El espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano Luz y Caballero IX
The Transforming and Creative Spirit of the Educational Project of the Cuban Teacher Luz y Caballero IX
O espírito transformador e criativo do projeto educativo do professor cubano Luz y Caballero IX

* Falconeri Lahera Martínez

*Universidad de Holguín. Cuba. Licenciado en Educación, especialidad Filosofía. Doctor en Ciencias Filosóficas. Profesor Titular. Correo: falconerilm@uho.edu.cu Registro ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9254-2485

Resumen
Los resultados expuestos en este artículo dan continuidad al estudio presentado en números anteriores de esta revista sobre el espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano José de la  Luz y Caballero. El objetivo del trabajo es revelar las particularidades del proceso de  desarticulación del eclecticismo y sus contribuciones al desarrollo de la educación patriótica y la enseñanza de la filosofía, realizada por el gran educador cubano mediante los artículos filosóficos publicados durante los meses de mayo a julio de 1840. El artículo presentado refleja el brillante desarrollo de la conceptualización filosófica  durante su confrontación ideológica con los representantes del eclecticismo. El texto resalta la profundización teórica alcanzada por Luz al debatir con sus oponentes problemas pedagógicos, sociales, políticos, éticos, estéticos, psicológicos, teológicos, de las ciencias  naturales, el método, etc., para contribuir a la consolidación de un pensamiento filosófico auténticamente cubano.
Palabras clave: Eclecticismo; educación patriótica; enseñanza de la filosofía; juventud; panteísmo.

Abstract
The results exposed in this article follow the study presented in previous issues of this journal on the transforming and creative spirit of the educational project of the Cuban teacher José de la Luz y Caballero. This article aims at revealing the characteristics of the ending eclecticism process and its contributions to the patriotic education and the philosophy teaching process, developed by the Cuban educator through philosophic articles published from May to July 1840. This article reflects the great development of his philosophic conception during its ideological confrontation with the eclecticism representatives. This work highlights the advanced theoretical thought reached by Luz at debating different issues with his opponents regarding the following topics: pedagogical, social, political, theological, ethics, aesthetics, psychological, the natural sciences, the method, etc., to contribute consolidating a genuine Cuban philosophical thought.
Keywords: Eclecticism; Patriotic education; Philosophy teaching; youth; pantheism.   

Resumo
Os resultados apresentados neste artigo dão continuidade ao estudo apresentado em números anteriores desta revista sobre o espírito transformador e criativo do projeto educativo do professor cubano José de la Luz y Caballero. O objetivo do trabalho é revelar as particularidades do processo de desarticulação do ecletismo e suas contribuições para o desenvolvimento da educação patriótica e do ensino da filosofia, realizado pelo grande educador cubano por meio dos artigos filosóficos publicados durante os meses de maio a Julho de 1840. O artigo apresentado reflete o brilhante desenvolvimento da conceituação filosófica durante seu confronto ideológico com os representantes do ecletismo. O texto destaca o aprofundamento teórico alcançado por Luz ao debater com seus adversários problemas pedagógicos, sociais, políticos, éticos, estéticos, psicológicos, teológicos, ciências naturais, métodos, etc., para contribuir para a consolidação de um pensamento autenticamente filosófico.
Palavras-chave: Ecletismo; educação patriótica; ensino de filosofia; Juventude; panteísmo.

Introducción

Con este artículo, su autor enriquece el estudio presentado en los números precedentes de esta revista, sobre el espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano José de la Luz y Caballero. El objetivo del trabajo presentado, es revelar las particularidades del proceso de  desarticulación del eclecticismo y sus contribuciones al desarrollo de la educación patriótica y la enseñanza de la filosofía, realizada por el notable preceptor mediante los artículos publicados durante los meses de mayo a julio de 1840. El autor examina el desarrollo teórico presentado por Luz en la etapa estudiada y resalta la renovación conceptual de su pensamiento filosófico en la valoración del papel social que cumplen las ciencias naturales, la ética, la estética, la psicología y la educación en la formación patriótica de los jóvenes. Asimismo, refleja el reforzamiento de la batalla de ideas contra el eclecticismo y pone de manifiesto su decisión de desarticular la línea filosófico-política de Cousin. En esas condiciones, elevó a un peldaño superior el  enriquecimiento teórico y práctico de su obra pedagógica, al incorporar  nuevas contribuciones didácticas a la preparación cultural de los jóvenes.

Materiales y métodos

La búsqueda científica desplegada exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema. En virtud de ello, fue priorizado el procesamiento de las fuentes del conocimiento reunidas mediante un exhaustivo estudio documental, que permitió la generalización de la información, mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico: análisis-síntesis, inducción-deducción. El autor seleccionó los materiales de trabajo, en correspondencia con las demandas del proceso investigativo y orientó la pesquisa hacia el cumplimiento del objetivo declarado.

Resultados y discusión

Durante los meses de mayo a julio de 1840 Luz desarrolló una intensa labor de enfrentamiento teórico al eclecticismo. En el mes de mayo publicó seis artículos dirigidos a socavar las bases teóricas y revelar la esencia política de esa corriente filosófica. El primer artículo está dirigido a aclarar la tergiversación de sus relaciones con Félix Varela y Morales (1788-1853), realizadas por un ecléctico trinitario, que escondía su identidad tras el seudónimo de El ciudadano del mundo. Mediante esa publicación rechazó el malintencionado criterio de ese personaje, quien afirma que independientemente de la íntima amistad existente entre ellos, difieren en opiniones filosóficas muy importantes. Al respecto, declaró:

 

Varela derrocó el escolasticismo en nuestro suelo, y yo aplaudo y aplaudiré su ruina.

Varela fue nuestro legítimo Cartesio, en más de un sentido, ya por haber destruido el principio de autoridad con el consejo y el ejemplo de palabra y obra, ya por haber introducido en su consecuencia la libertad filosófica de pensar, el verdadero eclecticismo; así es que, no contento con destruir, se empeñó por edificar […]. (Ibídem, pp. 381-382).
Luz explica que se siente admirado por el combate desplegado por Varela contra la ontología y coincidió con su criterio a favor del uso de las ciencias naturales como recurso teórico metodológico para dirigir y robustecer el entendimiento en el desarrollo de investigaciones, y muy particularmente para el progreso de la filosofía. También refutó la intención de hacer creer que entre ellos dos existieron notables diferencias en la concepción del método porque aquel en el texto Lecciones de Filosofía, presenta primero la lógica, luego ubica la moral y después concibe la aplicación de la física. Sobre este particular aclaró, que aunque en 1833 se manifestaron diferencias entre él y su maestro en cuanto a la cuestión de método u orden en la enseñanza, también es cierto que pasados varios años le “[…] cabe la honra de contar hoy al señor Varela entre los decididos partidarios del método de enseñar Física primero que Psicología […].”(Ibídem, pp. 386-387)        

El segundo artículo de mayo tiene una estructura gramatical muy sencilla, constituida por un texto breve de un párrafo, con cuatro oraciones desplegadas en nueve líneas. El texto está dirigido a un oponente anónimo que divulgó información distorsionada acerca de la existencia en La Habana de hipótesis que niegan el libre albedrio. Luz estaba persuadido de que se trataba de un ardid, para  limitar el avance de la educación patriótica, impedir el desarrollo de un pensamiento crítico en los jóvenes y evitar la formación de un nuevo espíritu de libertad.

Ante la nueva situación, Luz, concibió el hombre como protagonista de una dinámica relación con la naturaleza y la sociedad, que situaba la responsabilidad como uno de los eslabones éticos mediadores en la búsqueda de la libertad. Desde esa base teórica y bajo el influjo de la filosofía idealista alemana, fortaleció en el pensamiento filosófico-pedagógico cubano el principio del carácter activo del sujeto, y a partir de él consideró que el hombre es libre en el propósito de alcanzar la verdad y conocer los secretos del mundo, en la medida que lo penetra y transforma, mediante el método más eficaz. Con esta concepción del hombre como agente capaz de transformar el mundo, despojó el concepto libre albedrío del tradicional contenido teológico, y lo aplicó con el sentido de libertad humana, para formar hombres comprometidos con la causa cubana, conscientes de sus acciones y del deber de contribuir al mejoramiento y prosperidad de la patria.

El vínculo ético que el maestro estableció entre libertad y responsabilidad en la actuación humana lo condujo a entender ese valor como la actitud que dispone al hombre para prevenir conscientemente los efectos de sus acciones y corregir el comportamiento, en virtud de tal previsión. Esa visión ética de la formación de los jóvenes, declarada en su etapa de trabajo en el Convento de San Francisco, privilegió la formación ético-patriótica y cultural de sus educandos y contribuyó notablemente a formar en la juventud un elevado sentido del compromiso individual y social ante los reclamos políticos y sociales del país. Finalmente concluyó que independientemente de que en otros contextos se divulguen comentarios que niegan el libre albedrio, en La Habana no tienen aceptación ni como hipótesis ni como tesis, porque “El que niega la libertad y la responsabilidad humana, niega unos hechos tan evidentes como el descenso de los cuerpos y la ley de la gravitación.”(Luz, 1947a, p. 117)

En el mes de mayo, Luz volvió su mirada crítica contra el ecléctico cubano Domingo de León y Mora, por su defensa al sistema ecléctico del filósofo francés Víctor Cousin (1792-1867). De esa manera, en el artículo titulado Contra León y Mora y el cousinismo, publicado en el Diario de La Habana, el 2 de mayo de 1840, alertó que los errores, contradicciones y sofismas de esa filosofía, pueden provocar grandes daños al entendimiento de los jóvenes. Además, advirtió que la presentación por el ecléctico referido, del cousinsmo como la doctrina filosófica modelo para el desarrollo de las ciencias y su defensa del principio de dar prioridad a la lógica y la moral en detrimento de las ciencias naturales en la enseñanza de la filosofía, constituyen manifestaciones del principio de la autoridad. Por esa causa, consideró muy necesario realizar una crítica rigurosa a la doctrina invasora, a su progenitor y a sus seguidores en el país, con lo cual anuncia su proyecto de realizar una impugnación concluyente a Cousin, sus palabras así lo indican:

Este sistema inspira a sus cultivadores hastío y repugnancia por el estudio de las ciencias físicas y hasta aversión por los que las profesan fuera de que vuelve hipócritas a los que ya van tocando el desengaño. Todo el favor que puede hacerse a Cousin y su escuela en esta parte, es concederles que se han propuesto hacer un bien con la mentira. Así lo demostraré hasta la última evidencia, y a mayor abundamiento, en mi crítica detallada de las ideas fundamentales de aquel caudillo, que empezará a ver la luz dentro de poco, y por cuadernos, para satisfacer cuanto antes a los amigos y enemigos. (Luz, 1947b, pp. 119-120).

El día 10 de mayo de 1840, Luz publica en el Diario de La Habana, el artículo titulado Contra Domingo de León y Mora y el cousinismo, en el cual esclarece un tema de gran valor metodológico, relacionado con su visión sobre el papel del libro de texto como auxilio del aprendizaje de los estudiantes. Además, expone un punto de vista que resalta el valor didáctico de sus Elencos, al considerarlos textos de apoyo al aprendizaje y materiales útiles en la preparación de los alumnos para sus evaluaciones, en este sentido planteó:
En un Elenco así como en una obra elemental que abrace todos los ramos de la ciencia no es posible aspirar a la originalidad, si se quiere ser completo, mucho menos cuando una buena parte del programa representa el curso dado por el libro que sirve de texto. Así es que en los Elencos suelen no citarse ni los autores que se siguen, ni los que se impugnan, por considerarse semejantes documentos como una guía del examen, o cuando más como un auxilio para que los alumnos recuerden las materias. (Luz, 1947c, p. 125)

En el texto analizado, Luz explica que en diversos escenarios docentes como sus clases de filosofía en el Colegio de San Francisco, las sabatinas semanales en esa institución y muy señaladamente en su último discurso de apertura, ha probado que el principio del eclecticismo, criticado el 2 de mayo de 1840, limita el entendimiento. Además, rechazó la insinuación de que el proyecto del Instituto Cubano fue concebido a imitación de Cousin y refutó el malintencionado criterio de una supuesta diferencia entre la etapa inicial de su actuación en la Reforma educativa y la etapa en la que adopta el seudónimo de Filolezes, por esa causa expresó la siguiente declaración de principio: “Uno mismo es el hombre de 1833 y el de 1840.”(Ibídem, p. 127)

Luz, en su artículo Al Frenólogo, publicado en el Diario de La Habana, el 29 de mayo de 1840,  denuncia la nueva artimaña de los eclécticos, quienes pretenden presentarse ante la opinión pública y especialmente ante los jóvenes como víctimas del "atropello teórico" propalado por los anti-eclécticos (Luz y seguidores). El maestro le esclarece a los jóvenes e informa al líder de los eclécticos cubanos, Manuel González de Valle, presentado ahora con el seudónimo de Frenólogo, que lejos de ser ellos anti-eclécticos, han tratado siempre de entender y aplicar el eclecticismo como deben hacerlo las personas racionales y consecuentes, por esa causa retoma 27 proposiciones del Elenco de 1839, en los cuales hay explicaciones argumentadas de las raíces históricas y fuentes teóricas del eclecticismo, así como un análisis de las bases políticas y sociales de esa corriente.

En el artículo Señor Frenólogo Anti-Frenólogo, concluido el 28 de mayo y publicado en el Diario de La Habana el 30 de mayo de 1840, el maestro denuncia como muy graves las consecuencias políticas que pueden derivar las falsas imputaciones que el jefe de los eclécticos hace contra los representantes del sensualismo, lo emplaza a que esclarezca si su ataque está dirigido o no a presentar ante la opinión pública como corruptor de las costumbres a un hombre nombrado José de la Luz y Caballero y le aclara que todo parece indicar que el eclético pretende inculparlo ante el gobierno y la Iglesia con los cargos siguientes:

"Que esa doctrina pugna con la divina que al rico con el pobre nivela. Que ese sistema trata de volver inmoral a una nación entera. Que es sistema sangriento que destruye el trono y el altar. Que nada edifica de nuevo y que entrega el alma al viento". Resta ahora probarme que de sentar (base y doctrina entera del sensualismo) que "todas las ideas provienen de los sentidos con el entendimiento", o bien que "las facultades son innatas, pero no las ideas", se sigue todo ese infierno de males para la sociedad. (Luz, 1947e, pp. 145-146)

Manuel González del Valle respondió a Luz con inmediatez y el mismo día 30 de mayo entregó y publicó en el Diario de La Habana el artículo Contestación al artículo de Don José de la Luz, inserto en el Diario de la Habana de 30 de mayo 1840. [Contra El Trono y El Altar]. El ecléctico, hábilmente orienta su ataque contra el sensualismo en general y responsabiliza a grandes personalidades del siglo XVIII con la destrucción del Trono y el Altar en Francia. De modo particular, imputa a personalidades como François-Marie Voltaire (1694-1778), Denis Diderot (1713-1784), Claudio Adriano Helvecio (1715-1771), Jean le Rond D' Alembert​ (1717-1783) y Jean Antoine Nicolas de Condorcet (1743­­-1794) de ateos o materialistas, y los inculpa de haber provocado la Revolución francesa de 1789.

En Junio Luz escribe 11 artículos en los que fija sus posiciones fundamentales acerca del eclecticismo y lanza una ofensiva teórica contra los detractores del sensualismo de John Locke (1632-1704). En su primer artículo, publicado en el Diario de La Habana el 2 de junio bajo el título de Al Sr. Frenólogo Anti-frenólogo, rechaza las imputaciones, que contra él hace el Frenólogo “[…] de almicida, regicida y altaricida […].”(Luz, 1947f, p. 155) Asimismo, aclara la intención de los eclécticos de formar una matriz de opinión negativa contra el sensualismo, cambiando ese término por la palabra sensual, para esconder su embestida ideológica contra él y compañeros de lucha. En este sentido, Luz anuncia un estado de alerta ante la maniobra de distinguir “[…] entre sensual y sensualista: distinción que es para nosotros verdadero escudo, y para él espada de dos filos […].”(Luz, 1947g, p. 161) Además, pone al descubierto que los eclécticos de La Habana, por imitación de Cousin, también censuran a Voltaire, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), Diderot, D' Alembert​, Condorcet, etc.

Luz explica en el artículo titulado  Al frenólogo, otra y otra, publicado en el Diario de La Habana el 6 de junio de 1840, que Lorenzo Hervás y Panduro (1735-1809) demuestra a los idealistas, con sus observaciones y argumentos, que el aprendizaje de los sordomudos se sustenta en la teoría de la experiencia como punto de partida del conocimiento y que este no procede de ideas innatas. En otro artículo titulado  Trenos y plácemes al Frenólogo, publicado en el Diario el Diario de La Habana el 7 de junio de 1840, Luz esclareció el significado del concepto sensualista para evitar confusiones con el término sensual, y en ese sentido precisa: “Sensualista en filosofía no quiere decir más que un hombre que atribuye el origen de todas las ideas que forman el alma, a la experiencia, o sea los resultados de la acción de los sentidos internos y externos […].”(Luz, 1947i, p. 176)   

En julio Luz publica 17 artículos orientados a desmantelar definitivamente el cousinismo. Su primer ataque lo dirige al panteísmo de Cousin y la defensa que de él realizan sus acólitos criollos. Desde un audaz posicionamiento teológico, explica que la sujeción de la creación divina a la necesidad por Cousin, constituye una inconsistencia teórica, que conduce al filósofo francés a considerar que Dios y el mundo son la misma cosa, y esa maniobra filosófica conduce al panteísmo. Luego pasa a demostrar la veracidad del sensualismo como sustento teórico de los estudios sobre fisiología y frenología, y al respecto aclara un tema de gran importancia para la ciencia y su enseñanza:

No hay que confundir los órganos con las facultades. Los órganos son las condiciones materiales que hacen posible la manifestación de las facultades. Los músculos y los huesos son las condiciones materiales del movimiento, pero no son la facultad que causa el movimiento. Así el hombre piensa y quiere, en este mundo —se entiende— por medio del cerebro: luego el cerebro es rigurosamente órgano del alma, como los ojos son órgano del alma, pues no son los ojos los que ven, sino el alma quien ve por los ojos. Empero si de aquí se deduce que el ser cogitante es el cerebro, o al contrario, es lo mismo que si se dijera que los músculos son la facultad de moverse; que el órgano de la vista y la facultad de ver son una propia cosa. (Luz, 1947j, p. 200).

Luz señala que los eclécticos no son capaces de evadir ese error y les recuerda que hasta Tomás de Aquino (1225-1274), en su obra Suma Contra Gentiles, capítulo 84, número 9, afirmó: “[…] las funciones del espíritu, tales como la memoria, el pensamiento, la imaginación, no pueden tener lugar sin ayuda de órganos corporales […].”(Ibídem, p. 200)

Del mismo modo, declaró que su oponente principal en Cuba y sus escolares, pretendían atribuirle a él todas las consecuencias de la Revolución francesa de 1789, tan solo por haber asumido el principio de Locke: "la experiencia es la base de los conocimientos humanos". Sin embargo, los eclécticos cubanos no fueron capaces de percibir las inconsistencias teóricas de Cousin, quien no advirtió que hasta Rousseau (1711-1778) y otras personalidades, sin ser sensualistas combatieron el Trono y el Altar en Francia.

En su Octava respuesta al artículo "Una que vale por todas", publicada en el diario de La Habana, el 13 de julio de 1840, explica que el panteísmo penetra todo el sistema cousiniano y está presente en el análisis de la razón, en la teoría de Dios, en el dogma de la revelación y en la filosofía de la historia. Cousin, en sus estudios sobre el pensamiento solo logra explicar la razón absoluta en sí misma, adjudicándole los mismos componentes que a la razón humana, y tanto en una como en la “[…] otra encontramos la idea del infinito, el finito, y de la relación del finito al infinito (remedo visible de su amigo Hegel): triplicidad que se reduce a unidad; y esta unidad es la inteligencia divina en sí misma.”(Luz, 1947k,  p. 280)

La maniobra especulativa de Cousin crea confusiones, al identificar la inteligencia divina con la humana. Además, porque no es consecuente con el postulado cristiano de Dios como "Ente absoluto". La esencia epistémica del error radica en su torpe visión de la unidad entre lo infinito y lo finito, al presentarlos solo como términos necesarios el uno con el otro e idénticos por consecuencia. Luz señala que Cousin adulteró el uso del concepto unidad, y al saturar su explicación con otros términos innecesarios, tomó la unidad aisladamente, “[…] sin desenvolverse jamás en multiplicidad, en variedad, en pluralidad, es por sí misma como si no existiera.”(Ibídem, p. 281) De esa manera, no logró comprender que la esencia de esa unidad es la diferencia entre lo infinito y lo finito. Cousin pretendió evadir su error teórico, al introducir en su análisis el concepto causa, entonces explica que el infinito, es la causa absoluta que necesariamente crea y necesariamente se desarrolla; no obstante, no logró eludir el panteísmo.

En su análisis, destaca que Cousin después de haber identificado la razón humana con la divina y puesto en el hombre una vida divina, sitúa en Dios una vida humana; y he ahí su panteísmo, el cual pretendió evadir, refugiándose en el mundo de las ideas y colocándose por encima de la realidad; entonces concluyó que si la idea del infinito es la condición absoluta del desarrollo de la inteligencia de Dios, y si dicha inteligencia “[…] no vive más que por ese desarrollo, ¿quién no ve que la idea del finito está en Dios, como parte integrante de Dios mismo, puesto que es necesaria para su vida? Verdad es que sólo estamos en el mundo metafísico.”(Ibídem, p. 282) 

En el artículo titulado Víctor Cousin esta sí es la verdad I, publicado en el Diario de La Habana el 14 de julio de 1840, Luz presenta un análisis lógico acerca de las raíces sociales y políticas, que condujeron al nacimiento del eclecticismo en Francia durante la tercera década del siglo XIX. De ese modo, revela cómo en 1830 esa corriente fue declarada Filosofía del Estado y Cousin su Filósofo Oficial. “En la época de la restauración, los que se arrogan el título de filósofos eran algunos psicólogos, eruditos, literatos, historiadores, traductores de filosofía antigua y moderna, pero no filósofos que merezcan el nombre de tales.”(Luz, 1947l,  p. 286) También expone, que los ideólogos, seguidores de Esteban Bonnot de Condillac (1715-1750), situaron, a Pierre Paul Royer-Collard (1763-1845) a la cabeza del eclecticismo, quien de inmediato introdujo a Thomas Reid (1710-1796) y compañeros escoceses, a continuación explica:

 

Después de Royer-Collard vino Cousin, el que siguiendo las huellas de su maestro, continuó enseñando la psicología experimental de los escoceses. Y gracias al cansancio de la nación y al denigramiento del Imperio, los hombres grandes del siglo dieciocho estaban en tales términos abandonados y su inspiración tal olvidada, que pudo a mansalva el nuevo profesor, en nombre de la psicología y de la escuela escocesa, atacar a todo el siglo XVIII filosófico en cuerpo y alma, y hasta negarlo sin rebozo, causando a los alumnos y a sí mismo el efecto de una originalidad completa. Abríase dicho, oyéndole, que la filosofía comenzaba en Francia, y como si dijéramos, veía la luz por la primera vez. Cousin empero no permaneció largo tiempo escocés: apresuróse a pasar a Alemania. (Ibídem, pp. 286-287).

Según Luz, Cousin se rodeó de un grupo de seguidores sin tradición y sin raíces espirituales para  conciliar el sensualismo y la teología, desconociendo los más brillantes logros de las ciencias naturales y la filosofía. “Pues bien; esa misma negación de toda filosofía, fue lo que Cousin y Jouffroy transformaron en filosofía a fines de la restauración, bajo el nombre de eclecticismo.”(Ibídem, p. 288) En otro fragmento del texto puntualiza que Cousin emitió la primera palabra Jouffroy la repitió, y de esa manera “[…] vinieron a parar al mismo resultado: el uno había corrido el mundo, el otro se quedaría en su casa; pero tal fue la influencia de su punto inicial, que debieron encontrarse y darse las manos en el eclecticismo. (Ibídem, pp. 288-289) Como conclusión del análisis señaló que esos personajes “[…] hiciéronse pues espiritualistas, pero espiritualistas racionalistas y a esto llamaron eclecticismo.”(Ibídem, p. 290)

En el artículo Novena respuesta al artículo "Una que vale por todas", publicado el 15 de julio de 1840, examina la concepción de Cousin sobre el dogma cristiano de la Trinidad, porque ella se sostiene en una improcedente teología. En ese dogma, la vida divina está absolutamente separada de todo contacto con lo creado, lo contingente, lo finito; pero, esa disociación es totalmente opuesta a la identificación cousiniana de la razón humana con la divina, sobre la cual emerge el panteísmo. También refuta su teoría de la creación, porque es una consecuencia de las posiciones expuestas; es decir, el filósofo francés no hace otra cosa que crear a Dios a la imagen y semejanza humana, por esa causa concluye que la doctrina de “[…] la creación, está en armonía perfecta con su teodicea, con su psicología y con su lógica; pero si estas teorías han de explicarse las unas por las otras, es inevitable el panteísmo.”(Luz, 1947ll, p. 296)

Luz critica la versión mecanicista de las leyes del desarrollo histórico de la humanidad presentadas por Cousin, las cuales constituyen interpretación tergiversada de la teoría original, presentada por Hegel en Alemania. Esa doctrina constituye, la aplicación neta del panteísmo a la historia y sus admiradores de La Habana la reproducen fielmente, hasta con sus errores, al respecto precisa que esa teoría es “[…] presentada por Hegel en Alemania, y reproducida por los imitadores, servum pecus; ella viene a ser como el catecismo de la historia para los racionalistas; en una palabra, la aplicación neta del panteísmo a la historia. (Ibídem, pp. 296-297) 

La exégesis cousiniana de la visión hegeliana de la historia, establece que el movimiento del pensamiento se expresa en una sucesión de errores y verdades, y el error no es más que una verdad incompleta. Luz critica a Cousin porque considera que las ideas discurren aislada y sucesivamente en la historia, y cuando han agotado su enriquecimiento, en sus distintas fases, aparecen otras que recorren el mismo camino. De esa manera, Cousin niega el desarrollo de la humanidad, al establecer que solamente existen tres grandes épocas históricas y presenta una cita de sus cursos de filosofía, en el cual aquel declara: “[…] la historia es una geometría inflexible: todas esas épocas, su número, su orden, su desenvolvimiento relativo, todo esto se halla marcado desde arriba con caracteres inmutables.”(Ibídem, p. 299) De ese posicionamiento el ecléctico dedujo que la historia, no es más que el gobierno de Dios hecho visible, y en él todo está en su lugar y todo sigue el fin marcado por Dios. Por consiguiente, Luz concluyó de modo proverbial: “Ved aquí el resultado forzoso de esa inflexible geometría: fatalismo, y nada más que fatalismo, […] y tal es el efecto imprescindible de la aplicación del panteísmo a la historia.”(Ibídem, pp. 299-300)

Luz manifiesta en el artículo titulado Víctor Cousin esta sí es la verdad II, publicado en el Diario de La Habana el 15 ó 16 de julio de 1840, que inicialmente Cousin asumió como líder a Proclo (412-485) y concilió sistemas filosóficos para conformar el eclecticismo. A partir de su viaje a Alemania en 1824, olvidó a Proclo y a los alejandrinos, dejó a un lado Immanuel Kant (1724-1804) y Johann Gottlieb Fichte (1762-1814), y adoptó a Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) y Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling (1775-1854), “[…] logró de esta manera hacer dos plagios de un solo golpe. Esto era dar un nombre falso a una falsa doctrina.”(Luz, 1947m, p. 307).

El 17 de julio de 1840 Luz publica su Décima respuesta al artículo "Una que vale por todas", en el cual amplía la crítica al eclecticismo y aporta un enriquecimiento a su conceptualización filosófica. En el texto revela que la noción de la verdad y el error del eclecticismo, es tan contradictoria que niega la verdad absoluta que ella proclama como invariable, inmutable y eterna. A continuación señala que si el espíritu humano se desenvuelve por medio del error y si la ley del progreso consiste en el predominio sucesivo de ideas exclusivas que desaparecen después cumplir su papel, entonces: “[…] es forzoso decir osadamente que no hay verdad eterna, inmutable, invariable, para el entendimiento humano.”(Luz, 1947n. p. 316) De ese modo, objeta la negación mecánica de Cousin acerca de la verdad absoluta como conocimiento acabado sobre un objeto.

Para Luz, la verdad absoluta se reconoce en la ciencia como el conocimiento, que en un momento histórico ha sido posible obtener acerca de las características que determinan la existencia de un objeto o fenómeno. Sobre esa base, consideró que para sobrepasar los límites del conocimiento del objeto, esta operación debe estar mediada por un método. En ese proceso, cada una de las relaciones descubiertas constituye una nueva verdad, así el conocimiento integral del objeto se alcanza mediante un conjunto de verdades, lo cual demuestra el carácter relativo de la misma.

La diatriba de Luz contra la concepción de la verdad de Cousin tiene como fundamento teórico el análisis que ofrece el maestro cubano en su artículo Tercera refutación a Tulio sobre el eclecticismo de Cousin, publicado en el Diario de La Habana el 30 de octubre de 1839. En ese documento, formuló una tesis de gran valor teórico metodológico, porque la aplicó creadoramente en análisis posteriores, en este sentido estableció que la “[…] verdad es la congruencia de mi idea con la realidad de las cosas.”(Luz, 1946b, p. 87) La tesis le permite explicar en ese artículo que cuando Arquímedes corrió por las calles de Siracusa gritando eufórico ¡Lo encontré! ¡Lo encontré!, fue porque descubrió toda la verdad en la materia investigada. Esta es y será verdad hasta la consumación de los siglos, mientras no sea alterada la naturaleza de la materia. Este postulado fue resumido genialmente, desde una visión dialéctica, en su Décima respuesta al artículo "Una que vale por todas", al afirmar que en el campo de la ciencia “[…] no hay verdad eterna, inmutable, invariable, para el entendimiento humano. La verdad, se nos dice, es fruto del despliegue de la humanidad […].”(Luz, 1947n, p. 316)

Con ese posicionamiento, Luz penetró, en gran medida, en la dialéctica de la verdad absoluta y relativa, al explicar el proceso de desarrollo del conocimiento científico y poner de manifiesto la correlación existente entre lo conocido por el hombre y lo que conocerá después con el avance de la ciencia. También consideró que el pensamiento puede ser enriquecido con el progreso científico y señaló la posibilidad real del hombre de recorrer el infinito camino que conduce hacia la verdad absoluta, la cual concibió como aquel componente de los conocimientos imposible de ser impugnado en el futuro porque es el resultado del enriquecimiento histórico del saber humano.

En el artículo Décima respuesta al artículo "Una que vale por todas", Luz dirige  su crítica a la noción de lo absoluto de Cousin en su teología ontológica y su concepción panteísta de la historia. Así, argumenta que en el pensamiento del filósofo francés la razón divina y la humana se identifican, que el mundo y el hombre son creados necesariamente y constituyen parte de Dios, que la vida divina no es más que el desarrollo del infinito en el finito, y que en este desarrollo todo es necesario y divino. Por consiguiente, en esa concepción la historia y el desenvolvimiento histórico de la humanidad son necesariamente dominados por una ley fatal que todo lo determina: “[…] la historia no es más que una geometría inflexible”, en boca de Cousin.”(Luz, 1947n, p. 318)

El mecanicismo que prevalece en la interpretación del filósofo francés sobre la historia, le impide asumir una postura crítica respecto del panteísmo. Según Cousin, todo está condenado a la desaparición, la verdad, el bien y la belleza se esfuman en el abismo, que un pensamiento temerario cava en el espíritu. Por esa causa no logra entender que en esa visión de la historia no hay verdad, ni orden inmutable, ni libre albedrío: “[…] ahí no existe más que un desarrollo sin fin de la humanidad bajo todas las formas posibles; ahí se borran las contradicciones, y se ligan y abrazan los contrarios en una monstruosa intimidad que sólo representa la imagen del caos.”(Ibídem, p. 319) Luz concluye este análisis con el siguiente dictamen: “[…] queda demostrado que su sistema conduce camino derecho al fatalismo y escepticismo.”(Ibídem, p. 319)

En el artículo titulado Víctor Cousin esta sí es la verdad III, publicado en el Diario de La Habana el 18 de julio de 1840, Luz analiza los vínculos del eclecticismo con el sistema idealista de Hegel y explica a la opinión pública del país, que Cousin después del regreso a Francia en 1828 elaboró sus conocidas Lecciones de Filosofía, donde expone su concepción fatalista de la historia, pasa revista a los filósofos y otras personalidades, “[…] a la guerra, a las leyes, y no se le escapó la Providencia ni sus decretos. Profesó la legitimidad de un optimismo universal, y pronunció en nombre de la filosofía la absolución de la historia.”(Luz, 1947ñ, p. 336) De acuerdo con sus criterios, el ataque de Cousin contra el pensamiento francés del siglo XVIII estaba dirigido a excluir los filósofos que trascendieron por su defensa a la ciencia y los cambios sociales, mientras ponderaba a los llamados moralistas.

El 19 de julio de 1840 el educador cubano publicó en el Diario de La Habana el artículo titulado Víctor Cousin esta sí es la verdad IV, con el propósito de poner punto final al proceso de desmoronamiento teórico del eclecticismo. En ese escrito reprende a Cousin por no entender el valor histórico de la obra de aquellos hombres que iluminaron el siglo XVIII. Critica sus ambigüedades, cuando en un momento afirma que ese siglo no tuvo más misión que acabar con la Edad Media y, en otro momento del mismo pasaje, sostiene que ese tiempo histórico legó profundos pensamientos, con que construir el edificio reclamado por la sociedad. Por consiguiente, reprocha el equívoco cousiniano con una fina sátira: “[…] pero entonces quedáis completamente refutado por vos mismo […].”(Luz, 1947o, p. 351) Cousin no comprendió que en el campo de la ciencia las ideas nuevas son portadoras de cambios positivos, por eso no entendió el papel metodológico de la duda cartesiana, por esa causa esclareció: “Era el fin del esclarecido reformador reedificar la ciencia desde sus fundamentos; mas para construir algo sólido, tenía que destruir, y que limpiar de escombros el terreno.”(Ibídem, p. 351)

Conclusiones

José de la Luz y Caballero demostró que la metafísica ontológica del eclecticismo pretendía cambiar el rumbo de la educación patriótica hacia una educación que formara enciclopedistas, ajenos al ideal nacional. Por esa causa, reveló que los eclécticos criollos plantearon su estrategia política: imponer el intelectualismo cousiniano mediante un método de desmontaje de todo el legado teórico aportado por el pensamiento universal, especialmente el pujante influjo de las ciencias modernas. Esa maniobra constituía la esencia de la destrucción de la ciencia y la conciencia cubanas, sobre la cual surgía en los jóvenes un pensar de emancipación económica, social y política. Mientras la metafísica ontológica suprimía de la filosofía el espíritu crítico a través de la especulación teológica, Luz proclamaba su carácter transformador y promovía su uso como arma teórica de defensa de los nacientes intereses nacionales en el país. Los artículos filosóficos publicados por Luz durante los meses de mayo a julio de 1840 sellaron exitosamente el desmantelamiento del cousinismo, mostrando a la opinión pública y especialmente a la juventud, la esencia política de esa corriente.

En esos artículos aportó una variada estructura conceptual, con la cual contribuyó al perfeccionamiento teórico metodológico de los contenidos que nutrieron la nueva concepción filosófica. La batalla de ideas librada en esa contienda, puso al descubierto que los representantes cubanos del eclecticismo, desde sus posicionamientos, solo pretendían detener el avance de la educación patriótica, consolidar la educación colonial e imponer métodos y contenidos escolásticos en la enseñanza de la filosofía en Cuba.

Referencias bibliográficas

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Luz hace referencia al filósofo francés R. Descartes (1596-1650).

El 2 de mayo de 1840, en su artículo titulado: Contra León y Mora y el cousinismo, Luz anuncia el propósito de iniciar la elaboración de un texto en el que presentará su impugnación a Cousin.

Luz hace referencia al texto de Félix Varela Lecciones de Filosofía.

Luz se refiere a la función pensante que cumple el cerebro humano, a partir del conocido Cogito ergo sum (Pienso luego existo), principio fundamental de la filosofía racionalista de R. Descartes. 

Rebaño de esclavos.

El eclecticismo francés del siglo XIX lo utilizó el término moralista, para identificar los filósofos que defendieron ese posicionamiento desde las llamadas ciencias intelectuales o morales, que incluían además a la psicología y la ideología.