El espíritu transformador y creador
del proyecto educacional del maestro cubano Luz y Caballero II
The
transformer and creator spirit of the Cuban teacher's educational project Luz y
Caballero II
*Falconeri Lahera-Martínez
*Universidad de Holguín. Licenciado en Educación, especialidad Filosofía.
Doctor en Ciencias Filosóficas.Profesor Titular, falconerilm@uho.edu.cu
|
|
Resumen
Los resultados expuestos
en este trabajo constituyen una continuidad del artículo de igual título,
presentado por su autor en el número anterior de esta revista. El estudio del
tema comienza por el análisis de los
aportes que a la teoría científica de la educación realiza José de la Luz y Caballero en su Informe sobre la Escuela Náutica de
1833. El objetivo fundamental del
texto estuvo dirigido al examen minucioso del despliegue teórico
presentado por Luz, desde su posicionamiento patriótico, a partir del cual
fue gradualmente revelando el espíritu transformador y creador de su proyecto
educacional, al realizar contribuciones trascendentales a la pedagogía y la didáctica
en el Informe sobre la Escuela Náutica.
La investigación exigió la aplicación de los métodos más ajustados a las
características del tema, priorizándose
el trabajo con las fuentes reunidas, cuyos datos fueron generalizados
mediante los procedimientos lógicos del conocimiento científico. Palabras clave: filosofía de
la enseñanza; educación nacional; escuela normal; Instituto cubano; patriótico |
Abstract The results
exposed in this work constitute a continuity of the article of same title,
presented by their author in the number previous of this magazine. The study
of the topic begins with the analysis of the contributions that he/she
carries out José de la Luz y Caballero in its Report on the Nautical School of 1833 to the scientific theory of
the education. The fundamental objective of the text was directed to the
meticulous exam of the theoretical unfolding presented by Luz, from its
patriotic positioning, starting from which was revealing the spirit
transformer and creator of its educational project gradually, when carrying
out momentous taxes to the pedagogy and the didactics in the Report on the Nautical School. The
investigation demanded the application from the adjusted methods to the
characteristics of the topic, being prioritized the work with the gathered
sources whose data were generalized by means of the logical procedures of the
scientific knowledge. Words key: Philosophy of the teaching;
national education; normal school; Cuban Institute; patriotic |
Introducción
Este
trabajo continúa el estudio del proyecto educacional lucista, realizado en el
artículo publicado por este autor con similar título, en el número anterior de
esta revista. Los lectores descubrirán aquí una visión renovada del rol
desempeñado por el ilustre pensador en la teorización científica, en torno a
conceptos fundamentales que expresan las más importantes cualidades aportadas a
la educación que sirvió de base a la formación de la cultura cubana. El objetivo fundamental del estudio estuvo
dirigido al examen minucioso del despliegue teórico presentado por Luz,
desde su posicionamiento patriótico, a partir del cual fue gradualmente
revelando el espíritu transformador y creador de su proyecto educacional, al
realizar contribuciones trascendentales a la pedagogía y la didáctica en el Informe sobre la Escuela Náutica.
La pesquisa científica desplegada exigió
la aplicación de los métodos más ajustados a las características del tema. En
virtud de ello, fue priorizado el procesamiento de las fuentes del conocimiento
reunidas, cuyos datos fueron generalizados mediante los procedimientos lógicos
del conocimiento científico. El autor seleccionó los materiales de trabajo, en
correspondencia con las demandas del proceso investigativo y orientó la
investigación hacia el cumplimiento del objetivo declarado.
Resultado
y discusión
El trabajo de Luz y Caballero, objeto de
análisis en este artículo es el Informe
sobre la Escuela Náutica, el cual inicia anunciando que en la sesión de la
Real Junta de Fomento de Agricultura y Comercio del 11 de diciembre de 1833, la
Comisión inspectora de la Escuela Náutica presentó el Informe correspondiente a
la creación de un instituto científico en el poblado habanero de Regla, semejante
al asturiano. En ese mismo párrafo inicial, desde un posicionamiento
patriótico, Luz determina con precisión que será construido “[…] un instituto
científico con arreglo a las necesidades del país […].”(1952, p. 210) En un
fragmento posterior nombró Instituto cubano a la institución propuesta.
Luz argumenta que en grandes ciudades
españolas como Madrid y Barcelona han sido fundadas escuelas para la enseñanza
de la Aritmética, Geometría, Mecánica, Química y Delineación, aplicadas a las
artes y a la agricultura.
La apertura de un Instituto científico
en Cuba aportaría una nueva oportunidad para la aplicación del método
explicativo en la enseñanza de las diferentes materias que en ella serían
impartidas. Según sus criterios, la aplicación del método explicativo elevaría
notablemente los resultados del aprendizaje de los jóvenes porque:
Este
método se reduce a hacer discurrir a los alumnos sobre cuanto leen,
explicándoles palabra por palabra según va siendo necesario para la
inteligencia del discurso. A poco que se reflexione, se echará de ver que no es
indiferente la elección del texto: demostrando así la razón como la
experiencia, que de ninguna clase de libros se saca más partido para comunicar
buenos hábitos al entendimiento como de los que describen fenómenos de la
naturaleza o procedimientos del arte. Así se acostumbra a los discípulos a
seguir desde la infancia un método esencialmente baconiano, esto es, marchar de
los hechos a las consecuencias por la cadena de la inducción. (Ibídem, p. 235).
Al analizar la importancia de la
creación del Instituto cubano, el maestro planteó: “[…] prescindiendo de las
incalculables ventajas materiales que reportan a la industria de las naciones, son los templos donde se mantiene
perenne la lumbre sagrada de Minerva, para encender las luces que han de
difundirse por horizontes más tenebrosos.”(Ibídem, p. 236) En otro fragmento
precisa el objetivo social del instituto científico: “Abrir nuevas carreras a
la juventud de nuestra patria, condenada a consagrarse exclusivamente al foro,
a la medicina o a la holganza; difundir los conocimientos químicos para perfeccionar
la elaboración de nuestros frutos y aprovechar nuestras ventajas naturales; […].”(Ibídem,
p. 238)
Según sus criterios, la fundación de esa
institución, por su carácter práctico, respondería a las más urgentes
necesidades de la patria. Asimismo, estimularía la expansión de los más amplios
conocimientos de las ciencias naturales y las matemáticas, y en él podrían
formarse en Cuba, “[…] sin necesidad de mendigar al extranjero, hombres capaces
no sólo de concebir, sino de ejecutar grandes planes aun en sus últimos
pormenores; mejorar algunas profesiones de las existentes, proporcionándoles
otros datos de que han menester para progresar; […].”(Ibídem, p. 238). En otro fragmento del documento ratificó la idea antes
expuesta: “No dejemos nunca escapar la coyuntura de proveernos de los hombres
más experimentados donde quiera que se presenten, mayormente en un país
naciente donde no se encuentran ni pueden encontrarse en tanto número como en
Europa.”(Ibídem, p. 281)
En el texto Luz comenta, que por encargo
del monarca español, las Juntas de Comercio y Fomento están facultadas para certificar
la fundación de esas instituciones; es decir, en Cuba correspondía al consejero
de Estado Intendente de Ejército Conde de Villanueva, aprobar el audaz proyecto
del Instituto cubano en la Real Junta de Fomento de Agricultura y Comercio. No
obstante, Luz insiste en la confirmación de su posicionamiento patriótico, pero
también deja clara su intención de cumplir estrictamente con las disposiciones
reales que normaban la erección de esas instituciones, para no dar ningún
motivo que pudiera ser usado como pretexto para no admitir su creación, al
respecto comenta:
“Teniendo,
pues, a la vista todos estos antecedentes, sin olvidarse de la economía,
atendiendo muy principalmente al fin de combinar el Instituto Náutico con el de
otras ciencias físicas y matemáticas y de dar a la institución un sesgo
enteramente práctico y aplicable a nuestras preferentes necesidades, y
finalmente atemperándose hasta donde lo permitan las circunstancias del país a
la letra de la soberana disposición de 12 de febrero de 1832, por ser su sabio
espíritu nuestro principal norte; […].” (1952, p. 239).
Resulta muy polémica la nota que en el
informe restringe la admisión de candidatos a matrícula solo a estudiantes
blancos (Ibídem, p. 239). La nota señalada ha sido objeto de fuertes crítica
que conducen a minimizar las extraordinarios contribuciones pedagógicas y didácticas
realizadas a la educación cubana.
Sin intención de polemizar con quienes
consideran esa nota como una inconsistencia ideológica de Luz, es importante
recordar que su objetivo principal era, en primer lugar, lograr la aprobación
del Instituto Cubano, para promover a planos estelares su proyecto educacional
e impulsar el desarrollo social del país. El autor de este artículo considera,
que como el Conde de Villanueva era la personalidad que, en representación del
monarca, determinaba la aprobación de la fundación del Instituto Cubano, la
nota fue solo un pretexto para que aquel perdiera de vista la esencia revolucionaria
del proyecto, y así facilitar su aprobación.
Por otra parte, es necesario aclarar que
Luz tenía plena conciencia de que la fundación de una institución educacional
práctica y moderna suponía el desarrollo de una cultura independiente, lo cual
constituía un reto al sistema colonial imperante. Por esa causa, el gran
educador blindó su proyecto con una coraza patriótica, que por sí misma
resultaba desafiante, y aportó, en este su informe y en artículos posteriores, contundentes
pruebas de que su proyecto educacional es inclusivo y posee un sólido carácter
nacional y popular, lo cual constituyó su gran objetivo estratégico.
La concepción lucista sobre el
patriotismo sintetiza la gran misión pedagógica asignada a la nueva escuela de
métodos y sentimientos, que pretendía fundar en Cuba. La escuela debía formar
costumbres, tradiciones, manifestaciones artísticas y principios éticos en los
niños y jóvenes, ajustados a las necesidades educativas del proceso de
formación nacional. Del mismo modo, la educación debía convertirse en un
bastión de resguardo de los intereses nacionales y la primera promotora del
ideal de unidad cultural cubana, en torno a una lengua común. Su objetivo
supremo era, forjar en los hijos de la patria un elevado sentido del deber y la
responsabilidad por lograr la prosperidad material y espiritual del país. De
ese modo, el patriotismo simbolizó el compromiso de la educación de su tiempo a
fraguar la defensa de una educación, un arte, una ciencia, una economía y un
pensar de raíz insular, sobre los cuales germinaría la identidad cubana.
La amplia visión aportada por la
didáctica alemana sobre la organización curricular de un centro de educacional, lo condujo a
considerar que en el Instituto Cubano podrían enseñarse inicialmente las
siguientes materias: Matemáticas, Dibujo lineal, Náutica, Física, Química y
Lenguas vivas. Luego agrega que el plan de estudios[1]
debe variar en función de las demandas sociales; pero advirtió, que de ninguna
forma de imitarse a lo que hacen otros países: “Ni en la substancia ni en el
modo debe concebirse un plan científico para la Habana como se concebiría para
Londres o para Berlín.”(Ibídem, p. 241)
De acuerdo con sus criterios, en la
nueva institución es necesario impartir clases prácticas de composición en
lengua española. Del mismo modo, es imprescindible desarrollar clases de
gramática y literatura. Los maestros deben dirigir la mente de los estudiantes
hacia la adquisición de conocimientos, mediante un aprendizaje autónomo. Pero
es necesario enseñar a los alumnos a guiar el discurso mediante preguntas bien
conducidas, para exigirles respuestas coherentes y ordenadas. “De este modo se
les infunde el saludable espíritu de investigación […].”(Ibídem, p. 243)
Asimismo, insistió en la necesidad de favorecer
el aprendizaje del arte de escribir, y al respecto expuso las debilidades
principales que manifiestan los jóvenes en las clases de composición: al redactar un asunto los
alumnos colman el texto con imágenes y figuras que complican la comprensión y
los alejan de la esencia. También consideró necesario priorizar la enseñanza de
las matemáticas para contribuir al desarrollo de la capacidad abstractiva de
los alumnos, por eso propuso favorecer la resolución de problemas.
Luz expuso que en el Instituto Cubano
debía aplicarse el método explicativo a todas las materias, incluida la clase
de composición, la cual debía convertirse en una clase especial de método
destinada a formar maestros. También explicó el valor que los grandes
educadores alemanes asignaban al problema del método de enseñanza, destacó el significado
concedido por aquellos a la enseñanza primaria y
a la formación de maestros, respaldada por un gran desarrollo de la didáctica. De
ese modo, propuso instituir esa experiencia en el país.
Según sus criterios, en Cuba también es
necesario dar prioridad a la enseñanza primaria y la formación de maestros, por
esa causa expuso dos propuestas trascendentales: la erección de más escuelas
primarias en todo el país y la fundación de una escuela normal, adjunta al
Instituto Cubano. Luz se declara seguidor del postulado de François P. G. Guizot (1787-1874),
ministro francés de instrucción pública, y como aquel propuso proveer a “[…] la
escuela pública así constituida un maestro hábil y digno de la alta vocación
de instruir al pueblo.”(Ibídem, p. 252)
La primera propuesta está apoyada en la
idea de ampliar la educación pública en el país, bajo el auspicio de la Sección
de Educación de la Sociedad Económica de Amigos del País. De ese modo, el
contenido de los nuevos planes de estudios debían ser determinados, no por las
Cortes, sino por una institución representativa de los intereses nacionales en
formación. En esas condiciones, el sistema de educación pública sería el
garante principal de la supresión del dominio monopólico de la educación por la
Iglesia y constituiría el medio más efectivo de implantación de planes de
estudios, programas y métodos científicos, para lograr efectividad en la
educación patriótica de la niñez y la juventud.
Luz comprendió con total claridad que su
proyecto no podría llevarse a feliz término mediante la educación privada, que
era un tipo de educación selecta, desarrollada en escuelas pertenecientes a
instituciones ajenas al ideal nacional o a personalidades autorizadas por los mandos
coloniales. Estas instituciones no siempre estaban en condiciones de facilitar
el propósito de aplicar en la enseñanza métodos novedosos y planes de estudios
ajustados a las necesidades del país. Varios años más tarde el destacado
maestro explicó la esencia de su rechazó a la educación privada: “Esta por sí
sola nunca podrá ensayar al hombre para el desempeño de los papeles que tiene
que hacer en la sociedad.”(1950, p. 103)
La segunda propuesta, relacionada con la
fundación de una escuela normal, constituye en verdad, el gran objetivo del
informe; puede decirse que esta fue la jugada maestra del notable pensador
cubano. La apertura de esa institución permitiría formar en la patria los maestros
que protagonizarían la extensión de la reforma educativa a todo el país. Según
sus criterios, si hasta en los países más avanzados han fundado escuelas
especiales para formar maestros primarios “[…] qué no será en nuestro naciente
país, donde se hace tan necesario reformar desde la infancia las costumbres
del pueblo, peculiarmente contaminadas por la atmósfera de esclavitud en que
nacemos, vivimos y morimos.” (1952, p. 250).
En el texto Comenta que la escuela
normal tiene la gran misión de formar buenos maestros para la enseñanza
primaria, cuyos requisitos expone en el siguiente fragmento:
Un
buen maestro debe ser un hombre que sepa más de lo que se le exige enseñar, a
fin de que lo haga con inteligencia y con gusto; que tiene de vivir en una
esfera humilde, y sin embargo estar dotado de un alma noble y elevada, para
poder sostener aquella dignidad de carácter y porte sin la cual jamás logrará
el respeto y confianza de los padres […]. (Ibídem, p. 252).
En su análisis del objetivo de la
escuela normal explicó: “Formar maestros que se acerquen a este modelo es
difícil empresa; y ello hemos de lograrlo, o no se ha dado un paso por la
instrucción elemental.”(Ibídem, pp. 252-253) La fundamentación de la necesidad
de formar maestros y la argumentación de la viabilidad y factibilidad de la
escuela normal, condujo al gran pedagogo
a enriquecer sustancialmente su teorización en torno a temas vitales de la
Ciencia de la Educación, desde el concepto filosofía de la enseñanza:
Para
alcanzar estos fines primordiales se hace indispensable dar a los alumnos de
maestro nociones exactas de la filosofía de la enseñanza, del modo de dirigir
la mente de los niños, del de transmitir los conocimientos, del arreglo
material de todo lo relativo a la escuela, de los avíos y utensilios (que de
tales disposiciones materiales suele pender a veces un gran resultado moral),
de los medios y hasta de los ardides a que es necesario recurrir para fijar la
atención y aprovechar el tiempo; en una palabra, es forzoso amaestrarlos en
cuanto pertenece a la teoría y práctica de la educación moral, a la dirección
del entendimiento y la enseñanza del método; o como se dice técnicamente en
Alemania: adoctrinarlos en la Pedagogía, la Didáctica y el Método.
(Ibídem, p. 254).
Luz establece que la formación de
maestros permitirá desarrollar en los niños y jóvenes un elevado espíritu de
investigación e interés por las ciencias. Pero aclaró, que es necesario
concentrar la atención en el desarrollo del pensamiento de los estudiantes con
el uso de métodos que estimulen el aprendizaje. Al respecto estableció que “[…]
el verdadero criterio de la bondad de los métodos debe cifrarse en la
universalidad de su aplicación, y en amaestrarnos a sacar partido de nuestros
esfuerzos peculiares.”(Ibídem, p. 258) Si esto es cumplido nadie puede imaginar
hasta qué punto pueden llegar los estudiantes en el aprendizaje. A los
anteriores criterios adicionó varias iniciativas metodológicas y de
organización de las actividades educacionales para lograr la factibilidad de su
proyecto educacional:
Ø “1º
Establecida la enseñanza bajo este pie de práctica, se tocará la ventaja
inapreciable que se saca principalmente con el sistema explicativo […].”(Ibídem,
p. 259) Desde esta perspectiva, recomendó la actualización de los métodos de
enseñanza y la aplicación creadora del método explicativo en todas las enseñanzas.
Asimismo la propuesta lleva implícita la tarea de extender la iniciativa a las
escuelas públicas de todo el país.
Ø “2º
Aquí se presenta la ocasión de promover conferencias y consultas con otros
maestros, y comunicarse recíprocamente los resultados de sus observaciones
particulares.”(Ibídem, p. 260) Es esta una de las iniciativas más
sobresalientes porque incide directamente en el crecimiento profesional de los
maestros y en el perfeccionamiento de sus experiencias pedagógicas y didácticas.
Ø “3º
Como parte de práctica se irá acostumbrando a los alumnos al mando y régimen de
algunos ramos de la escuela.”(Ibídem, p. 260)
Ø “4°
De aquí pueden salir jóvenes encargados de inspeccionar las escuelas de los
campos y establecer los buenos métodos; es decir, que se podrán reformar dentro
de poco las escuelas actuales con los mismos elementos de que constan […].”(Ibídem,
p. 260) Esta iniciativa es muy importante porque está relacionada con la tarea
orientar y controlar el cumplimiento de la aplicación de las novedades
pedagógicas de las escuelas públicas del campo y otros sitios apartados.
Ø “5º
De la clase normal del Instituto podrá salir presto un periódico dedicado
exclusivamente a educación, y sobre todo a método; periódico que es una de las
más urgentes necesidades del país.”(Ibídem, p. 260) Es esta otra de las
grandiosas iniciativas del notable educador, que daba la posibilidad a los
maestros de publicar y generalizar los resultados de sus investigaciones y
experiencias pedagógicas.
Ø “6º
Así se promoverá igualmente el espíritu de asociación entre los maestros, como
se verifica con éxito admirable entre los alemanes.”(Ibídem, p. 261) Esta
iniciativa estimularía el intercambio de experiencias pedagógicas para lograr
el perfeccionamiento de las estrategias de formación de niños y jóvenes.
Ø “7º
Entonces, difundidas las buenas ideas, se podrán quizás generalizar los
rudimentos de la geometría y del diseño, tan necesarios al hombre social en
todas ocasiones, a la par de la lectura y la aritmética.”(Ibídem, p. 261) También será posible enseñar ciencias
naturales y gramática.
Ø “8º
La escuela normal, verdadero foco de donde saldrán las luces que han de
repartirse, verdaderos centros de unión para todos los institutores, será el
medio más eficaz de alcanzar una educación realmente nacional […].”(Ibídem, p.
261)
Aunque en 1833 aún no había nacido la
nación cubana, Luz otorgó un carácter
nacional a su proyecto educativo porque sus resultados estaban pensados para
ser aplicados en todas las escuelas públicas del país. Además, sus objetivos
sociales concordaban perfectamente con los intereses nacionales en formación. Esta
acción favorecía la uniformidad en el uso de los nuevos métodos de enseñanza, y
permitiría trazar líneas comunes con
relación a los planes de estudios, programas, medios de enseñanza y reglamentos
escolares. La concepción lucista de educación nacional estaba animada por un
ideal cultural que llevaba implícita la misión de divulgar ampliamente los
resultados de la reforma educativa, crear nuevas costumbres y forjar una
conciencia nacional, la cual prepararía el camino para pensar en Cuba como
nación.
Después de concluida la fundamentación
de la escuela normal, imbuido de la mejor influencia del espíritu utilitario
del pensamiento filosófico y económico modernos, propuso abrir en el Instituto
Cubano una clase separada de Geometría y Mecánica aplicadas a las artes, para apoyar
los estudios de oficios relacionados con la actividad fabril, porque muchas
operaciones de la agricultura cubana dependían de maquinarias de alto nivel de complejidad
técnica. Del mismo modo, propuso introducir la enseñanza de la Geometría y la Mecánica
de las artes, como parte integrante del curso de Geometría y de Física
experimental. También reflexionó acerca de la posibilidad de impartir clases de
Mineralogía, Historia natural, Economía política y las ciencias llamadas
morales.
Luz consideró necesario aportar un sello
más práctico y aplicable a las necesidades del desarrollo económico del país a
la enseñanza de las matemáticas, por esa causa propuso la introducción de curso de Aritmética con
ejercicios mercantiles, como teneduría de libros, cambios, etcétera; curso de
Álgebra, con ecuaciones de 2º grado; curso de Geometría especulativa; curso de
Trigonometría rectilínea y esférica, con un apéndice de secciones cónicas; cursos
de Geometría práctica y geodesia, con ejercicios sobre el terreno,
levantamiento de planos y demás operaciones topográficas. Con respecto a la
enseñanza del Dibujo lineal consideró oportuno introducir los principios de
dibujo natural, los elementos de perspectiva, el estudio de adornos y las
aplicaciones a la arquitectura.
La clase de Náutica fue proyectada a
partir de un curso de Geografía matemática, Física y Política. También podrá
enseñarse Cosmografía y Astronomía práctica o de observación. La clase de
Física estaría constituida por cursos de esa ciencia que incluían nociones de
Cristalografía; Propiedades generales de los cuerpos; Leyes y consecuencias de
la pesantez; Leyes del movimiento y Mecánica; Acústica; Hidrostática,
Hidráulica, y Neumática. En la clase no faltarían las nociones de Astronomía,
ni el estudio de las teorías de Isaac
Newton (1643-1727) y Pierre Simon
Laplace (1749-1827). Según sus criterios, los cursos que lo requirieran,
podrían auxiliarse de los instrumentos ópticos y astronómicos aportados por
personalidades como John Dollond
(1706-176), Joseph von
Fraunhofer (1768-1826) y Giovanni
Battista Amici (1786-1863). La segunda parte del curso de Física
constaría de cursos de Óptica, Calórico, Electricidad, Galvanismo, Magnetismo,
Electromagnetismo y Meteorología.
También consideró necesario incluir en el
plan de estudios un “[…] curso especial de religión con un sinnúmero de otros
requisitos indispensables para asegurar el resultado.”(Ibídem, p.262) Es
importante aclarar, que el enfoque
cultural aplicado por Luz a su interpretación de la religión como fenómeno
social, lo condujo a reconocer sus profundas potencialidades pedagógicas y axiológicas. Por esa
causa, vio en la religión cristiana un medio valioso para consolidar la
formación de virtudes morales, costumbres, y sentimientos de amor a la patria
en los jóvenes.
Luz considera que la enseñanza de la
Química y demás ciencias naturales deben estar en función del desarrollo
industrial, agrícola, mercantil y financiero del país. Por esa razón, propuso
que la clase de Química del Instituto Cubano explique cómo aplicar los
resultados de esa ciencia a la agricultura del país. Asimismo, propuso dar prioridad
a la práctica y examen de los procedimientos empleados en la atención cultural
a los suelos y los cultivos, la elaboración y uso de abonos, y el procesamiento
industrial del jugo de caña. “En suma, el profesor deberá promover cuantas
investigaciones y ensayos propendan a resolver todos aquellos problemas de cuya
solución depende directamente la prosperidad, o al menos el alivio del
laborioso cultivador.”(Ibídem, p. 273)
Al explicar sus novedades en cuanto a la
enseñanza de idiomas extranjeros, explicó que para promover el desarrollo dinámico del país,
era necesario enseñar los idiomas de los países adelantados de Europa y América.
También expresó el interés de formar comerciantes bien instruidos, como
condición para tener hombres de negocios resueltos, por ello planteó: “[…] para
los negociantes de nuestro país no hay lenguas más útiles que la inglesa y la
alemana, por ser vastísimas nuestras relaciones con los angloamericanos, bien
considerables con la Gran Bretaña, y no de poca monta con las ciudades
anseáticas.”(Ibídem, p. 273)
También dedicó especial atención al
análisis de la influencia que el director del instituto ejerce sobre sus
estudiantes, el siguiente fragmento sintetiza la universalidad y actualidad de
sus ideas sobre el tema:
Esta
influencia podrá ganarse por diferentes medios, pero ningunos más eficaces que
el crédito y la reputación científica entre los mismos escolares; siendo el
mejor camino de llegar al blanco el comercio grato y frecuente con ellos que
solamente lo proporciona el ministerio de la enseñanza. La reputación
científica y moral son dos palancas, y las únicas palancas con que un director
llevará a sus alumnos por donde quiera y hasta donde quiera en la carrera de
las ciencias y las costumbres. (Ibídem, pp. 281-282).
Al referirse a los requisitos que deben
caracterizar a los profesores del Instituto cubano señaló: “Aptitud,
entendimiento, entusiasmo y honor: espuelas con que harán milagros en la
carrera de la enseñanza; y ved ahí los caracteres que forman el epílogo de la
verdadera vocación.”(Ibídem, p. 383) Los profesores tendrían la tarea de
preparar los estudiantes para promover el movimiento económico, como condición
del enriquecimiento de la vida espiritual del país. Pero advirtió, que el
propósito pedagógico supremo de la institución era formar convicciones y
principios patrióticos en los jóvenes. Por consiguiente, constituyó una
prioridad “[…] formar el corazón por medio de otros rasgos escogidos,
procurando inspirar en ellos nobles sentimientos de honradez y de patriotismo
al par que las santas virtudes domésticas, base indestructible de la religión y
de la sociedad.”(Ibídem, p. 294) En el texto manifiesta su rechazo al
enciclopedismo que pretendía invadir la educación cubana, y al respecto
establece: “Hombres más bien que académicos es lo que trata de formar el
Instituto; ved aquí, señores, lo que reclama el siglo de todos los planes
de instrucción.”(Ibídem, p. 295)
En esta magna obra de la educación
cubana del siglo XIX, Luz propuso regular la entrada de profesores en la nueva
institución mediante exámenes de aptitud, para evaluar con justeza la idoneidad
de los candidatos para la enseñanza, pero advirtió que el criterio más objetivo
para evaluar a un profesor es la clase. Así consideró que la entrada de buenos maestros
al Instituto Cubano, sería la garantía del cumplimiento
del encargo impuesto por la época de cambios y transformaciones que
vivía la sociedad cubana.
Conclusiones
El Informe sobre la Escuela Náutica constituye uno de los documentos, elaborado por Luz y Caballero, más importantes para la educación cubana. El texto aporta una exposición minuciosa del despliegue teórico desarrollado por Luz, desde su posicionamiento patriótico hasta los conceptos filosofía de la enseñanza y educación nacional, que permitió revelar el movimiento regular del espíritu transformador y creador de su proyecto educacional, al realizar contribuciones trascendentales a la pedagogía, la didáctica y la organización escolar.
Referencias
Bibliográficas
Luz y Caballero, José de la. (1952). Informe sobre la Escuela Náutica.
En: Escritos
educativos, t.1. La Habana:
Editorial Universidad de La Habana.
[1] Aunque Luz utilizó los términos plan de
enseñanza, plan de educación y plan científico para referirse al concepto plan
de estudios, fue en el Informe a la Escuela Náutica donde introdujo ese
concepto.