Título: El Antiimperialismo Martiano

Autor: MSc. Angel Alberteris González

          alberteris@isphlg.rimed.cu 

 

 

Resumen

El presente trabajo aborda el tema del antimperialismo martiano pero  desde una óptica  en la que se trata de buscar precisiones que permitan  demostrar la base de conocimientos que respecto a los elementos básicos del imperialismo tenía José Martí. Su percepción del monopolio, demostrada por medio de las descripciones que de este hace en sus crónicas, sus atinadas valoraciones del desarrollo del Congreso de Washington, con los criterios expuestos por los delegados centroamericanos y la actitud prepotente de los de Norteamérica, o la valoración hecha por él respecto al objetivo de su lucha en su carta testamento a Manuel Mercado, permiten presentar una valoración con la que es posible demostrar que es José Martí un antimperialista consecuente.

 

Abstract

The current work is about José Martí’s  antimperialist ideas but from a diffrent point of view searching for precisions which help as prove the knoledge  José Martí  had about the basic elements of imperialism. His conception about monopoly; evidenced in the descriptions he made in his writings about it. His valuation about the Washington Congress, with the criterio expressed by the centroamerican delegates and the northamerican’s imposing attitude, or his valuation about the real aim of the fight he expressed in his will letter to Manuel Mercado all that allows us to make a valuation to demonstrate that José Martí was a real antimperialist.

 

Ya se ha convertido en algo común referirse a José Martí como un antimperialista y suele en muchas ocasiones, con pretensiones de dar validez a dicha afirmación, apoyarse en fragmentos de su carta inconclusa a Manuel Mercado (18 de mayo de 1895) donde expresa: “...cuánto hice hasta hoy y haré es para eso, para evitar que los Estados Unidos de América caiga con esa fuerza más sobre los pueblos de América...” Sin embargo ¿es realmente válido este argumento?. ¿Hasta donde esas palabras de Martí declaran su antimperialismo?

Para ser antimperialista se debe, ante todo, conocer al imperialismo, sino en su esencia teórica al menos en su acción práctica y de ello se deriva que este tiene que existir de forma concreta. ¿Era así el imperialismo norteamericano en la época en que  Martí vivió en Estados Unidos?

 

No cabe la menor duda de que ya en ese entonces existía en la economía norteamericana, aunque en su forma comercial, el monopolio, rasgo característico del imperialismo como etapa del capitalismo y al decir de Lenin, el rasgo que más los caracteriza.  

 

Es sabido que Martí conoció al monopolio y ese conocimiento lo dejó plasmado en una de las crónicas que escribió para el diario La Nación de Buenos Aires el 5 de septiembre de 1884, cuando dice que el obrero que lleva sobre sus hombros la imagen de Jay Gould representa bien el monopolio, pues este “...ha centralizado en enormes compañías, empresas múltiples, las cuales impiden con su inaudita riqueza y el poder social que con ella se asegura, el nacimiento de cualquiera otra compañía de su género y gravan con precios caprichosos, resultado de combinaciones y  falseamientos inicuos, el costo natural de los títulos y operaciones necesarias al comercio. Donde un sembrador allá en el Oeste, siembra un campo, el monopolio se lo compra a la fuerza o lo arruina; si vende barata su cosecha el sembrador, el monopolio, que tiene grandes fondos a la mano, da  la suya de balde: y se decide el sembrador luchar, al año muere de hambre, mientras que el monopolio puede seguir viviendo sin ganancia muchos años. El monopolio está sentado como un gigante implacable a la puerta de todos los pobres...”

 

En este fragmento incompleto de la descripción que hace Martí en su crónica antes citada, se aprecia un conocimiento amplio de la acción del fenómeno monopolio en la vida económica de los Estados Unidos y las maneras en que actúa en lo social, no sólo en perjuicio de los trabajadores, sino de  los propios capitalistas que estando fuera del monopolio, apenas pueden obtener la inversión hecha en su gestión.

 

Reflexionando más acerca de la visión martiana del nuevo fenómeno monopolio (para la época) observamos que en la idea “...el monopolio está sentado como un gigante implacable a la puerta de todos los pobres...” trasciende el pensamiento social de la época, pues lleva en sí misma, una generalización social de un efecto económico. MONOPOLIO             POBREZA PARA LA MAYORIA.

 


Sin hacer  extrapolaciones infundadas del pensamiento martiano puede decirse que los clásicos del marxismo, al exponer su teoría de la acumulación del capital, demostraron la creación en la sociedad de un polo  de extrema pobreza y otro de extrema riqueza. El monopolio es el resultado directo de la concentración y de la centralización del capital, su resultado final es la aparición del Imperialismo en lo económico. Martí no habla de Imperialismo, pero condena sus efectos visibles a través de las consecuencias del monopolio. “...grava con precios caprichosos, resultado de combinaciones y falseamientos inicuos, el costo natural de los títulos y operaciones necesarias al comercio...” Aquí deja claramente establecido, el papel que juega el monopolio en el establecimiento de un precio único, que al no admitir competencia, ocasiona la ruina de quienes no están en la gran compañía monopolista. Esto es economía imperialista, que elimina la libre competencia y a la vez aumenta la miseria de muchos.

 

Si seguimos esta línea de pensamiento podemos al menos parcialmente concluir que:

 

- Sin conocer al imperialismo en su aspecto económico, Martí, por sus reflejos en la sociedad, aprecia cambios nefastos y se opone a ellos, sin llegar a profundizar en sus causas pero de hecho, es un  ANTIMPERIALISTA convencido a partir de su visión social del mundo y particularmente de la sociedad norteamericana.

 

Pero  solo con lo anterior no es suficiente para seguir argumentando el antiimperialismo martiano.

 

En su crónica para La Nación, del 2 de noviembre de 1889, donde Martí da pormenores de la Conferencia Internacional Americana o Congreso de Washington expresa:

 

“Jamás hubo en América de la independencia  acá, asunto que requiera más sensatez ni obligue a más  vigilancia, ni pida a examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder... De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos  judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América Española  la hora de declarar su segunda independencia”.

 

Expone claramente Martí la determinación de dominio imperialista de E.E.U.U sobre América Latina, basado en el bajo desarrollo económico de esta última; lo expone, además, con el conocimiento de que ese dominio tendrá implicaciones políticas, reconoce que el poder económico implicará el político y como con ello, la independencia obtenida por los pueblos de América en su lucha contra España, quedará frustrada y por eso llama a “declarar la segunda independencia”, esta vez, de los Estados Unidos.

 

Reconoce Martí la fuerza con que en general los representantes de los pueblos de América se oponen a las pretensiones norteamericanas en esta conferencia:

(La Nación, 11 de diciembre de 1889. O.C. T-6 pág. 61).

 

“Del 18 de noviembre acá no ha habido más en la conferencia que los primeros codeos y reconocimientos; la prisa marcada y puesta a raya  pronto de los que creían que la conferencia con “esa gente del sur” era paseo libre; la resistencia tenaz y comedida a toda pretensión de inconformidad o predominio; y la labor regular de las comisiones de credenciales...”

 

En crónica de La Nación del  3 de mayo de 1890 leemos.

 

“Ya se van, alucinados  y silenciosos los delegados que vinieron de los pueblos de América a tratar, por el convite de Washington, sobre las cosas americanas. Ya vuelven a Centro América los de los cinco países, más centroamericanas de lo que vinieron porque al venir, se veían de soslayo unos a otros, y ahora se van juntos, como si comprendieran  que este modo de andar les va mejor. Ya salen en las conversaciones poco a poco, sin la cautela de los días oficiales, las notas curiosas, los desengaños y asombros. “¡Y este era el gran estadista!”. “¡Y llamaron a toda la América y se la están arrebatando unos a otros los candidatos rivales, y nos caímos en que este era, ni más, ni menos, un ardid electoral”.

 

Revelación inequívoca del valor de la unidad de los pueblos americanos frente a Estados Unidos es esa valoración martiana de la forma en que los delegados centroamericanos se han unido en el curso de la Conferencia en torno a la idea de entender como el objetivo de la Conferencia convocada por EE.UU era repartirse las tierras de América; su comercio, su economía eliminar la independencia americana. Estos planteamientos descubren por si mismos, una posición crítica frente a las pretensiones hegemonistas de Estados Unidos, pero también, un proceso de adquisición de conciencia y de adopción de una percepción objetiva de un fenómeno socio – político que requiere de un enfrentamiento.

 

Este no se manifestó de inmediato, pues el objetivo de Martí en ese periodo, es la lucha por la independencia de Cuba, para lo que está dedicando enormes esfuerzos y todas sus energías a la labor que culminaría con la creación del Partido Revolucionario Cubano y a la organización de la que él llamó Guerra Necesaria.

 

No quiere esto decir que olvidara a los Estados Unidos y las aspiraciones del poderoso país en cuanto a América; sólo lo ha aplazado. De que así es, lo confirman estas palabras, dirigidas  a  Manuel Mercado en su carta inconclusa del 18 de mayo de 1895.

 

“...las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos – como ese de usted y mío – más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y de los españoles, el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos  cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al norte revuelto y brutal que nos desprecia”.

 

Indudablemente, en 1895, ha madurado en Martí, una conciencia antiimperialista ha sabido, como declaró en esta  propia carta, interpretar la esencia de la sociedad norteamericana  a partir del elemento económico como condicionante de las acciones sociales que ocurren y que él, con maestría de inigualable cronista, describe, pero de forma tan aguda, que da criterios muy certeros que al leerlos, comprendemos como muchos de ellos tienen puntos de coincidencia con las ideas de Lenin acerca del imperialismo.

 

Pero no sólo en el aspecto económico en Martí la aparición de esa forma nueva de la sociedad capitalista. Su profundo humanismo, que lo dota de una precisa percepción  para interpretar a la sociedad, le hace  comprender el problema de la mujer, el problema  del racismo, las diferencias entre los grupos y clases sociales, sin que, por supuesto, esgrima el arma del método marxista para ello.

 

1-       Los argumentos antes expuestos, nos permiten asegurar que fue Martí un antiimperialista convencido; quizás el primer antiimperialista de su época con conocimiento del nuevo fenómeno que se formaba en los EE.UU y a la vez conocedor de las consecuencias de este  para América Latina.

 

2-       El antiimperialismo martiano va más allá del planteamiento del problema; es un antiimperialismo militante, de acción, capaz de llevar a cabo la lucha por la liberación de Cuba y contribuir así a la lucha por la verdadera emancipación de América Latina. 

 

Bibliografía.

 

Martí José, Sobre Las Antillas. Selección y prólogo del Salvador Morales. Centro de Estudios Martianos. La Habana  1981.

 

Martí José, El Partido Revolucionario Cubano y la Guerra. La Habana. Editorial de Ciencias Sociales 1978.

 

Martí José, Crónicas desde Nueva York.  Obras Completas. Tomo 10. II Edición. La Habana. Editorial de Ciencias Sociales  1975.

 

Martí José, Carta a Manuel Mercado, 18 de mayo 1895. Epistolario. Tomo V. pp. 250 -  252.

 

Martí, José: Obras Completas. Tomos 6 y 10.

Martí, José: Obras Crónicas de Nueva York.

Morales, Salvador: Ideología y luchas revolucionarias de José Martí.

Almanza, Rafael: En torno al pensamiento económico de José Martí.

Revista Casa de las Américas, No. 103. Julio – Agosto de 1977.