El espíritu transformador
y creador del proyecto educacional del maestro cubano Luz y Caballero VI
The
Transforming and Creative Spirit of the Educational Project of the Cuban
Teacher Luz y Caballero VI
*Falconeri Lahera-Martínez
*Universidad
de Holguín. Cuba. Licenciado en Educación, especialidad Filosofía. Doctor en Ciencias Filosóficas y Profesor Titular, falconerilm@uho.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9254-2485
Resumen
Los resultados expuestos en este artículo enriquecen el estudio presentado
en números anteriores de esta revista sobre
el
espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro José de
la Luz y Caballero. El autor revela los
aportes que a la teoría científica de la educación realiza el gran educador en el Elenco
de 1835. Asimismo, plantea como objetivo principal de su trabajo la determinación de las contribuciones
didácticas y pedagógicas modeladas por Luz en ese documento. Las propuestas
de conocimientos y valores contenidas en el Elenco de1835, revolucionaron
la visión existente acerca de los contenidos que eran necesario incluir en
los cursos de Filosofía de la educación cubana. La investigación exigió
la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema,
priorizándose el trabajo con las fuentes reunidas, cuyos datos fueron
generalizados mediante los procedimientos lógicos del conocimiento, científico.
Palabras
clave:
Abstracción; análisis; ciencia; conocimiento; filosofía patriotismo |
Abstract The exposed in
this article enrich the study presented in previous issues of this Journal on
the transforming and creative spirit of the educational project of the
teacher José de la Luz y Caballero. The author reveals Luz´s contributions to
the scientific education theory included in El Elenco de 1835. Likewise, it is
stated the determination of his didactical and modeled teaching in the
aforementioned document as main objective of this article. The knowledge and
proposals and values in El Elenco de 1835, changed the existing vision about the
needed contents to be included in the Philosophy of the Cuban Education
courses. This research demanded the most appropriate methods to the topics
characteristics, prioritizing the work with the sources gathered, which data
were generalized through the logical procedures of the scientific knowledge. Key words: abstraction;
analysis; science; knowledge; philosophy; patriotism |
Introducción
Con este artículo, su autor, enriquece el estudio presentado en los cinco números precedentes de esta revista, sobre sobre el espíritu transformador y creador del proyecto educacional del maestro cubano José de la Luz y Caballero. Los lectores descubrirán aquí una visión renovada del rol desempeñado por el ilustre pensador en la teorización científica, en torno a la enseñanza de la Filosofía. El artículo examina concienzudamente el esbozo teórico presentado por Luz en el Elenco de 1835 y la proyección conceptual que de él dimana. También resalta el reforzamiento lucista del carácter patriótico de su proyecto educacional y el enriquecimiento teórico-práctico de su defensa al proceso de formación nacional cubano.
La pesquisa científica desplegada exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema. En virtud de ello, fue priorizado el procesamiento de las fuentes del conocimiento reunidas, cuyos datos fueron generalizados mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico. El autor seleccionó los materiales de trabajo, en correspondencia con las demandas del proceso investigativo.
Resultado y discusión
Luz y Caballero otorgó
una gran importancia a la enseñanza de la Filosofía, en virtud de lo cual
introdujo cambios sustanciales que hicieron de la Reforma educacional un
acontecimiento verdaderamente revolucionario y ajustado a las necesidades del
país. Desde septiembre de 1824 hasta diciembre de 1826 Luz estuvo al frente de
la Cátedra de Filosofía en el Seminario de San Carlos. Durante ese tiempo
utilizó las Lecciones de Filosofía de
Varela como texto básico de su actividad académica. Esa obra contenía los
lineamientos fundamentales de los cambios propugnados en la enseñanza de la Filosofía
desde 1812, elaborados por Varela bajo el influjo de las ideas de R. Descartes
(1596-1650), I. Newton (1643-1727), F. Bacon (1561-1626), Esteban Bonnot
de Condillac (1715-1754) y otros.
Entre 1834 y 1835 Luz descubrió
en la Filosofía una poderosa arma teórica para guiar la lucha por alcanzar una educación
nacional. En ese tiempo, impulsó su obra reformadora desde el colegio de San
Cristóbal (Carraguao) y la Sección de Educación. Los escritos
filosóficos-educacionales de esos años reflejan con toda nitidez las
características, intereses y objetivos sociales de la enseñanza filosófica, en un
periodo relativamente estable de la Reforma educacional.
En el Elenco de 1834 anuncia los novedosos cambios
que en el orden metodológico regirían las clases de Filosofía en los Colegios
San Fernando y San Cristóbal. En ese documento declara que el curso de Filosofía
debía iniciarse por la enseñanza de la Física y concluirse con la enseñanza de
la Lógica y la Moral, que era lo contrario de lo históricamente practicado. También
expuso los postulados básicos de su Filosofía de la física, con lo cual cumplió
el principio metodológico de iniciar el curso de Filosofía por la Física.
En octubre de 1835 Luz escribió un
texto titulado: Apuntaciones para el
Elenco de Filosofía, correspondiente al presente año 1835. El documento contiene
90 notas breves, que tratan temáticas sobre el conocimiento y las operaciones
del pensamiento, aunque incluye algunos apuntes sobre asuntos sociológicos,
éticos, el lenguaje, etc. Las notas referidas, con algunas excepciones, son
escritas en forma aforística sin un despliegue conceptual que aporte ideas
complementarias. Su valor radica en que constituyen un anuncio de algunos de
los contenidos que enriquecerán y actualizarán la enseñanza de la Filosofía en
Cuba, a partir de diciembre de 1835.
Las apuntaciones de octubre de 1835, aportaron
valiosos sustentos teóricos que Luz retoma en el Elenco de 1835. En el texto afirmó: “El
análisis es el [norte del] entendimiento que puede darnos nociones ciertas; no
hay otro. La síntesis es parte de él. Después de generalizar, volvemos a
particularizar.”(Luz, 1950a, p. 73) Desde esa
perspectiva, concibió el análisis como la operación del pensamiento que es
usada para descomponer el todo en sus partes integrantes y la síntesis como la
operación que facilita la recomposición del todo, desde sus partes. Sobre esa
base, ofreció la plataforma conceptual para entender que
el pensamiento humano es una unidad interactiva de acciones analítico-sintéticas,
mediante las cuales es posible completar la descripción de un objeto o fenómeno
estudiado, también permite revelar sus relaciones, descubrir su estructura
interna y elaborar teorías. “En el buen orden científico la síntesis debe venir
siempre en pos del análisis. También introdujo su avanzada visión acerca de la
abstracción, considerando que sin su aplicación “[…] serían muy limitados los
conocimientos humanos: ése es el gran instrumento para clasificarlos.”(Ibídem, p. 73)
El Elenco de 1835, conocido también como Elenco de Carraguao, elaborado
en diciembre de ese año bajo el título: Doctrinas
de Psicología, Lógica y Moral expuestas en la Clase de Filosofía del Colegio
San Cristóbal, sito en Carraguao, contiene 171 notas que poseen un mayor
nivel de organización y complejidad teórica, y dan prioridad a diversas
temáticas sobre teoría del conocimiento, estética, psicología, lógica, ética, sociología,
religión, etc. Las temáticas sobre teoría del conocimiento tienen como sustento
teórico fundamental cinco tesis que poseen un significativo valor metodológico
para la enseñanza de la Filosofía en Cuba, porque definen los posicionamientos
que le permitieron a Luz, durante la Polémica filosófica (1838-1840),
desarrollar una gnoseología, esencialmente materialista, que articula
armónicamente las bases teóricas fundamentales del empirismo y el racionalismo
modernos. El autor de este artículo ofrece, de forma compendiada, el contenido
de esas tesis para facilitar su análisis:
La
experiencia es el punto de partida del conocimiento humano. El conocimiento no proviene
de ideas innatas. La razón humana jamás puede rigurosamente proceder a priori. El
entendimiento principia forzosamente por lo concreto. Por consiguiente, es
primero sintético que analítico. Como los sentidos son los órganos de nuestras
impresiones, debemos tratar de corregirlos para estar seguros de su exactitud.
(Luz, 950b, pp. 89-90).
Las tesis presentadas revolucionaron
la concepción acerca de la enseñanza de la Filosofía en Cuba, porque su
desarrollo permitiría incluir en los cursos de Filosofía una robustecida visión
acerca de las fuentes, los fundamentos epistemológicos y el movimiento del
conocimiento humano. Del mismo modo, poseen un elevado valor metodológico,
porque devinieron principios fundamentales, a partir de los cuales Luz direccionó
su crítica, a partir de 1838, a las concepciones del filósofo ecléctico
espiritualista francés Víctor Cousin[1]
(1792-1867), que negaban el papel de la experiencia en el proceso cognoscitivo,
otorgándole a la razón la condición de fuente genesíaca del conocimiento.
El documento analizado sentó las
bases para la posterior elaboración por Luz de una nueva lógica, cuya
aplicación constituiría, desde el punto de vista didáctico, una renovación en
la enseñanza de los contenidos filosóficos, porque rompía definitivamente con
la vieja fórmula medieval de privilegiar, en la enseñanza filosófica, la lógica
aristotélica, deformada por el escolasticismo. Además de su indiscutible fundamento
metodológico, la gnoseología lucista en formación,
contenía un profundo mensaje ideológico, porque constituyó el sustento teórico
del rechazo a las doctrinas ecléctico espiritualistas, que posteriormente
penetraron en Cuba, negando las bases empíricas del conocimiento humano y
justificando la oposición a la educación patriótica propugnada por Luz.
En el texto Luz enunció la base teórica esencial de su
visión acerca de una vieja problemática gnoseológica, nacida en los tiempos de
Sócrates (470-399 a. C.), Platón (428/427-347 a. C.) y Aristóteles (384-322 a.
C.), pero que había recibido diferentes tratamientos en el pensamiento medieval
y la filosofía moderna: el tema de la relación entre lo particular y lo general
y su relación con las operaciones del
pensamiento, al respecto señaló: “[…] la
síntesis debe venir siempre en pos del análisis. En una palabra, el
entendimiento marcha de lo particular a lo general; pero después que llega a
tanta altura, vuelve la vista sobre nuevos, y sobre los antiguos particulares.”
(Luz, 1950b, p. 90)
En general, Luz concibió el análisis
y la síntesis como la base lógica que activa todos los procesos mentales y
facilita el movimiento de las diversas operaciones del pensamiento. Asimismo,
destacó la importancia de la inducción y la deducción como recursos que
permiten consolidar y enriquecer los conocimientos. Luego de mostrar el carácter
analítico-sintético del pensamiento aseveró: “Entra luego la abstracción, que
es el gran instrumento del análisis; y si bien es verdad que el entendimiento
pudo comenzar sin la abstracción, también es cierto que sin ella no puede
continuar.”(Ibídem, p. 90) De ese modo, asumió la abstracción como capacidad
humana de aislar las cualidades y propiedades de un objeto, para luego
encadenar estrechamente las consecuencias derivadas del análisis realizado y
elaborar la síntesis como resultante acabada del conocimiento.
También le atribuyó un papel muy
importante a la corrección de las operaciones cognoscitivas porque de su
efectividad depende la solidez y confiabilidad del conocimiento. Luego presentó
una importante tesis para la investigación científica: “Sin corrección de operaciones
no hay método que valga, y sin método no hay filosofía.”(Luz, 1950b, p. 91) Sin
embargo, aclaró: “[…] con sólo el método ni se discurre bien ni se hacen
descubrimientos; pero sin él aun los buenos pensadores se pueden extraviar
fácilmente, y dejar por descubrir mucho que habría quedado descubierto.”(Ibídem,
p. 91) Del mismo modo, reconoció
el valor del método histórico y planteó la necesidad de distinguir el orden
histórico del orden lógico de las ideas, para ser consecuentes con la
utilización de ambos métodos. También resaltó la
importancia de la Historia de la filosofía, para el estudio del método y los
diferentes sistemas filosóficos, y destacó el valor metodológico de las
analogías y la duda cartesiana en la consecución de los procesos
investigativos.
En 1840, ante el intento de los espiritualistas cubanos
de otorgarle al texto analizado un carácter cousinista, Luz responde: “El
Elenco de 1835 no es cousinista ni en cantidad, ni en calidad.”(Luz,
1947a, p. 86) Luego retoma los primeros cuatro primeros apuntes de ese elenco en
los que determina la naturaleza anti idealista de su gnoseología y declara que
ella refleja exactamente el color de su bandera filosófica. Cuatro días
después, Luz, en su artículo El Juicio,
aporta más pruebas de que los eclécticos cubanos Manuel González del Valle[2] (1802-1884) y su discípulo León y Mora[3] (¿?) intentaron
engañar la opinión pública cuando afirmaron que era cousinista el Elenco de Carraguao. De acuerdo con sus
criterios, el Elenco de 1835 tiene
como antecedente teórico fundamental las obras de Miscelánea filosófica y
Lecciones de Filosofía, elaboradas por Félix Varela (1788-1853) “[…] quien desde
el año de 1819, o antes, cuando ni teníamos por acá noticia de que existiera en
el mundo un M. Cousin, ni podíamos tenerla, porque a esa fecha nada había aún
publicado […].”(Luz, 1947b, p. 102)
Pocos días más tarde, Luz enfrenta enérgicamente la
continuidad de la maniobra de los eclécticos cubanos de declarar cousinista el Elenco de 1835 y al respecto señala: “El
negocio era probar, como lo he hecho en mis últimos artículos y continuaré
haciéndolo, que mi Elenco no era cousinista, cual Vds. falsamente se atrevieron
a proclamarlo.”(Luz, 1947c, p. 121) Las palabras de Luz resumen sus argumentos
acerca de la necesidad de rechazar las maniobras de los eclécticos cubanos por
desviar la atención de los jóvenes hacia posiciones ajenas al ideal patriótico
en formación.
De aquel Elenco de 1835 —tildado de cousinista por los
partidarios del eclecticismo espiritualista de Víctor Cousin— advertiría Luz su
propósito principal: “... inculcar prácticamente a los alumnos el verdadero
espíritu filosófico, que es el de la crítica universal...” En él formularía las
ideas esenciales —que defenderá en el debate teórico de finales de los años 30
[…]. (Conde, 2001, p. 43)
La
nota número 26 del texto resalta un tema de elevada significación pedagógica,
porque constituye una incuestionable raíz teórica de la actual concepción sobre
la educación vocacional y el papel de la familia como complemento del trabajo
orientador de la escuela.
El
mayor beneficio que puede hacer un preceptor a su educando es dirigirle a aquel
ramo para el cual tiene disposiciones, o desviarle del que no se hizo para su
gusto o para sus alcances. Los padres de familia deben abrir mucho los ojos
sobre un particular en que se interesa tan vivamente la felicidad de sus hijos. (Luz, 1950b, p. 92).
También llaman la atención sus tesis
sobre estética en las cuales propuso la enseñanza de un conjunto de temáticas
en las que fijó sus avanzadas ideas sobre el talento, el ingenio, lo bello, lo
real, lo ideal,
la inspiración, el gusto, etc. El pensamiento estético esbozado en ese texto,
estaba penetrado por el espíritu renovador de la gnoseología lucista, delineada en las primeras apuntaciones del
documento. Además, sus ideas estéticas estaban pintadas con los colores de la
bandera filosófica que defendía en su gnoseología. “En materia de artes nos
parece un error el juzgar que los grandes maestros se formaron con los largos
estudios: nosotros creemos que la inspiración los formó, y el trabajo los
perfeccionó.”(Ibídem, p. 94)
Su ideal estético trasciende porque constituyó
un arma teórica de combate contra la estética de Cousin, cuyos postulados significaron
un retroceso al conservadurismo medieval, en correspondencia con el proceso de
restauración política del Trono y el Altar en Francia, durante la tercera
década del siglo XIX. La introducción de temas de estética en los cursos de Filosofía,
otorgaba un aire renovador a la enseñanza-aprendizaje de la Filosofía en Cuba, al
aportar a los jóvenes un nuevo recurso de crítica, ante la posibilidad de tener
que enfrentar modelos culturales ajenos al ideal de cubanidad, que comenzaba a
nacer en el país.
Lo más significativo, desde el punto
de vista identitario y pedagógico del pensamiento social delineado en el Elenco de 1835, es que contiene los
principios fundamentales de su estética del compromiso con la causa cubana.
Además, estableció pautas formativas para educar los jóvenes en el principio de
amar la patria, a partir de desarrollar en ellos el gusto por la belleza de su
naturaleza y la riqueza de su naciente cultura. La siguiente tesis sintetiza
magistralmente los principios referidos: “La intolerancia en materia de gusto
desaparece en gran parte cuando nos colocamos en las circunstancias especiales
de cada nación y de cada siglo.”(Ibídem, p. 94)
El Elenco de 1835 está penetrado en toda su extensión por el concepto
ciencia, del cual derivó la siguiente indicación: “Ni la filosofía ni la sana
crítica deben permitir que se aplique el nombre de ciencia a ciertas nociones
vagas y contingentes, o a unos meros datos estadísticos.”(Ibídem, p. 100)
Asimismo, advirtió que el rigor científico no admite “[…] que se tomen las
conjeturas por hechos reales.”(Ibídem, p. 102) Estas reflexiones condujeron al
notable pensador a reconocer el carácter social de la ciencia, del cual
concluyó que un examen filosófico del “[…] origen y causas de cada una de las
preocupaciones populares, sería uno de los mayores servicios que pudieran
hacerse no sólo al pueblo en general, sino a las ciencias y a sus cultivadores.”(Ibídem,
p. 102) Las reflexiones posteriores del notable pensador sobre ciencia, lo
condujeron a reconocer que sus principales causas
radican en la necesidad de satisfacer las necesidades cognoscitivas de la
sociedad, y como, al mismo tiempo, esta desempeña un importantísimo papel
productivo, él la consideró un factor del desarrollo social. Asimismo, trabajó
arduamente en la tarea de institucionalizar el estudio de las ciencias, vinculándola
a la investigación científica y exigiendo un enfoque práctico a su enseñanza.
De igual modo, influyeron positivamente,
en el ámbito educacional cubano, dos brillantes notas
que, en el documento estudiado, resumen las grandes experiencias didácticas y
pedagógicas desarrolladas en el periodo de trabajo en el colegio de San
Cristóbal (Carraguao). La primera nota tiene como antecedente el auspicio por la Sección de Educación de la Sociedad Económica
de Amigos del País, de la enseñanza de la historia como medio de educación en
valores y sentimientos como el deber, la justicia y el amor a la patria. De
ese modo, desde el junio de 1835 en el Informe
presentado a la clase de Educación de la Real Sociedad Económica sobre el
establecimiento de educación fundado por Don Ramón Carpegna en San Juan de
Puerto Rico, anticipó la importancia formativa de la enseñanza de la
historia y preparó el terreno para los cambios que posteriormente fueron
introducidos en la práctica pedagógica cubana. Esas experiencias le permitieron
concluir en diciembre de ese mismo año que en la enseñanza primaria: “El
estudio de la historia debe servir de corona más bien que de principio a
nuestra educación.”(Ibídem, p. 102)
La segunda nota establece: “[…] la
superioridad de los estudios públicos sobre la educación privada. Ésta por sí
sola nunca podrá ensayar al hombre para el desempeño de los papeles que tiene
que hacer en la sociedad.”(Ibídem, p. 103) Sus
valiosas ideas acerca de la necesidad de proteger y desarrollar la educación
pública contribuyeron a revolucionar los viejos modelos educacionales, por una
concepción formativa basada en un nuevo tipo de enseñanza, asentada en métodos verdaderamente
efectivos, desde los cuales era posible impregnar un espíritu creativo y
transformador en los niños y jóvenes.
En el texto sobresalen las notas
relacionadas con su pensamiento ético, que tiene dos vertientes: una
relacionada con su concepción acerca de la moral y otra dirigida a la
determinación de las virtudes humanas fundamentales.
Los apuntes más importantes sobre moral contiene barias
notas, pero de ellas las más importantes son:
[…]
aun cuando los hombres operen muy a menudo siguiendo la voz de su interés, bien
o mal entendido, éste ni es el único motivo de sus acciones, ni la norma de su
moralidad. Los hombres jamás gradúan el mérito o demérito de las acciones por
la utilidad que produzcan. Entonces habría una moral para cada caso, y los
medios, cualesquiera que fuesen, quedarían justificados como se consiguiera el
fin. […] Los partidarios del principio de utilidad han confundido el hecho con
el derecho, substituyendo una sátira del vicio a un análisis de nuestros
principios naturales. […] La moral del interés nos abre un abismo de males: he
aquí sus consecuencias forzosas. 1ª El olvido de nuestros derechos. 2ª La
pretensión de contentar al hombre sólo con goces físicos. 3ª La degradación del
carácter nacional. (Luz, 1950b, pp. 107)
Las notas referidas sobre moral
tienen un elevado valor histórico pedagógico e identitario, porque devinieron
recurso para la fundamentación de la crítica a las concepciones de los partidarios
del principio de utilidad, que en 1839 intentaron contaminar el naciente
pensamiento cubano con las dañinas concepciones de la moral del interés.
Asimismo, constituyeron el contenido esencial de la nueva ética que anunciaba
la llegada de un nuevo paradigma formativo para la educación cubana. En sentido
general, el Elenco de Carraguao
presenta un magistral esbozo del papel socializador de la moral y aporta un
nuevo modelo de actuación individual y colectiva del naciente pueblo cubano, impulsor
del nacimiento de un fuerte espíritu nacional, que años más tarde devino
componente fundamental de la cultura cubana.
En el
artículo El principio de utilidad en el Elenco de Carraguao, publicado
el 13 de septiembre de 1839, Luz, sobre la base de las tesis expuestas en el Elenco
de 1835, desarrolló una intensa crítica a la concepción de la moral utilitaria,
defendida por el ecléctico espiritualista cubano Manuel González del Valle y
enriqueció sustancialmente el contenido y el espíritu crítico de su ética
fundacional.
Desde 1832, bajo el influjo de la
filosofía idealista alemana, Luz introdujo en el pensamiento filosófico-educacional
cubano el principio del carácter activo del sujeto, y a partir de él resaltó
que el hombre es libre en el propósito de alcanzar la verdad y conocer los
secretos del mundo, en la medida que lo penetra y transforma mediante el método
más efectivo. De esa forma, despojó el concepto libre albedrío del tradicional
contenido teológico, y comenzó a utilizarlo con el significado de libertad
humana, por esa razón en el Elenco de 1835 afirmó: “La libertad humana es un
hecho tan constante como la propia existencia.”(1950b, p.104) De los postulados analizados puede deducirse que para
el educador cubano, la moralidad, en el tránsito del hombre hacia la libertad,
exige a cada individuo la adopción de normas de conducta ajustadas a los
intereses de la sociedad.
Del mismo modo, Luz le atribuyó al
deber un importante rol en la regulación de las relaciones sociales y consideró
que su cumplimiento respalda la actuación en función de alcanzar el bien y la
utilidad social, por esa causa afirmó: “La obediencia al deber: he aquí la
definición pitagórica, que es la más completa de la virtud.” (Ibídem,
p. 109). De igual manera, reconoció la justicia como una de las más importantes
virtudes sociales por la elevada carga ética que ella expresa: “Hablaremos de
las virtudes cardinales y muy particularmente de la justicia y sus partes, por
ser esta la madre de todas las virtudes sociales.”(Ibídem, p. 109) Por ello, entre
1832 y 1835 insistió en la necesidad de formar la juventud a partir de una
concepción científica de la educación, y a esa preparación para el futuro le
confirió una fuerte carga moral, que estaba dirigida al mejoramiento espiritual
del naciente cubano.
Las tesis sociológicas presentadas en
el Elenco de Carraguao revolucionaron
la concepción acerca de la enseñanza de la Filosofía en Cuba, porque su
desarrollo permitiría incluir en los cursos de Filosofía una renovada visión
acerca del hombre como ser natural que vive
en sociedad y de la sociedad como el estado natural del hombre, en cuyo seno
“[…] todos los hombres deben ser iguales ante la ley.”(Ibídem,
p. 110).
La labor educativa desplegada por Luz
en el colegio de Carraguao desde 1832 hasta 1835 estuvo mediada por una sólida
concepción educativa, que tuvo en su base formativa el patriotismo defendido
por Luz en los escritos educacionales de ese tiempo. El concepto patriotismo
sirve de plataforma teórica que penetra todo el texto y aporta sentido de
pertenencia a todo el desarrollo posterior de la teorización filosófica
desplegada en el contexto de la Polémica filosófica protagonizada entre 1838 y
1840.
El patriotismo lucista
florece en el Elenco de 1835, como el
resultado de un autóctono proceso histórico-cultural, que le otorgó a la
escuela la misión de formar en los niños y jóvenes una conciencia propia,
mediante una educación científica de carácter nacional. En ese documento el
patriotismo deviene principio orientador, que le hace ver al filósofo, que
independientemente de su universalidad, cundo se trate de enseñar la Filosofía,
debe estar comprometido con su patria y su cultura. Desde esa perspectiva alertó:
“El filósofo, como que es tolerante, será cosmopolita; pero ante todo debe ser
patriota.” (Ibídem, p. 110).
También como el patriotismo estaba estrechamente
vinculado a su concepción educativa, propuso diferenciar cualitativamente a los
verdaderos patriotas de aquellos que obstaculizaban la marcha del proceso
histórico cubano con confusas actuaciones o falsos argumentos, por esa causa advierte:
“Señalaremos detenidamente los caracteres que distinguen a los verdaderos
patriotas de los traficantes de patriotismo.” (Ibídem, p. 109)
Luz, quien consideró la religión
cristiana como un fenómeno social de fuerte arraigo cultural para el naciente
cubano afirmó: “El cristianismo es una ley toda de amor.”(Ibídem, p. 111) En el
cristianismo el maestro descubrió un medio muy efectivo de formación de
sentimientos en los niños señaló: “Importancia de una sólida educación
religiosa desde la tierna infancia, para infundir sentimientos tiernos y
elevados.”(Ibídem, p. 111) Como complemento de lo afirmado consideró que la educación religiosa actúa sobre
los sentidos, el corazón y la razón, para proporcionar felicidad y modos de
actuación ajustados a valores morales universales, por esa causa aseveró: “La religión, lejos de
estar en pugna con la filosofía, le presta el más firme de sus apoyos para
hacer triunfar la causa del género humano.”(Ibídem, p. 111)
Conclusiones
El valor educativo del Elenco de 1835 radica en que mediante la enseñanza de sus proposiciones, Luz inspiró
en la juventud un espíritu de crítica filosófica y de ciencia muy imparcial y
agudo. Otro aporte trascendente de este documento radica en la renovación
radical de los métodos, contenidos y objetivos de la enseñanza filosófica en
Cuba constituía, como respuesta ajustada a las necesidades sociales de su
tiempo y coherente con los objetivos de la Reforma educacional, en su
proyección pedagógica, didáctica, metodológica, estética, axiológica y
sociológica.
Referencias
bibliográficas
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A. (2001). Ensayo Introductorio. José de la Luz y Caballero. Las raíces de una
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En Escritos
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Habana: Editorial Universidad de La Habana.
[1] Víctor Cousin, fue el fundador y la cabeza principal del eclecticismo espiritualista en Francia. Cousin influyó notablemente en el acontecer intelectual cubano de la década del treinta del siglo XIX.
[2] Manuel González del Valle, Adalid del eclecticismo espiritualista en
Cuba, condujo a un grupo de aliados contra Luz y Caballero en la Polémica sobre
el eclecticismo. Su concepción pedagógica negaba los principios de la educación
patriótica y el proyecto cultural nacional en desarrollo.
[3] Domingo de León y Mora,
discípulo de Manuel González del Valle y
partidario de Cousin, intervino contra Luz y Caballero en la Polémica
sobre el eclecticismo.