Título: El Antiimperialismo Martiano
Abstract
The current work is about José Martí’s antimperialist ideas but from a diffrent point of view searching for precisions which help as prove the knoledge José Martí had about the basic elements of imperialism. His conception about monopoly; evidenced in the descriptions he made in his writings about it. His valuation about the Washington Congress, with the criterio expressed by the centroamerican delegates and the northamerican’s imposing attitude, or his valuation about the real aim of the fight he expressed in his will letter to Manuel Mercado all that allows us to make a valuation to demonstrate that José Martí was a real antimperialist.
Ya se ha convertido en algo común referirse a José Martí como un antimperialista y suele en muchas ocasiones, con pretensiones de dar validez a dicha afirmación, apoyarse en fragmentos de su carta inconclusa a Manuel Mercado (18 de mayo de 1895) donde expresa: “...cuánto hice hasta hoy y haré es para eso, para evitar que los Estados Unidos de América caiga con esa fuerza más sobre los pueblos de América...” Sin embargo ¿es realmente válido este argumento?. ¿Hasta donde esas palabras de Martí declaran su antimperialismo?
Para ser antimperialista se debe, ante todo, conocer al imperialismo, sino en su esencia teórica al menos en su acción práctica y de ello se deriva que este tiene que existir de forma concreta. ¿Era así el imperialismo norteamericano en la época en que Martí vivió en Estados Unidos?
No cabe la
menor duda de que ya en ese entonces existía en la economía norteamericana,
aunque en su forma comercial, el monopolio, rasgo característico del
imperialismo como etapa del capitalismo y al decir de Lenin, el rasgo que más
los caracteriza.
Es sabido que
Martí conoció al monopolio y ese conocimiento lo dejó plasmado en una de las
crónicas que escribió para el diario La Nación de Buenos Aires el 5 de
septiembre de 1884, cuando dice que el obrero que lleva sobre sus hombros la
imagen de Jay Gould representa bien el monopolio, pues este “...ha centralizado
en enormes compañías, empresas múltiples, las cuales impiden con su inaudita
riqueza y el poder social que con ella se asegura, el nacimiento de cualquiera
otra compañía de su género y gravan con precios caprichosos, resultado de
combinaciones y falseamientos inicuos,
el costo natural de los títulos y operaciones necesarias al comercio. Donde un
sembrador allá en el Oeste, siembra un campo, el monopolio se lo compra a la
fuerza o lo arruina; si vende barata su cosecha el sembrador, el monopolio, que
tiene grandes fondos a la mano, da la
suya de balde: y se decide el sembrador luchar, al año muere de hambre,
mientras que el monopolio puede seguir viviendo sin ganancia muchos años. El
monopolio está sentado como un gigante implacable a la puerta de todos los
pobres...”
En este fragmento incompleto de la descripción que hace Martí en su crónica antes citada, se aprecia un conocimiento amplio de la acción del fenómeno monopolio en la vida económica de los Estados Unidos y las maneras en que actúa en lo social, no sólo en perjuicio de los trabajadores, sino de los propios capitalistas que estando fuera del monopolio, apenas pueden obtener la inversión hecha en su gestión.
Reflexionando
más acerca de la visión martiana del nuevo fenómeno monopolio (para la época)
observamos que en la idea “...el monopolio está sentado como un gigante
implacable a la puerta de todos los pobres...” trasciende el pensamiento
social de la época, pues lleva en sí misma, una generalización social de un
efecto económico. MONOPOLIO
POBREZA PARA LA MAYORIA.
Sin hacer extrapolaciones infundadas del pensamiento
martiano puede decirse que los clásicos del marxismo, al exponer su teoría de
la acumulación del capital, demostraron la creación en la sociedad de un polo de extrema pobreza y otro de extrema
riqueza. El monopolio es el resultado directo de la concentración y de la
centralización del capital, su resultado final es la aparición del Imperialismo
en lo económico. Martí no habla de Imperialismo, pero condena sus efectos
visibles a través de las consecuencias del monopolio. “...grava con precios
caprichosos, resultado de combinaciones y falseamientos inicuos, el costo
natural de los títulos y operaciones necesarias al comercio...” Aquí deja
claramente establecido, el papel que juega el monopolio en el establecimiento
de un precio único, que al no admitir competencia, ocasiona la ruina de quienes
no están en la gran compañía monopolista. Esto es economía imperialista, que
elimina la libre competencia y a la vez aumenta la miseria de muchos.
Si seguimos
esta línea de pensamiento podemos al menos parcialmente concluir que:
- Sin conocer
al imperialismo en su aspecto económico, Martí, por sus reflejos en la
sociedad, aprecia cambios nefastos y se opone a ellos, sin llegar a profundizar
en sus causas pero de hecho, es un
ANTIMPERIALISTA convencido a partir de su visión social del mundo y
particularmente de la sociedad norteamericana.
Pero solo con lo anterior no es suficiente para
seguir argumentando el antiimperialismo martiano.
En su crónica
para La Nación, del 2 de noviembre de 1889, donde Martí da pormenores de la
Conferencia Internacional Americana o Congreso de Washington expresa:
“Jamás hubo en América de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez ni obligue a más vigilancia, ni pida a examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder... De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América Española la hora de declarar su segunda independencia”.
Expone
claramente Martí la determinación de dominio imperialista de E.E.U.U sobre
América Latina, basado en el bajo desarrollo económico de esta última; lo
expone, además, con el conocimiento de que ese dominio tendrá implicaciones
políticas, reconoce que el poder económico implicará el político y como con
ello, la independencia obtenida por los pueblos de América en su lucha contra
España, quedará frustrada y por eso llama a “declarar la segunda
independencia”, esta vez, de los Estados Unidos.
Reconoce Martí
la fuerza con que en general los representantes de los pueblos de América se
oponen a las pretensiones norteamericanas en esta conferencia:
(La Nación, 11
de diciembre de 1889. O.C. T-6 pág. 61).
“Del 18 de noviembre acá no ha habido más en la conferencia que los primeros codeos y reconocimientos; la prisa marcada y puesta a raya pronto de los que creían que la conferencia con “esa gente del sur” era paseo libre; la resistencia tenaz y comedida a toda pretensión de inconformidad o predominio; y la labor regular de las comisiones de credenciales...”
En crónica de
La Nación del 3 de mayo de 1890 leemos.
“Ya se van, alucinados y silenciosos los delegados que vinieron de los pueblos de América a tratar, por el convite de Washington, sobre las cosas americanas. Ya vuelven a Centro América los de los cinco países, más centroamericanas de lo que vinieron porque al venir, se veían de soslayo unos a otros, y ahora se van juntos, como si comprendieran que este modo de andar les va mejor. Ya salen en las conversaciones poco a poco, sin la cautela de los días oficiales, las notas curiosas, los desengaños y asombros. “¡Y este era el gran estadista!”. “¡Y llamaron a toda la América y se la están arrebatando unos a otros los candidatos rivales, y nos caímos en que este era, ni más, ni menos, un ardid electoral”.
Revelación
inequívoca del valor de la unidad de los pueblos americanos frente a Estados
Unidos es esa valoración martiana de la forma en que los delegados
centroamericanos se han unido en el curso de la Conferencia en torno a la idea
de entender como el objetivo de la Conferencia convocada por EE.UU era
repartirse las tierras de América; su comercio, su economía eliminar la
independencia americana. Estos planteamientos descubren por si mismos, una
posición crítica frente a las pretensiones hegemonistas de Estados Unidos, pero
también, un proceso de adquisición de conciencia y de adopción de una
percepción objetiva de un fenómeno socio – político que requiere de un
enfrentamiento.
Este no se manifestó de inmediato, pues el objetivo de Martí en ese periodo, es la lucha por la independencia de Cuba, para lo que está dedicando enormes esfuerzos y todas sus energías a la labor que culminaría con la creación del Partido Revolucionario Cubano y a la organización de la que él llamó Guerra Necesaria.
No quiere esto
decir que olvidara a los Estados Unidos y las aspiraciones del poderoso país en
cuanto a América; sólo lo ha aplazado. De que así es, lo confirman estas
palabras, dirigidas a Manuel Mercado en su carta inconclusa del 18
de mayo de 1895.
“...las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos – como ese de usted y mío – más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y de los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al norte revuelto y brutal que nos desprecia”.
Indudablemente,
en 1895, ha madurado en Martí, una conciencia antiimperialista ha sabido, como
declaró en esta propia carta,
interpretar la esencia de la sociedad norteamericana a partir del elemento económico como condicionante de las
acciones sociales que ocurren y que él, con maestría de inigualable cronista,
describe, pero de forma tan aguda, que da criterios muy certeros que al
leerlos, comprendemos como muchos de ellos tienen puntos de coincidencia con
las ideas de Lenin acerca del imperialismo.
Pero no sólo en
el aspecto económico en Martí la aparición de esa forma nueva de la sociedad
capitalista. Su profundo humanismo, que lo dota de una precisa percepción para interpretar a la sociedad, le hace comprender el problema de la mujer, el problema del racismo, las diferencias entre los
grupos y clases sociales, sin que, por supuesto, esgrima el arma del método
marxista para ello.
1- Los argumentos
antes expuestos, nos permiten asegurar que fue Martí un antiimperialista
convencido; quizás el primer antiimperialista de su época con conocimiento del
nuevo fenómeno que se formaba en los EE.UU y a la vez conocedor de las
consecuencias de este para América
Latina.
2- El
antiimperialismo martiano va más allá del planteamiento del problema; es un
antiimperialismo militante, de acción, capaz de llevar a cabo la lucha por la
liberación de Cuba y contribuir así a la lucha por la verdadera emancipación de
América Latina.
Bibliografía.
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Sobre Las Antillas. Selección y prólogo del Salvador Morales. Centro de
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Morales, Salvador: Ideología y luchas revolucionarias de
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Almanza, Rafael: En torno al pensamiento económico de José
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Revista Casa de las Américas, No. 103. Julio – Agosto de
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