El espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano Luz y Caballero VII

The Transforming and Creative Spirit of the Educational Project of the Cuban Teacher Luz y Caballero VII

*Falconeri Lahera-Martínez

*Universidad de Holguín. Cuba. Licenciado en Educación, especialidad Filosofía. Doctor en Ciencias Filosóficas y Profesor Titular, falconerilm@uho.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9254-2485

 

Resumen

Los resultados expuestos en este artículo dan continuidad al estudio presentado en números anteriores de esta revista sobre el espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano José de la Luz y Caballero. El objetivo fundamental del trabajo es revelar las contribuciones que, a la teoría científica de la educación, la enseñanza de la Filosofía y la formación de una conciencia nacional realiza el gran educador en los artículos y otros textos divulgados en 1839. El artículo refleja cómo la teorización filosófica lucista en torno a la manifestación de problemas sociales, políticos, éticos, psicológicos, de las ciencias, el método, y otros, contribuyeron al desmontaje del eclecticismo cousiniano y a la consolidación de un pensamiento filosófico auténticamente cubano. La investigación exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema, priorizándose el trabajo con las fuentes reunidas, cuyos datos fueron generalizados mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico.

Palabras clave: Enseñanza; Filosofía; Física; Lógica; Método

Abstract

The results exposed in this article follow the study presented in previous issues of this journal on the transforming and creative spirit of the educational project of the Cuban teacher José de la Luz y Caballero. Its objective is aimed at revealing the contributions made by this relevant professor to the scientific teaching and the formation of a national conscience included in articles and other texts spread in 1839. This work reflects how the Luz´s philosophic theorizing regarding the manifestation of social, policy, ethics, psychological, science and method problems, etc., contributed to dismantling the cousiniano eclecticism and the consolidation of an authentically Cuban philosophic thought. The research demanded the application of the most feasible methods according to the topics characteristics; results which were generalized through logical procedures of the scientific knowledge.

Key words: Teaching; Philosophy; Physics; Logic; Method  

 

 

 

Introducción

Los lectores descubrirán en este artículo una visión renovada del rol desempeñado por el ilustre pensador en la teorización científica, en torno a la enseñanza de la filosofía y su uso como arma teórica de defensa de los nacientes intereses nacionales en 1839. El artículo examina concienzudamente el despliegue teórico desarrollado por Luz y Caballero, para reforzar el carácter patriótico de su proyecto educacional y el enriquecimiento de su defensa al proceso de formación nacional cubano.

En esas condiciones, elevó a un peldaño superior el espíritu transformador y creador de su pensamiento social, al realizar nuevas contribuciones a la enseñanza de la filosofía y la educación cubanas. La pesquisa científica desplegada exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema. En virtud de ello, fue priorizado el procesamiento de las fuentes del conocimiento reunidas, cuyos datos fueron generalizados mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico. El autor seleccionó los materiales de trabajo, en correspondencia con las demandas del proceso investigativo y orientó la investigación hacia el cumplimiento del objetivo declarado.

Resultado y discusión

En 1839 Luz consolidó su concepción acerca de la filosofía como arma teórica efectiva para guiar la lucha por alcanzar una educación nacional y librar la batalla de ideas contra el eclecticismo del cousinismo en Cuba. En ese tiempo, desarrolló su obra educacional desde diversos escenarios como la Sociedad Económica de Amigos del País y el Convento de San Francisco (1838-1843) donde imparte sus clases de filosofía.

Entre el 6 de enero y el 10 de febrero de 1839 escribió tres importantes artículos con los que cierra su crítica al eclecticismo logicista[1] del Dómine[2] de Puerto Príncipe. En el primero de esos artículos propuso que en las escuelas primarias del país los maestros, en sus clases, combinaran el trabajo manual con el intelectual, como se practicaba en Europa y Estados Unidos, y así lo señala lo orienta: “[…] combinar el trabajo manual con el mental, o sea el mejor sistema de gimnástica e higiene […].” (Luz, 1946a, p, 98)

En el segundo artículo enfrenta el criterio del Dómine acerca de la Lógica como la llave universal del saber humano, explica cuál es el verdadero papel metodológico de la Lógica, expone la importancia del método experimental para el desarrollo de la ciencia moderna y esclarece cómo debe ser tratado el tema de la relación entre la Lógica y las ciencias naturales en la enseñanza.

“Luego la Lógica no es una especie de instrumento o clave universal con que se abren todas las puertas del saber humano. Luego en cada ciencia se halla ejemplificado el método, sin que sea necesario traerlo de otra parte. Luego toda ciencia tiene naturalmente su Lógica, en el sentido de que en ninguna se puede dar un paso sin deducir, sin discurrir con encadenamiento.” (Luz, 1946b, p. 126).

En el último de esos artículos rechazó los conceptos de objeto de la Física y la Lógica que ofrece el Dómine, porque distorsionaban la enseñanza de la Filosofía, justificaban la visión idealista del eclecticismo acerca de la Lógica como la ciencia universal que rige los conocimientos humanos y justificaba la primacía de la Lógica respecto de la Física en los planes de estudio, con lo cual enriqueció su Filosofía de la física. En ese texto defendió el rigor del método experimental en las investigaciones y al respecto asintió: “[…] mientras no se reducen los hechos a una clave, sino que vagan como independientes y derramados, no hay teoría, o sea, ciencia propiamente; no se habrá pasado del empirismo más superficial.” (Luz, 1946c, pp. 129-130)

Desde mediados de febrero hasta el 24 de marzo de 1839 escribió sus primeros cinco artículos críticos sobre la Cuestión de Método, como respuestas a los postulados del Adicto[3], cuyo enfrentamiento reanudó en octubre de 1839 con la publicación sucesiva de su Sexta y Séptima replicas al Adicto sobre la Cuestión de Método, los días 30 y 31 de ese mes.

En su artículo Primera réplica al Adicto sobre la Cuestión de Método ofreció nuevos argumentos acerca de la relación entre la Lógica y las ciencias naturales, destacando el liderazgo de la Física en ese proceso. También argumentó el papel teórico-metodológico que desempeña la Lógica en el sistema general de los conocimientos humanos, en las investigaciones científicas y en la enseñanza: “1º. La cuestión es puramente de método, y siéndolo, tan sólo la consideración de la mayor facilidad de las ciencias físicas sobre las intelectuales, caso de tener que enseñar unas y otras, es decisiva para la precedencia.” (Luz, 1946d, p. 220)

En otro fragmento del mismo texto afirmó: “[…] a este método, a este procedimiento que forzosa y naturalmente seguimos en la investigación de las cosas, le llamamos lógico si ofrece el debido encadenamiento, de forma que lógico viene a ser sinónimo de enlazado, o rigurosamente deducido.” (Ibídem, p. 224) Para Luz, la enseñanza, sustentada en un método científico, debe poner en movimiento el pensamiento del estudiante para que el aprendizaje discurra activamente. A ese método él lo denomina "Lógica o Filosofía especial", porque su aplicación permite al estudiante penetrar en el porqué de cada ciencia y alcanzar así el aprendizaje de sus esencias, así explica esa dinámica: “Yo necesitaba, por ejemplo, estudiar el movimiento de los cuerpos y me ponía a hacer o leer varias observaciones y experimentos acerca de los cuerpos en movimiento, deduciendo entonces forzosamente, en virtud de mi facultad de deducir […].” (Ibídem, pp. 227-228)  

Según sus criterios, la educación debe propiciar una enseñanza fluida y transparente de las ciencias, para evitar los daños del dogmatismo al entendimiento. Desde esa perspectiva aportó una clasificación de las ciencias, de un elevado valor teórico-metodológico, que reconoce la unidad indisoluble de todos los conocimientos, que son condicionados por factores objetivos. Al analizar el lugar de la ciencia en el complejo sistema de conocimientos humanos, tuvo en cuenta las causas de su origen, objetivo social y la unidad de todas las disciplinas científicas, de donde dedujo que ellas no pueden separarse porque son ramas de un mismo tronco.

En su clasificación de las ciencias y definió las ciencias morales o intelectuales como aquellas disciplinas en las cuales no se hacen experimentos y observaciones con los instrumentos y reactivos aplicados en las llamadas naturales. A esta idea agregó la siguiente definición: “En primer lugar, bajo el nombre genérico de ciencias morales, o por otro nombre intelectuales o especulativas propia o más bien impropiamente llamadas […] se comprende la Psicología, la Lógica, Metafísica, Moral, Legislación, Política y Economía Pública.” (Luz, 1946b, pp. 234-235) En otro fragmento de su réplica al personaje impugnado, aclaró que las ciencias intelectuales abarcan otras disciplinas como la Filosofía de la historia, la Ciencia de la educación, etc. El análisis realizado, condujo al gran maestro a reconocer la existencia de la Filosofía de la historia como una ciencia independiente.

En el artículo Segunda réplica al Adicto sobre la cuestión de método realizó con un análisis objetivo del Derecho romano, para demostrar que no era el modelo perfecto para establecer en Cuba, como había sostenido el Adicto, aunque reconoció sus grandes valores. También explicó que el desarrollo de las relaciones sociales alcanzado por Europa, con la instauración de los códigos de moral y los códigos civiles, tiene su base en el progreso de las relaciones económicas, políticas y sociales de los diferentes países.

Todas las ciencias, afirma, brotan de las necesidades humanas, especialmente de la influencia negativa de las carencias materiales y espirituales, que en el devenir histórico el hombre ha tenido que enfrentar, y el progreso del derecho en las naciones modernas es un fiel ejemplo. Su Filosofía del derecho brilló cuando sostuvo que todo el conjunto de leyes civiles promulgadas históricamente en las diferentes naciones, deben ser consideradas “[…] verdaderos ensayos o experimentos, que aplicados a la sociedad, habían de revelar la acción de sus resortes, y por lo mismo señalar el camino para corregir la teoría […].” (Ibídem, p. 265)

En el artículo Tercera réplica al Adicto sobre la cuestión de método  abordó el tema del papel de la educación moral como recurso de la formación de niños y jóvenes e indicó a los maestros  “[…] tratar de inculcar la moral desde los más tiernos años, y si posible es, desde la cuna, con el precepto y el ejemplo por entonces, añadiendo el no menos eficaz medio de la convicción cuanto pueda ser eficaz […].”(Luz, 1946f, p. 284) De acuerdo con sus criterios, los niños y jóvenes deben se educarlos a partir de los principios o normas de las acciones, incluido el porqué de ellas. Precisa que el medio más efectivo para desarrollar la educación moral es el método explicativo, porque su aplicación en la enseñanza transforma al estudiante, y lo “[…] hace más moral, y más lógico, más pensador, se le espiritualiza más y más haciéndolo pisar más sobre los objetos sensibles. No en balde se ha llamado, y con sobrada exactitud, sistema lógico o analítico al que apellidamos explicativo.” (Ibídem, p. 288)

El 30 de julio de 1839 Manuel González del Valle[4] sembró dudas en la opinión pública al preguntar si la conducta humana debía guiarse por la ley del deber o por el principio de la utilidad de las acciones. Luego el 17 de agosto de ese año, apoyado en cuestionables posicionamientos educacionales de Helvecio, fortaleció sus argumentos a favor del principio de la utilidad. A los comentarios de este personaje se unieron los criterios de su hermano menor, José Zacarías Gonzáles del Valle[5] publicados el 17 de agosto sobre el principio de utilidad de la acciones. Finalmente, el 5 de septiembre Manuel Gonzáles del Valle publica un nuevo artículo en el que promueven rumores acerca del supuesto carácter cousinista del Elenco de 1835 de Luz.  

Como respuesta a las confusiones propaladas por los eclécticos habaneros, seis días después, publicó un artículo muy importante sobre El principio de utilidad en el Elenco de Carraguao. De esa manera, inició su batalla crítica contra el eclecticismo espiritualista[6], que los eclécticos cubanos tomaron del filósofo francés Víctor Cousin[7]. El articulista aclara que en su análisis él asume el concepto principio de utilidad con el significado de principio del interés, y desde ese posicionamiento retoma su tesis del Elenco de 1835 en la cual establece: “La moral del interés nos abre un abismo de males; éstas son sus consecuencias forzosas: 1ª el olvido de nuestros derechos; 2ª la pretensión de contentar al hombre sólo con goces físicos; 3ª la degradación del carácter nacional”. (Luz, 1948a, p. 188) A la moral del interés opone la actuación de aquellos hombres que jamás calculan para hacer el bien o aquellos, “[…] que aunque prevean los males que les acarrean ciertos actos, prefieren la utilidad ajena a la propia, por ser aquélla la mayor para la sociedad, preferencia que no es más que otro nombre para decir justicia.”(Ibídem, p. 189)

Entre el 3 y el 31 octubre de 1839, sostiene una enconada confrontación teórica con el ecléctico espiritualista José Zacarías González del Valle. En esta polémica escribió cuatro artículos, en los cuales presentó a la juventud cubana un examen detallado de la filosofía de la nueva escuela francesa. En sus nuevas publicaciones denuncia el intento del ecléctico de revivir, en la enseñanza de la filosofía, el arcaico principio de autoridad y propone sustituirlo por la autoridad de la ciencia, que descansa en el rigor y universalidad del racional método de la observación y el experimento.

En sus refutaciones a las concepciones ecléctico-espiritualistas de José Zacarías González del Valle, desarrolla un conjunto de argumentos con los que demuestra el carácter falso de esa corriente filosófica y denuncia la intención de su promotor de confundir a la juventud con quiméricos testimonios sobre el desarrollo de las ciencias. En este sentido fija su compromiso a favor de la juventud y la patria: “¡Cuánto más honroso para la juventud de nuestra patria ser tenida por los sensatos en concepto de sólida y profunda antes que de ligera y alucinada! ¡Pues yo no titubeo entre mi honra y la honra de nuestra patria!” (Luz 1948b, 29)

Del mismo modo, atisbó que la verdadera pretensión de los ecléticos con sus maniobras filosóficas, era cambiar las ideas de los jóvenes para justificar el statu quo colonial imperante en el país. Por esa causa, explicó que sus representantes pretendían implantar un modelo de enseñanza filosófica que reproducía los viejos esquemas metodológicos, ya superados, del escolasticismo. Asimismo, enfrentó enérgicamente el intento de los eclécticos de detener el efecto formativo de la educación patriótica y defendió la idea de aplicar en la escuela cubana métodos, que promovieran una enseñanza moderna.  

En las publicaciones referidas esclareció diversos temas sobre las propiedades de la materia y su relación con la creación divina, el lugar de E. Kant (1724-1804)  en los estudios sobre el poderío de la razón humana, el sensualismo materialista de de J. Locke (1632-1704) y su defensa a las sensaciones como punto de partida del conocimiento, su crítica a las ideas innatas, el alma como espíritu humano, el espacio y el tiempo, la dialéctica de la verdad absoluta y relativa, la validez del método experimental de F. Bacon (1561-1626) y sus aportes al desarrollo de la ciencia moderna.  

Los artículos de 1839 contribuyeron ostensiblemente a la actualización de los estudios de Filosofía y a la diversificación de la enseñanza de contenidos filosóficos en Cuba. En esas publicaciones Luz aportó nuevas ideas con las cuales enriqueció su Filosofía de la física, su Filosofía del derecho, su Filosofía de la historia y su Filosofía de la enseñanza. Su consagración al combate contra el eclecticismo espiritualista aportó un sólido sentido político y ético a su labor educacional, con lo cual se enriqueció el alcance teórico-metodológico de su Filosofía de la educación.

El Elenco de 1839 representa una magistral generalización de las experiencias desarrolladas por Luz desde 1834, en cuanto a la enseñanza de la filosofía. En el texto, el maestro continuó la tarea de desarrollar el espíritu crítico de los jóvenes, y en sus 152 notas hay más profundidad en el análisis y la reflexión filosófica que en los elencos anteriores. Aquí, el maestro abordó una amplia variedad de temas y ofrece a la juventud valiosas recomendaciones para facilitar la comprensión de las causas y consecuencias sociales y políticas de la extensión del eclecticismo espiritualista en Cuba. En el documento hay dos asuntos generales que marcan las pautas teóricas y metodológicas del análisis de los temas propuestos: la crítica al eclecticismo espiritualista y el problema del método en las ciencias.

Los contenidos filosóficos del Elenco de 1839 constituyen compendios de los conocimientos, virtudes y capacidades fundamentales que los estudiantes del Convento de San Francisco debían desarrollar, para alcanzar una preparación óptima en su enfrentamiento al eclecticismo espiritualista. La elaboración de los temas dotaba a los estudiantes de las herramientas teóricas y prácticas necesarias, para alcanzar un aprendizaje independiente del sistema de conocimientos actualizados de filosofía y favorecía la crítica argumentada al eclecticismo espiritualista.    

La preparación de los estudiantes tuvo dos momentos fundamentales: a) el estudio y sistematización de los contenidos filosóficos de cada tema orientado y b) evaluación del estudio mediante un examen de rigor, realizado el 8 de septiembre de 1839. Como la preparación constituyó una tarea necesaria para defender la patria de los efectos nocivos del eclecticismo espiritualista, Luz le adjudicó un carácter patriótico al motivo que llevó a tomar esa medida, y al respecto comentó: “Tan justo como patriótico motivo me disculpará con los sensatos por el empeño que finco en sostener doctrinas que la ciencia proclama por sobrado evidentes.” (Luz, 1950, p. 115)

Para lograr efectividad en la preparación de los estudiantes, se incluyeron contenidos esenciales del Elenco de 1835 más los 152 temas del Elenco de 1839. El Elenco de 1835 aporta a los estudiantes la oportunidad de aplicar temas que les permiten explicar, desde las posiciones del empirismo materialista, el papel de la experiencia como punto de partida de los conocimientos humanos, para demostrar la falsedad de la teoría de las ideas innatas, el apriorismo y el idealismo en general, difundidos por los espiritualistas entre la intelectualidad del país.

Asimismo, en el Elenco de 1835, los temas relacionados con el desarrollo del conocimiento humano difundidos también por Luz en su refutación a José Zacarías Gonzáles del Valle, facilitan los enfoques dialécticos acerca del conocimiento como un proceso de acercamiento permanente a la verdad absoluta, a través de una dinámica sucesión de verdades relativas. El texto tributa a la formación de los estudiantes virtudes (valores) morales y sociales como el deber y la justicia, también les proporciona capacidades (habilidades y actitudes) para desarrollar con éxito la refutación y la crítica a las concepciones del eclecticismo espiritualista, a partir de un sólido dominio de la capacidad de análisis, síntesis inducción y deducción.

En el Elenco de 1839, sus primeras 113 notas están dirigidas al estudio, por los estudiantes, de la génesis y formación del eclecticismo en Francia, las causas políticas de su origen, sus vínculos con el espiritualismo, la oposición al desarrollo de las ciencias modernas, la unidad entre experiencia y razón, el papel del método experimental en el desarrollo de las ciencias, los aportes de Bacon y Descartes a las concepciones modernas del método científico, la crítica a las concepciones estéticas de Cousin, etc.

Las primeras 15 notas más otras 15 dispersas entre las primeras 113, constituyen resúmenes de gran valor para la preparación ideológica de los estudiantes de Filosofía del Convento  de San Francisco, porque sintetizan las esencias del proceso de génesis y formación de la corriente ecléctico espiritualista en Francia, durante la segunda y tercera décadas del siglo XIX. Del mismo modo, compendian las raíces sociales y revelan la orientación política de esa corriente a favor del Trono y el Altar y del desarrollo de una educación elitista y colonialista en Cuba.

“1. El eclecticismo de la nueva escuela francesa no sólo es un sistema falso, sino imposible.

2. Nada hay más laudable que el eclecticismo por sí propio, pues todo es ecléctico, esto es, admite o desecha opiniones de dondequiera que se presentan.

3. Uno de los motivos de que el eclecticismo hallara eco en Francia fue la aplicación que de él se hizo a la política: a un pueblo cansado con la lucha de opiniones fue alucinarle con un calmante el hablarle de conciliación.

4. Pero la Filosofía es una potencia superior, o al menos independiente de la política. La Filosofía trata sólo de explicar fenómenos; y en esto no cabe conciliación de opiniones, por recomendable que sea por otra parte semejante espíritu en los negocios de los individuos y de las naciones.

5. Sostener, como lo hacen los pseudoeclécticos, que la Psicología es una ciencia de observación, y pretender después que la ciencia marche por donde no va la observación, es contradecirse tan palmaria como ridículamente.

6. Otro de los motivos de que hallara séquito el eclecticismo fue su aplicación al juicio sobre las obras literarias y de bellas artes, en donde efectivamente tiene lugar; pinta con verdad Rafael, y también es pintor el Correggio. Pero la capciosidad eterna de esta escuela consiste en hacer aplicaciones de semejantes ideas a la ciencia, cuyo carácter es tan diverso. El arte expresa; la ciencia explica.

7. Bajo el nombre de eclecticismo se ha revivido efectivamente el espiritualismo, en cuya resurrección se hace retrogradar la ciencia.

8. Que este sistema naciese en los siglos de ignorancia, o de menos adelantamientos, ya se entiende; pero que se reviva y aun sostenga en el de las luces y por parte de hombres muy entendidos, no se alcanza tan fácilmente. Procuraremos, sin embargo, dar de ello una explicación satisfactoria.

9. No se debe entrar en la ciencia sino con la intención de dar con la verdad, sea como fuere, agrádenos o no nos agrade.

10. Esto quiere decir que algunos pisan sus umbrales con la intención ya formada, pretendiendo de antemano que tal o cual sistema conduce a lo que ellos tienen por perjudicial. Sólo los que tienen el candor de los párvulos pueden entrar en el reino de la ciencia, así como en el reino de los cielos, según el bello símil de Verulamio.

11. La cuestión para el filósofo debe ser siempre: ¿se ajusta la doctrina a los hechos? ¿conduce o no conduce al absurdo? pero no a lo establecido o no establecido. Si tal fuera el criterio de la verdad, ¡cuántas verdades se hubieran ahogado en su cuna! ¡Gran testigo el sistema copernicano!

12. Al oír hablar tan seriamente a los pseudoeclécticos de la observación, del rigor, del método, y de la inducción baconiana aplicada a la Psicología, la incauta juventud los cree sobre su palabra.

13. Para deslumbrar al público del siglo décimonono es necesario valerse de medios diversos a aquellos con que se alucinaba en el decimocuarto. Bajo el lema de imparcialidad y conciliación encubren las nuevas banderas, errores y nubes que no podrían pasar sin esa protección.

14. No en vano claman los eclécticos que en todo sistema ha de haber parte de verdad y parte de falsedad: es el único principio a que son consecuentes: mezclan lo sagrado con lo profano, lo humano con lo divino, lo baconiano con lo platónico, que es una maravilla.

15. Les negamos la existencia de una Ontología propiamente tal, sin que valga decir con el señor Cousin, que lo único reprensible en la materia es ir en derechura a la Ontología sin pasar por la Psicología.” (Ibídem, pp.119-121).

Las notas del Elenco de 1839 analizadas, trascienden en la educación cubana porque expresan un intencionado compromiso con la defensa de los intereses nacionales, que se consolidaban en la naciente sociedad cubana.  Pero lo más importantes es que Luz consideró que los protagonistas principales de esa defensa eran aquellos jóvenes que se preparaban para enfrentar a los eclécticos espiritualistas. Por esa causa afirmó: “El mayor beneficio que puede hacerse a nuestra juventud neófita en la ciencia, es empaparla en el espíritu de crítica.” (Ibídem, p. 133)

En otra nota del elenco develó el valor formativo de los estudios que sobre las ciencias debían emprender los jóvenes, y desde ese posicionamiento reflexionó: “El verdadero antídoto contra tan estrafalarias doctrinas es el estudio de las ciencias experimentales y matemáticas en cotejo con las morales. Que vean en todas cómo se ha desplegado el espíritu humano, y con esto solo quedan curados.”(Ibídem, p. 133). Asimismo, en otra nota descubre la causa social y el mecanismo ideológico que utilizaban los eclécticos espiritualista apartar a los jóvenes de la educación patriótica: “Pero hay un empeño marcado en desviar a la juventud de esta especie de estudios, en cuya fuente beberían el agua pura de la verdad, o amenazándola de materialismo, o haciéndola creer que son groseros e indignos de un alma sublime los objetos de las ciencias físicas.” (Ibídem, pp. 133-134).  Luego, en la nota 88 revela la verdadera pretensión política de los eclécticos cubanos, defensores de un proyecto de educación colonial que divulgaban en el país los filósofos ecléctico-espiritualistas seguidores de V. Cousin: “Quieren establecer los señores espiritualistas una especie de aristocracia intelectual.” (Ibídem,  p. 134). 

Las últimas 39 notas del documento analizado responden a un tema general: El método. El estudio parte del desarrollo de las concepciones acerca de la observación y el experimento, como métodos universales que orientan el devenir de todas las ciencias. Esa preparación dotó a los estudiantes de los argumentos necesarios, para la refutación de las bases epistemológicas del idealismo, el apriorismo y el innatismo del eclecticismo espiritualista, que estaba asentado en la presentación del método de la observación interior o método de la introspección como la base del saber humano y las ciencias. Al final del texto Luz hace un llamado a los jóvenes a no divorciar la ciencia de la actitud de ser patriota: “El patriotismo debe ser el primer cooperador de la ciencia. ¡Ay de aquellos que los divorcian!” (Luz, 1950, p. 115)

Conclusiones

El análisis realizado permite considerar que la obra educacional desplegada por Luz en 1839, expresa la posición patriótica más radical, que en la reforma de la enseñanza se había producido hasta entonces en el país, porque devino arma de lucha ideológica, con la cual los jóvenes intervinieron en el desmontaje del eclecticismo cousiniano. El trabajo pedagógico desplegado por Luz en el Convento de San Francisco durante 1839, se acercó a su proyecto de escuela, que él caracterizó como: “Escuela de virtudes, de pensamientos y de acciones; no de expectantes ni eruditos, sino de activos y pensadores.” (Luz, 1962, p. 43)

La conceptualización desarrollada en los escritos de 1839 legó a la educación cubana una Filosofía, que sustentada en un método científico, respondía a las necesidades sociales de su tiempo y promovía la creación de una cultura del pensar. Sus trabajos aportaron un rico universo teórico que contribuyó a elevar la enseñanza de la Filosofía a la condición de recurso teórico-metodológico de interpretación de la realidad cubana, y la teorización resultante de ese proceso, así como las transformaciones sociales que le sucedieron, confirmaron su legitimidad y rigor de ciencia. La singularidad de la Filosofía que nacía, constituía una premonición de la universalidad de lo cubano, y desde esa perspectiva, fue un componente activo de la conciencia nacional en formación. Los cambios promovidos por Luz en la enseñanza de la Filosofía durante 1839 consolidaron la naciente Filosofía cubana en la condición de pensamiento creador y sostén teórico de las cuestiones más urgentes del país.

Referencias bibliográficas

Luz y Caballero, J. de la. (1946a). Cuarta réplica al Dómine de Puerto Príncipe. Diario de la Habana, enero 6 de 1839. En La Polémica Filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1946b). Quinta réplica al Dómine de Puerto Príncipe. Diario de la Habana, enero 21 de 1839. En La Polémica Filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1946c). Sexta Réplica al Dómine de Puerto Príncipe. Diario de la Habana, febrero 10 de 1839. En La Polémica Filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1946d). Primera réplica al Adicto sobre la Cuestión de Método. Diario de la Habana, febrero 16 de 1839. En La polémica filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1946e). Segunda réplica al Adicto sobre la Cuestión de Método. Diario de la Habana, febrero 23 de 1839. En La polémica filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1946f). Tercera réplica al Adicto sobre la Cuestión de Método. Diario de la Habana, marzo 3 de 1839. En La polémica filosófica. Cuestión de método, t. 1. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1948a). El principio de utilidad en el Elenco de Carraguao. (Diario de la Habana, septiembre 13 de 1839). Moral religiosa. Moral utilitaria. En La Polémica Filosófica,  t.2. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1948b). Primera refutación a Tulio sobre El eclecticismo de Cousin. (Diario de la Habana, octubre 3 de 1839). Polémica sobre el eclecticismo 1. En La polémica filosófica, t. 3. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1950). Elenco de 1839. Apéndice crítico al Elenco de 1835. En Elencos y Discursos Académicos. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.

Luz y Caballero, J. de la. (1962). Aforismos y Apuntaciones. La Habana: Editorial Universidad de La Habana.



[1]. El eclecticismo logicista constituye la primera manifestación del eclecticismo, que en el contexto de la Polémica filosófica, enfrenta el proyecto de educación patriótica promovido por Luz y Caballero y niega el proceso de formación nacional cubano. Sus dos primeros representantes sentaron cátedra en la ciudad de Puerto Príncipe y su tercera figura en importancia fundamentó sus ideas desde La Habana.

[2]. Dómine: Seudónimo con el cual el ecléctico cubano Miguel Storch (¿?) fue conocido en su contienda teórica contra Luz y Caballero, en el marco de la Polémica filosófica sobre La Cuestión de método. Desde Puerto Príncipe representó el eclecticismo logicista. De origen catalán, se desempeñó como Director del Liceo Calasancio de Puerto Príncipe y fue un acérrimo defensor de la monarquía española.

 

[3]. Adicto: Seudónimo con el cual Manuel Aguirre y Alentado (¿?) fue conocido en su contienda teórica contra Luz y Caballero, en el marco de la Polémica filosófica sobre La Cuestión de método. Desde La Habana representó el eclecticismo logicista. De profesión maestro, fue discípulo de Luz y Caballero en 1824 y también del ecléctico espiritualista cubano Manuel González del Valle, cuya orientación filosófica abrazó incondicionalmente.

 

[4]. González del Valle, Manuel (1802-1884): Adalid del eclecticismo espiritualista en Cuba, condujo a un grupo de aliados contra Luz y Caballero en la Polémica sobre el eclecticismo. Su concepción pedagógica negaba los principios de la educación patriótica y el proyecto cultural nacional en desarrollo.

[5]. José Zacarías González del Valle (1820-1851), hermano menor de Manuel González del Valle, fue contendiente de Luz y Caballero, en el marco de la Polémica sobre el eclecticismo. Sus artículos llaman la atención porque sobre la base de su crítica Luz y Caballero aportó nuevos ingredientes teóricos a su impugnación al eclecticismo espiritualista.

[6]. Eclecticismo espiritualista: corriente filosófica nacida en Francia durante la década del treinta del siglo XIX. Sus fundadores unieron mecánicamente la teoría idealista del filósofo francés Maine de Biran acerca del espíritu como fundamento del mundo con una versión vulgarizada del sistema idealista de Hegel y la filosofía de la revelación de Schelling y crearon esa orientación filosófica. Luz y Caballero denunció con fuerza la intención de los espiritualistas cubanos de apartar a los jóvenes de la educación patriótica y de envenenar sus conciencias con concepciones ajenas al ideal de cubanidad.

[7]. Cousin, Víctor (1792-1867): Fue el fundador y la cabeza principal del eclecticismo espiritualista en Francia. Cousin influyó notablemente en el acontecer intelectual cubano de la década del treinta del siglo XIX.