Algunas reflexiones en torno a la concepción martiana de la familia.

Autores: Dr.C Arnaldo Zaldívar Leyva.

              arnaldo@isphlg.rimed.cu 

                Lic. Etna Noriega Rodríguez.

              etnory@isphlg.rimed.cu 

 

Resumen

El  trabajo sintetiza las ideas martianas sobre la familia presentes en su obra, las que permiten conocer su concepción al respecto a partir del estudio de las Obras Completas, el Epistolario y La Edad de Oro. Se hace una estructuración en torno a  las ideas martianas sobre la mujer y el papel que desempeña en la familia. El Maestro consideró que esta  no era solo consanguínea, sino que se extendía a amistades y compañeros de lucha.

Otro aspecto relevante de su concepción  sobre la familia es que la misma era  la base fundamental para la formación ética y revolucionaria del ciudadano para la futura República.

 

Abstract

 

Some reflections about the Martiana conception of the family. 

The work sistematice the ideas Martianas on the family present in his work that what allows to know his conception in this respect, starting from the study of the Complete Works, the Epistolary and the Age of Gold. A structuring is made about the ideas Martianas, on the woman and the paper that develops in the family.  The Maestro considered that this it was not only consanguineous, but rather he extended to friendships and fight friends

Another outstanding aspect of his conception about the family is that this was the fundamental base for the ethical formation and revolutionary of the people for the future republic.

 

José Martí es un hombre muy admirado. Muchas personalidades lo han destacado por su humanismo, sensibilidad, abnegación, inteligencia y otras virtudes que lo enaltecen y han hecho que su obra haya trascendido hasta nuestros días y que su pensamiento sirva de guía y fuerza motriz para los hombres que aman a sus pueblos y luchan por verlos libres.

Al Maestro se le conoce como al hombre de acción, de carácter enérgico, orador insigne, escritor de fuste, pero no se conoce de igual manera su concepción sobre la familia, al Martí de la suavidad en el trato familiar, al que poseía el sumo arte de ganar amigos y tenerlos por siempre en su alma.

Es importante que se profundice en el tema en la Educación Media Superior, ya que las ideas martianas constituyen un caudal inagotable de riquezas que el maestro deberá utilizar en la correcta educación de nuestros adolescentes y en la formación de valores. Para esto se deberá centrar la atención en las “Obras Completas”, “ La Edad de Oro” y el “Epistolario”. 

En la actualidad tiene gran importancia estudiar este aspecto de su vida por la crisis de valores que afecta a la humanidad. En relación con otros países Cuba le presta gran atención a la educación en el hogar. Se trata de inculcar que es mucho mejor educar a los hijos desde temprana edad, que luego tener que reeducarlos como padres de familia cuando sus responsabilidades son mayores en la casa. Teniendo en cuenta que el niño recibe sus primeras impresiones y referencias en el hogar, sobre las cuales desarrollará valores, sentimientos y cualidades de la personalidad en su constante interacción con el medio: escuela-familia-comunidad, es que la educación familiar, al igual que los otros contextos de actuación representan una necesidad de estudio en estos tiempos. Es una necesidad promover los valores intrínsecos a la familia.

No abundan  los trabajos realizados para el análisis y estudio de la concepción martiana sobre la familia. Sus principales biógrafos, entre ellos: Ezequiel Martínez Estrada, Luis Toledo Sande y Jorge Mañach, hacen un recuento de la vida de Martí desde su infancia hasta su muerte, pero no realizan un trabajo con profundidad que aborde las ideas martianas sobre la familia, su utilidad radica en la vinculación de una serie de hechos relevantes de la vida de Maestro, entre los que se encuentran su relación con sus padres y hermanas.

La familia como institución social tiene su raíz en la formación de la comunidad primitiva. Entre estos individuos se establecían relaciones elementales de agrupación, de unidad en torno a determinados objetivos, pero no se había conformado la familia que hoy aceptamos

La familia es un fenómeno histórico-social que responde a un conjunto de premisas materiales y espirituales.

Existen muchas definiciones de familia planteadas por psicólogos, pedagogos, filósofos y sociólogos. Entre estas se encuentra una abordada por Patricia Ares, en su libro: “Mi familia es así”, donde plantea:

                      

          Es el grupo natural del ser humano,

          jurídicamente, se organiza sobre la base

          del matrimonio, el cual suele definirse

          como una institución social en el que un

          hombre y una mujer se unen legalmente

          con el fin de vivir juntos, procrear,

          alimentar y educar a sus hijos.(1)

 

En la teoría marxista-leninista del proceso histórico aparece un concepto satisfactorio de familia, en el cual se plantea que la familia es la más sencilla célula social de la sociedad, en cuyo medio el individuo aprende a ser un individuo social.

La familia, como elemento de la estructura social, se encuentra en relación dialéctica con el modo de producción. En las condiciones de organización gentilicia el régimen económico coincide con el familiar. A medida que la sociedad se hace más compleja, mayor es el grado de diferenciación estructural y funcional de la sociedad, lo que implica el surgimiento de instituciones especializadas como la religión, la moral y la familia.

La familia debe progresar en la misma medida en que progrese la sociedad y debe modificarse a medida que la sociedad se modifique. Es producto del sistema social y refleja su estado de cultura.

Martí tenía una visión muy propia de la familia y de los diferentes roles que cada miembro debía desempeñar. Cada uno tiene su lugar y responsabilidad, su espacio. Describe con singular belleza el clima familiar necesario para la salud mental, de ahí la idea de que ninguna de las riquezas del mundo era comparable con la dicha y la felicidad de la casa.

En toda su obra encontramos una idea, una frase, un lugar para la mujer. En la época en que Martí vivió, a la mujer se le destinaba a minúsculas ocupaciones, el Maestro en cambio, se comporta como abanderado de ideas nuevas y habla de la mujer como excelente madre, pero, además, como trabajadora, como patriota y revolucionaria. Muestra de ello son las palabras de dolor que pronuncia cuando muere el 27 de noviembre de 1893 Mariana Grajales. Al referirse a ella la llama madre. Hay una veneración profunda en la palabra, convierte a Mariana Grajales en madre de todos los cubanos y en un modelo de nuestra mujer cubana: La mambisa, la sacrificada y la rebelde.

Esta heroica mujer recibió el reconocimiento de Martí. Mariana Grajales era una mujer de acero, valiente como cualquiera de los mambises de la gesta libertadora, decidida, sacrificada por la patria, a tal punto que en una ocasión, cuando traen a su hijo Antonio Maceo herido, casi muerto, las mujeres comienzan a llorar y ella, con su coraje característico las echó y mirando a Marcos le advirtió que debía prepararse porque era ya momento de se incorporara al campamento.

¡ Qué majestuosidad la de esa madre, qué ejemplo de patriota! Su abnegación obliga a la virtud. Esa actitud es la que hace que Martí la ame, la respete, la admire y de ella diga:

 

         ¿Qué había en esa mujer, qué

         epopeya y misterio había en esa

         humilde mujer, qué santidad y unción

         hubo en su seno de madre, qué

         decoro y grandeza hubo en su

         sencilla vida, que cuando se escribe

        de ella es como de la raíz del alma,

        con suavidad de hijo, y como de

        entrañable afecto?(2)

 

Para Martí, la obra sin la presencia de la mujer es incompleta, le falta lo bello, la delicadeza, la energía, su amor, y señaló al respecto:

 

       Las campañas de los pueblos solo

       son débiles, cuando en ellas no se

       alista el corazón de la mujer, pero

       cuando la mujer se estremece y ayuda,

       cuando la mujer tímida y quieta de su natural,

       anima y aplaude, cuando la  mujer culta

       y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño,

       la obra es invencible.(3)

 

Esa mujer que es capaz de dar todo de sí a favor de un ideal de amor, es una mujer llena de bondad, abnegada, patriota, incansable, luchadora, honrada y buena. Pero estaba la mujer egoísta, fría, indolente, vacía, sin espiritualidad. Y en una carta enviada a María Mantilla, le expresa:

 

         No tengas nunca miedo a sufrir.

         sufrir bien por algo que lo merezca

         da juventud y hermosura.

         mira a una mujer generosa:

         hasta vieja es bonita y niña siempre (...)

         y mira a una mujer egoísta, que,

         aún de joven, es vieja y seca.(4)

 

Martí ve en la mujer cualidades y virtudes extraordinarias. Decía que lo verdaderamente grande en la mujer era el alma y que una mujer podía ser  muy bella pero si su interior era negro de nada le servían sus atributos de belleza. En una carta enviada a Amelia en el año 1893 le aconseja cómo debe ser y le advierte que debe ser ante todo generosa y delicada, porque si no lo es, puede convertirse en un ser abominable.

Para el Maestro, la mujer debía comprender que estas cualidades debían caracterizarla, pero también creía que debía luchar por su superación intelectual, la mujer debía dejar de ser un juguete hermoso a los pies del marido y convertirse en una compañera inteligente, comprensiva, capaz de razonar, de conversar sobre  diversos temas. El no aceptaba la teoría de la inferioridad de la mujer:

       

         Y así como se gusta mejor el vino

         bueno en copa bien labrada, así se

         recibe con mayor mansedumbre,

         placer y provecho el influjo del

         espíritu de una mujer culta y

         hermosa.(5)

 

Martí consideró el “divorcio intelectual” como un grave error, no aceptaba la idea de que la mujer era inferior al hombre. Vio a la mujer en igualdad de condiciones al hombre en cualquier campo, ya sea el científico, el artístico o el de las leyes. Para él la labor de la mujer es más importante en las grandes ciudades, sobre todo en EE.UU., pero a la vez reconocía que este tipo de sociedad exigía de la mujer más cordura e inteligencia. Desde el mismo 1880, Martí considera que la vida y costumbres de la mujer norteamericana apuntan un camino diferente. La mujer norteamericana refleja su sociedad. El Maestro analiza cómo cuando ellas conocen a un hombre no piensan si es laborioso, honrado, caballeroso, honesto, sino piensan cuánto gana, qué tiene. Esos pensamientos que afean los espíritus y envilecen a las personas. Y al referirse a estas familias decía:

        

          Las familias se cimientan de parte

          del hombre en una imperfecta

          necesidad de compañía, o en una

          exigente atracción física, y del

          lado de la mujer en el goce de

         entrar a disponer de más amplio

         peculio.(6)

 

Esa mujer considera al matrimonio como un negocio lucrativo y por él es capaz de renunciar a un amor sincero. Esto hace que se dañen y sucumban en ella los valores éticos, estéticos y espirituales.

Veía, además, a la mujer como la más leal de las compañeras, la que da ánimos, ayuda al esposo, lo alienta y acompaña en los malos momentos. Así como celebra con él en las ocasiones alegres.

Por eso la gran importancia que le concedía al matrimonio y a las relaciones entre las parejas.

El matrimonio debe tener por base, según el Maestro, el respeto y el amor, no el sometimiento de uno de los miembros a la voluntad del otro. Concebía a la familia como núcleo y a la pareja como su fundamento. La base del amor no es solo la atracción física, sino la comunidad de intereses y objetivos: “En el matrimonio cuando empieza a faltar la identidad ya no cabe la felicidad. Nada menos que la identidad es necesaria”.(7)

Cada miembro debe jugar un rol y desempeñarlo con responsabilidad. A los padres toca uno de los papeles más importantes, y deben lograr, con su ternura, hacer del hogar un sitio feliz, donde reine la armonía y despojado de las envidias, rencores y conflictos. Deben guiar a los hijos por los caminos de la paz, la dignidad, la honradez y en el caso de la familia cubana debe convertirse en el elemento base de la formación de la nación y el hombre revolucionario. Debe tener por base la virtud.

Entre las familias cubanas más admiradas por él  se encontraban la de los Maceo, familia que había dado a la Patria hombres valerosos y dignos. De esta dijo: “De  la madre, más que del padre, viene el hijo, y es gran desdicha deber el cuerpo a gente floja o mala, a quien no se puede deber el alma, pero Maceo fue feliz porque vino de león y leona”.(8)

Otra de las familias admiradas por Martí fue la de Gómez. De su familia diría que cada acto de ella es un culto de admiración al héroe y un premio digno a sus virtudes. Describía el hogar de Gómez como un paraíso, donde se encontraba respeto, tranquilidad y amor. La esposa es una mujer fiel, cariñosa, patriota. En este lugar se inculca el sentimiento patriótico a los hijos y prueba de ellos la actitud de Panchito que se decide a luchar en la misma guerra  que lo había privado de sus comodidades. Cada uno de los miembros de esta familia cumple una tarea con responsabilidad y cariño.

Concedía una importancia extraordinaria al papel de los padres en la educación de los hijos. Las madres o los padres estén cerca o lejos son la luz que ilumina su camino, constituyen el apoyo moral y material más importante con que cuentan los hijos.

Profesó un profundo amor a su familia, amó y cuidó a sus hermanos. En sus cartas se refleja esa ternura. Siempre sintió nostalgia de ellas, las necesitaba, quería recibir sus cartas, anhelaba sus abrazos, las recordaba con cariño. Les advirtió de los peligros de la vida. Les aconsejaba que fueran respetuosas y cariñosas con sus padres.

Veneró a su madre y a su padre y también a los que peinaban canas, porque al hablar le enseñaban tanto o más que los libros, transmitían tanta enseñanza como los pueblos más antiguos.

Todas las ideas de Martí sobre la familia rebasan de un modo extraordinario los límites de la época. Padre, hermanos e hijos tienen para él un gran significado. Era sensible a los sentimientos de su familia constituida por los padres a quienes tanto amó, sus  hermanas, su mujer y su hijo. De su padre diría: “ Jamás una censura ¡pobre viejo mío! Y eso que conmigo perdía todos sus esfuerzos de vejez pacífica y de fortuna(...)”(9)

Y por la angustia de no estar con su hijo expresó: “ Es cosa de huir de sí mismo esta de no tener ni suelo propio en que vivir, ni cabeza de hijo que besar”.(10)

No fue desamor sino exceso de amor  lo que mantuvo a Martí lejos de sus seres queridos. El amor inmenso que sintió por Cuba fue el único motivo que lo mantuvo lejos de su familia, viviendo incluso sin hogar y sin patria por la felicidad, la libertad y la total independencia de esta porque siempre consideró a Cuba su madre mayor y todo cubano un hermano: “ Se dice cubano y una dulzura de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas(...) y nos apretamos para hacer un puesto más en la mesa y echa las alas al corazón enamorado para amparar al que nació en la misma tierra que nosotros”.(11)

La familia para él va más allá de los lazos consanguíneos, hermanos eran todos aquellos que amasen la Patria y que fueran capaces de sacrificar sus propios intereses a favor de una causa justa.

Para Martí la verdadera familia es la del corazón. Los cubanos: ricos o pobres, negros o blancos, y todos los que en cualquier parte del mundo estuviesen en contra de las injusticias, constituían su familia: “ La familia unida por las semejanzas de las almas, es más sólida y me es más querida que la familia unida por las comunidades de sangre”. (12)

Su concepción del deber con la Patria era tan alto, que su mayor deseo llegó a ser luchar por el bienestar de esta para sentirse un hijo verdadero. En sí, Martí concebía a la familia como centro y a la pareja como el sostén. La base del amor es la comunidad de objetivos. El hogar es el lugar propicio para la formación del hombre revolucionario, nacido para defender el suelo patrio. De la virtud y grandeza de la familia se nutre la Patria, con la firmeza del padre y la voluntad de la madre. La familia es la base de la República.

Al analizar Martí el papel que debía desempeñar la familia en la formación del hombre revolucionario, se percató de la gran importancia que esto representaba para la Patria. Sus valoraciones se basaban en un análisis profundo de la Guerra de lo Diez Años, como una etapa gloriosa de lucha que propagó con sus dificultades y aciertos, al hombre que lucharía en la Guerra Necesaria, valora cómo las experiencias son aprovechadas en aras de lograr el triunfo.

La familia debía formar a un hombre sumamente patriota dispuesto a luchar en una  nueva guerra y prepararlo para vivir en la República. Esta guerra la estuvo preparando durante el período de la Tregua Fecunda, junto a veteranos y jóvenes.

Martí concebía a la familia como célula fundamental de la sociedad. Cada uno de los  miembros de esta desempeña un rol, entre todos debe existir identidad espiritual, respeto mutuo, comprensión y cariño. Creía necesario la unidad de la familia, la cual debe convertirse en apoyo moral, en manantial de fuerzas, de consuelo, ternura y amor.

En el hogar, a los padres corresponde el papel de guía, educar a los hijos teniendo como base el amor, el respeto que debe existir entre padres e hijos debe estar sustentado en el amor porque es este la única ley de la autoridad. A los padres debe vérseles como amigos fraternales y no como censores. A los hijos los ve como un bien supremo, que  emanan amor, ternura, que son para los padres el tesoro más valioso, consuelo y alegría.

A los ancianos se les debe cuidar, respetar y vérseles como titanes. Merecen por sus años, por su actitud y su ejemplo, el respeto de todos los miembros de la familia.

A la educación de la mujer prestó gran importancia, no aceptó la teoría de la inferioridad de la mujer. Consideraba que esta debía estar preparada intelectualmente para así educar mejor a los hijos, colaborar con el esposo y la comunidad.

La familia no es solo, para Martí, la que se encuentra unida por lazos consanguíneos, se extiende más allá. En su concepción de familia entran todos aquellos que amasen la libertad, y sobre todas las cosas, la independencia de Cuba. Martí se sentía hijo de su Patria, y por ella sacrificó su vida, Cuba era su madre mayor.

La familia es núcleo y ha de ser la base de la República. La concepción martiana de la familia como formadora de un hombre revolucionario abarca la preparación de éste para la guerra, donde desempeña un rol destacado el Partido Revolucionario Cubano para lograr la unión de todos los patriotas y concertar en el país el modo de liberarlo.

Su obra también es una muestra constante de la importancia del ejemplo de los padres en la educación de los hijos, los cuales heredan de aquellos cualidades que pueden o no colocarlos a la vanguardia de las ideas revolucionarias.

La concepción martiana sobre la familia trasciende los límites de su época, es una concepción de gran amplitud y profundidad, aborda las funciones que demuestran su papel social, establece la relación sociedad-familia-individuo, contiene con profundidad ideas sobre las relaciones intrafamiliares, así como analiza ideas vinculadas a la unidad de la Patria y la identidad nacional.

Bibliografía

1.    Alvarez Tabío, Pedro. Antología Mínima.  La Hab: EDIT. C.Sociales, 1972.

2.    Ares Muncio, Patricia. Mi familia es así.   La Hab: EDIT. C.Sociales, 1990.

3.    Engels, Federico, La Familia.  P. 31-96.  En el origen de la familia, la propiedad privada y el estado / Engels Federico. La Habana. EDIT.C.Sociales, 1975.

4.    Fernández Retamar, Roberto. José Martí, Semblanza biográfica y cronología mínima / Roberto Fernández Retamar, Ibrahim Hidalgo Paz.  La Habana: Editorial Política, 1983.

5.    García Martí, Raúl. Biografía Familiar. La Habana.

6.    Mañach, Jorge. Martí el Apóstol.  La Habana. Editorial C.Sociales, 1990

7.    Martí Pérez, José. Obras Completas en 27 TOMOS.  La Habana: Editorial C.Sociales, 1975.

8.    Sarabia, Nydia. La Patriota del Silencio. La Habana. Editorial C.Sociales, 1990.

9.    Toledo Sande, Luis. Cesto de Llamas.  La Habana. Editorial. C.Sociales,1996.

10. Valdés Galarraga, Ramiro. José Martí, sus padres y sus siete hermanas. La Habana. Editorial C.Sociales, 2003.

 

Referencias Bibliográficas

1.    Ares Muzio, Patricia. Mi familia es así. P.1.

2.    Martí, José. O.C, TOMO V. P.26.

3.    Ibídem. p.16-17.

4.    Ibídem. TOMO XX. P. 212.

5.    Ibídem. TOMO VIII. P. 445.

6.    Ibídem. TOMO X. P. 64.

7.    Ibídem. TOMO XXI. P. 163.

8.    Ibídem. TOMO IV. P. 452.

9.    Ibídem. TOMO XXII. P. 18.

10. Ibídem. TOMO XX. P. 275.

11. Ibídem. TOMO IV. P. 271.

12. Ibídem. TOMO XX. P. 30-31.