permita la observación completa de este, que resulten accesibles y cercanos a la vida de ellos, que sean interesantes, atrayentes y despierten sentimientos de alegría y satisfacción.

En una misma actividad se deben emplear diferentes medios de enseñanza que favorezcan el cumplimiento de los objetivos y despierten el interés de cada niño y niña en particular, y del grupo en general. Además de lo antes señalado, la presentación de estos materiales o juguetes a utilizar en las actividades debe ir acompañado del entusiasmo del educador para lograr un nivel de motivación e interés más elevado por la tarea.

En ocasiones, el educador puede solicitar a los educandos que  seleccionen el medio de enseñanza o juguete  que deseen, si permite el cumplimiento de los objetivos propuestos.

Los medios de enseñanza pueden ser diversos, los naturales resultan ser atrayentes para los niños y las niñas preescolares, debido a que los objetos y fenómenos reales favorecen al lograr una representación del mundo más acabada, pues ellos tienen insuficientes vivencias del mundo que los rodea.

El educador debe tener presente el nivel de asimilación de los contenidos en cada uno de sus educandos (familiarización, reproducción, aplicación y creación) para la selección de los medios de enseñanza, en correspondencia con el nivel de desarrollo en que se encuentran cada uno de los niños.

Los objetos reales, las representaciones de estos o los medios tridimensionales son más apropiados para el primer nivel de asimilación en que se encuentran los niños y las niñas: ellos pueden palparlos, observarlos, olerlos o probarlos, lo cual ayuda a la apropiación y fijación del contenido tratado.

Si el medio de enseñanza es una representación plana del objeto o fenómeno, ejemplo: afiches, fotografías, láminas, resulta más difícil en los primeros niveles de asimilación para que el niño y la niña puedan apropiarse de las características de los objetos o fenómenos.

*      Motivar con un enfoque diferenciado en correspondencia con los intereses individuales y del grupo en general.

Se deben mantener motivados a cada uno de los niños y las niñas; no todos tienen la misma concentración en las actividades. En la edad preescolar tienen una atención dispersa; son capaces de concentrarse por algún tiempo, si son fuertemente motivados.

La motivación inicial y mantenida es la que va a garantizar la solidez en la asimilación del contenido de las actividades para su formación y desarrollo; está comprobado que algunos niños y niñas prefieren las canciones, otros los cuentos, las acciones de sorpresa, las adivinanzas, etc. Estas pueden ser el “gancho” para apropiar al niño de conocimientos, hábitos, habilidades, cualidades y sentimientos; esenciales en estas edades. Este es uno de los aspectos que debe tener presente la docente para realizar la motivación diferenciada en correspondencia con los intereses de los pequeños y las características propias de cada uno de ellos.

En el caso de los pequeños que se atienden por vía no institucional es aconsejable que la motivación llegue hasta los padres y familias, para que conozcan la necesidad de  interesar a los niños y  las niñas en la realización de las actividades en el hogar, y se percaten de qué les resulta más motivante a sus hijos e hijas.

*      Evaluar con enfoque diferenciado a cada niño y niña en correspondencia con los esfuerzos para realizar la tarea educativa.

La evaluación sistemática y formativa con un enfoque diferenciado posibilita recoger toda la información necesaria para ajustar eficazmente las acciones educativas, permite identificar la ayuda que necesita cada educando y comprobar el nivel de alcance de los objetivos propuestos, debe realizarse de forma cuidadosa, niño a niño, teniendo en cuenta los aspectos que benefician su desarrollo y que lo dificultan; no  basta con saber que el niño y la niña han aprendido algo, sino cómo llegó al resultado deseado. Se le deben  plantear a los educandos situaciones diversas que garanticen la comprobación individual del desarrollo.

*      Sugerir  los niveles de ayuda oportuna y diferenciada que propicie el desarrollo de cada niño y niña, y puedan resolver las tareas educativas de forma independiente, vencer las limitaciones que obstaculizan el éxito en las actividades.

El educador  debe estar atento a todos sus educandos y brindar la ayuda oportuna a cada uno de ellos; el diagnóstico integral debe ofrecer estos elementos.

El educador debe mostrar una actitud positiva ante los progresos de los niños y niñas de ritmos lentos ante la realización de las tareas encomendadas, al permitir el tiempo necesario para la realización de las mismas. En el caso de los educandos que se van por debajo de la norma del grupo, en el logro de los objetivos planteados, estimular sus progresos por muy pequeños que sean, brindarles los niveles de ayuda que pueden ir desde la repetición de la instrucción, la sobreestimulación (fíjate bien, observa de nuevo), etc., orientar de nuevo, formular preguntas sugestivas ¿tú crees que está bien?, crítica (hacerlo ver que está mal lo realizado), una demostración parcial y, por último, la demostración total.

En los niños y niñas atendidos por vía no institucional se debe aconsejar a los padres para que no resuelvan la tarea del pequeño ni le presten ayuda antes que la necesiten y explicarles qué niveles de ayuda se pueden ofrecer.

Los educandos deben comprender qué importancia tiene lo que están realizando; el adulto debe contagiarlos de optimismo para ayudarlos a vencer los obstáculos que se les presenten en la realización de cualquier encomienda.

*      Concebir la fase de orientación de las actividades con enfoque diferenciado para lograr un papel protagónico de cada uno de los educandos.

La fase de orientación debe realizarse con enfoque diferenciado en las actividades pedagógicas por vía institucional y no institucional para garantizar el papel protagónico de cada uno de los educandos en las mismas.

Por consiguiente, desde esta fase se debe reforzar la orientación, fundamentalmente a los niños y niñas de ritmos lentos o los que se quedan por debajo de la norma respecto a los demás en el cumplimiento de los logros del  desarrollo, o los que tienen la atención más dispersa, ya que este es el momento  en el que deben conocer qué van a realizar, cómo lo van  a realizar, y con qué;  si el pequeño  no está bien orientado se limitará el éxito en la realización de las tareas o ejercicios asignados.

El educador puede hacer un llamado por su nombre a algunos niños y niñas para dirigir mejor la atención de estos; en otros casos repetir la orientación más despacio y de otra manera, además se debe comprobar a través de preguntas si el niño y la niña comprendieron lo que debe realizar, es decir lo que se espera de ellos.

En el caso de los niños y niñas atendidos por la vía no institucional, se les explica de forma clara y comprensible a los padres y familias, en el primer momento de la actividad,  la importancia de la orientación en cualquier tarea que vayan a realizar y que esta requiere de una motivación, también deben conocer el valor que tiene su trabajo por muy sencillo que sea.

Otro aspecto a considerar por su trascendencia es el tercer momento de la actividad conjunta, en el que se debe  orientar cómo dar continuidad al trabajo educativo en el hogar con un enfoque diferenciado, en correspondencia con las necesidades individuales de los niños y niñas, y con orientaciones muy precisas para cada uno de estos y sus familias.

Si el contenido a desarrollar en la actividad conjunta es nuevo para el educando y su familia, es preciso orientar qué debe conocer su hijo o hija  de manera que la etapa de familiarización del nuevo contenido le resulte más asequible.

*      Ofrecer procedimientos didácticos variados en correspondencia con las necesidades de cada niño o niña y del grupo en general.

El educador o promotor puede emplear variados procedimientos didácticos al dirigir las actividades educativas con los niños y niñas, según las necesidades individuales y posibilidades de estos, para establecer la correspondencia entre necesidades y posibilidades. En una actividad el educador debe prever la combinación de estos, hay niños que necesitan de la modelación; otros con una explicación clara del educador resuelven el ejercicio, o la combinación de estos dos; a otros les resulta necesaria la observación directa del medio de enseñanza, etc. No se trata de buscar nuevos procedimientos, sino de utilizar convenientemente los que están plasmados en los documentos,  normativas y programas de  Educación  Preescolar.

Por otro lado, la selección de estos de forma adecuada han de estar determinados por el nivel de asimilación de los contenidos del Programa Educativo (familiarización, reproducción, aplicación y la creación) y los objetivos de la actividad a desarrollar, lo cual constituye una condición esencial para que sea efectiva la atención a las diferencias individuales.

A los niños y las niñas de ritmo normal respecto a los otros de su grupo, si se les garantiza una orientación y explicación detallada de lo que van a hacer, pueden ser capaces de realizar la tarea por sí solos.

Gradualmente los niños y las niñas irán elevando su capacidad de trabajo y se apropiarán de habilidades que les permitan en un tiempo más breve incorporarse definitivamente a las tareas generales. La organización correcta del proceso favorece que todos logren los objetivos propuestos para el grupo en general.

*      La organización de las actividades educativas con enfoque diferenciado.

Las actividades educativas se pueden organizar de diferentes formas; en ocasiones en pequeños grupos, en parejas o de forma individual. El educador puede asegurar momentos en que las actividades sean dirigidas de forma individual para algunos niños y niñas que lo requieran por sus particularidades individuales, en otras oportunidades en pequeños grupos o subgrupos que organizará de forma intencional. Esta organización puede estar dada por los niveles de asimilación, por los intereses más o menos comunes o similares.

Por consiguiente, lo anterior permitirá al educador percatarse de las dificultades que puedan presentar los educandos en la realización de las tareas y favorecerá la evaluación, si los ejercicios o tareas educativas son adecuados al nivel de desarrollo de los pequeños grupos con características similares o comunes.

También, estos subgrupos pueden organizarse con educandos de diferentes niveles de desarrollo, si interactúan niños y niñas con estas características hay oportunidades de enriquecimiento de los menos  aventajados por las experiencias previas o vivencias de los otros. No se puede perder de vista a los de mayor desarrollo para que no limiten a los otros; se puede permitir que presten ayuda a su compañero si la situación lo requiere. La evaluación debe corresponderse con el desarrollo individual de cada uno de ellos.

Estos procedimientos didácticos son aplicables en las diferentes formas de organizar el proceso educativo por vía institucional y no institucional, siempre que se parta de la caracterización integral de cada uno de los educandos y del grupo en general.

En resumen, las exigencias para la dirección de actividades educativas con enfoque diferenciado propuestas, propician la relación dialéctica entre el enfoque diferenciado, el diagnóstico y la individualidad del niño y la niña; como una vía que le permite al educador orientarse en la tarea de potenciar el desarrollo individual de los educandos dentro de la diversidad, premisa para diseñar acciones estimuladoras del desarrollo cognoscitivo-afectivo, axiológico e integral.

 

(1)  L. S. Vigotsky. En Tesis de Maestría “ Dimensiones, Indicadores y Parámetros  para    caracterizar a los niños y las niñas de 0-3 años. Holguín, Instituto Superior Pedagógico “José de la Luz y Caballero,  2002, p. 32.

 

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